Lindo Conejito • Sookai (Omegaverse).

~Capítulo 5.

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—¡A-AH! ¡ALFA! —el chillido de Kai me hace moverme más rápido, y él rasguña mi espalda con sus uñas—. ¡Alfa...! Mmg...

Sus orejitas se levantan de repente, y yo gruño de satisfacción por estar moviendome en su interior.

Las paredes rugosas y tibias de su vagina son tan exquisitas, que me he sacado la lotería con él.

Veo como mi pene entra y sale de su cuerpo y como está cubierto de los fluidos del conejito, toda una imagen morbosa demasiado excitante.

Amasó sus muslos con cuidado, pero sonrió travieso cuado se me ocurre algo... Doy un pequeño azote en su glúteo, viendo como la zona toma una tenue coloración rojiza.

—¡AY! —grita asustado, y Kai me mira sorprendido—. Soobin...

Dice mi nombre con un gemido lastimero, pero me abraza fuerte, enterrando su rostro en mi cuello.

—Pídeme que sea tu alfa —le gruño contento, y continúo moviendome con profundidad, pero sin apurarme—. Hazlo Kai.

Uso mi voz de mando, lo que provoca que Kai tiemble, pero sus feromonas solo delatan que está excitado.

—S-soobin, quiero más... —llora, y sus lágrimas mojan mis hombros—. Más fuerte, quiero que tú... ¡Mnhh!

No puede terminar de hablar, porque vuelvo a besarlo, y aumento el movimiento de mis estocadas haciéndolas más rapidas.

Los gemidos de Kai son ahogados por mis labios. Y eso hace que le preste atención a  como cada vez se escucha más fuerte el chapoteo de nuestros fluidos.

Es una sinfonía de ruidos, que no es opacada por la tormenta de afuera, y agradezco eso.

Mis muslos son manchados de su lubricante, y siento como mi orgasmo está por llegar.

Sonrió por saber que pronto lo marcare y tendré un lindo omega para mí.

—¿Te gusta que te toque aquí? —pregunto entretenido, cuando vuelvo a jugar con el clítoris del omega y él cierra sus ojos con fuerza.

—¡A-alfa! ¡SÍ! —grita cuando estímulo con rapidez y dureza su clítoris. La respiración del omega se vuelve loca y él intenta mover su cadera—. M-MÁS, ¡MÁS ALFA!

Solloza perdido en el placer y sus feromonas se hacen más fuertes.

Yo beso su cuello y dejo chupones en toda su extensión. Saboreo el sabor que tiene Kai y muero de ganas por morderlo.

Dios mío, si fuera un primitivo, después de cogermelo, terminaría comiendomelo.

Que suerte que no quiero a este chico para eso, tiene demasiada suerte.

—Damelo Kai, correte de nuevo —estimulo con fuerza sus pliegues, pero Kai tiembla por lo que le ordeno—. Eres un estúpido omega que no puede controlar su cuerpo, pero necesito que me des tu maldito orgasmo.

Me burlo de él, pero obtengo lo que pido.

Un fuerte orgasmo del conejito, que moja la cama.

Kai cae de nuevo en el colchon, y yo sonrió hacia él para besarlo.

—A-alfa... —me llama cansado, pero se endereza para sostener mi rostro entre sus manos—. ¿Me vas a dar tus bebés?

Pregunta viéndome a los ojos y yo me rio.

—¿Sabés lo que tengo que hacer? —interrogo, pero saco mi miembro de su interior dejándolo vacío—. ¿Sabés cómo un omega queda embarazado?

El conejito asiente, pero me sorprendo cuando toma mi pene aún erecto y lo acaricia con cuidado.