El hijo de púrpura de Haddock.

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Anna

Entré en mi salón de clases como solía hacer normalmente, estaba frustrada, y con un chocolate en la mano. Me senté y comí mi chocolate lo más rápido que pude, traté de parar para saborearlo un poco pero me fue imposible.

La comida siempre me hace sentir mejor.

Suspire, recordando la causa de mi frustración: ya casi es un año. Dios, ¿porqué el tiempo pasa tan rápido? La extraño mucho, digo, ¡es mi hermana! ¿cómo no voy a extrañarla? Es como perder una parte de mi que tengo desde nacimiento. Y así es de algún modo, tengo a Elsa desde el día en que nací. Siempre estuvimos una para la otra, como los tres mosqueteros... solo que éramos solo nosotras. El día pasa tan rápido que cuando me quiero dar cuenta ya estoy en casa, completamente sola. Los demás dijeron que vendrían más tarde, aunque no habrá mucha diferencia. Bueno, ver a Kristoff no me hará mal... nada mal.

Subo las escaleras con ganas de acostarme antes de que vengan mis amigos, mi mirada atraviesa el pasillo hasta la puerta de la habitación que solía ser de mi hermana. Cuando me quiero dar cuenta ya estaba ahí, un pequeño dolor me atravesó el pecho. Su habitación seguía igual, a excepción de que se estaba más vacía que una escuela en domingo. Salgo lo más rápido posible de ahí y voy a mi cuarto, tiro mi celular a mi cama, mi celular rebota y se cae el suelo. Hijo de su fruta madre, ojalá no se haya trisado la pantalla.

Me tiro en mi cama, dejando mi celular en el piso, para que 5 segundo después comience a sonar la canción Heartbroken de Karim, estiro mi mano sin levantarme de la cama y lo busco por el suelo, luego de literalmente violar el suelo tomo mi celular y lo llevo a mi oreja sin siquiera fijarme quién es.

-¿Hola?-pregunté despegando mi cara de la almohada, ¿porqué son tan cómodas?.

-Abre la puerta Arendelle, hace frío-me dice la voz de Mérida-y no soporto estar al lado de la parejita feliz, ¡así que apúrate!

Y con eso cuelga, que amable Mer, pero bueno en cierta parte le entiendo, estar al lado de Rapuzel y Eugene cuando están en modo caramelo no es bonito. Me levanto de mi cama queriendo tirarme en ella de nuevo, bajo y abro la puerta. Mérida entra y me abraza, dramatizando el echo de que "le salvé la vida".

-¡Nunca me vuelvas a dejar con esos dos!-Me gritó señalando a la rubia y al Pinocho.

Me reí.

-Cállate Mer, no es mi culpa que no puede resistirme a él-dijo Punzie mirando a Eugene como si quisiera violarlo salvajemente, Eugene le devolvió la mirada.

Mer y yo nos miramos con unas lindas muecas de asco. Los tortolos comenzaron un lindo y asqueroso apareo de bocas, intercambiando saliva. Mérida se fue directo a la cocina por comida, y yo me senté en el sofá.

-¿Y los chicos?-pregunté después de que mis amigos se separaran.

-Hiccup y Kristoff están en camino-me respondió Rapunzel sonriente. Levanté mi ceja, alguien faltaba.

-¿Y el gnomo?

-Anna...

-¿Qué? Es un gnomo, uno inteligente, pero lo es.

Punzie rodó los ojos, nunca le gusto que le dijera gnomo a Hiro, por alguna razón le trataba como si fuera su hermanito, aunque la verdad es que a ella le encantan los niños.

-Hiro no podrá venir, no sé que cosa tenía que hacer hoy con Tadashi.

sonreí.

-Tadashi es lindo.

-¡Tadashi es sexy!-se escuchó decir a Mer desde atrás de nosotras.

-Les recuerdo que las dos tienen novio-dijo Eugene cruzándose de brazos y alzando una ceja.

Mi Vecino (Jelsa) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora