Capitulo 3

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Anastasia:

-Vamos, despierta -Me levanto alarmada y cuando veo la melena rubia de mi hombre recuesto la espalda en la pared. -¿Estás bien, Cariño?

Su calor me envuelve mientras me da un beso en la coronilla, rompo en llanto con miedo

-Tranquila, Linda, ya estoy aquí -susurra-. No pasa nada

-¿Vas a sacarme? -Pregunto y Apoya su frente contra la mía mientras trato de contener las lágrimas. -Vete, si mi padre...

-Shh, tu hermana me dejó entrar un momento -Sus labios acarician los míos de forma cariñosa y no entiendo el asco que me invade de un momento a otro -Está afuera, Son las 5 de la mañana y vendrán por ti a las 7

-Escapémonos hoy -Murmuro

-¿Estas loca? Sería mi sentencia de muerte -me dice ofendido y me apartó con el ceño fruncido

-¿Nos amamos, no? Eso es lo importante -Suspiro levantándome del suelo -Está noche te voy a esperar en el árbol de siempre, Cucaracha

-Te dije que no me gustaba ese apodo -Suspiró, negando dramáticamente con la cabeza

-Es el que me gusta a mi

La puerta se abre de nuevo y me encuentro con Nemesia que mira enojada a mi rubio

-Te dije cinco minutos -Le reclama enojada -Por eso no me caes bien

El rubio se ruboriza al instante.

-Lo siento, señori... -Mi hermana levanta la mano callando al pobre -Con su permiso

Samuel sale y mi hermana parece darse cuenta de mi existencia, porque adopta una expresión sonriente

-No me mereces - Bromea sonriendo

-Tengo que irme -digo rápidamente a Nemesia, mientras miro nerviosa hacia la puerta.

-Sí, ve -responde Nemesia, con una mirada de comprensión-. No te demores.

Salgo rápidamente de la habitación, intentando parecer tranquila. Bajo las escaleras y me dirijo a mi dormitorio, donde comienzo a prepararme para la prueba de vestido.

Mientras me visto, no puedo evitar pensar en el rubio y en el Pelinegro. ¿Cómo pudo entrar sin que nadie lo viera?

Mi corazón late con fuerza al recordar su beso y su mirada cómplice. Pero también siento miedo. ¿Qué pasaría si mi padre o Massimo descubrieran nuestra relación?

Me sacudo esos pensamientos y me concentro en la tarea en cuestión. Tengo que salir de esta situación, y para eso, necesito mantener la calma y la inteligencia.

Respiro profundamente y salgo de mi dormitorio

-Klaus -llamo, buscando a mi pequeño hijo por toda la casa.

No obtengo respuesta. Me dirijo a la cocina, y por el camino veo autos negros estacionarse.

-¿Alguien ha visto a Klaus? -pregunto a las empleadas de papa

-No, señorita -responde una de ellas-. No lo hemos visto desde anoche.

-Es probable que esté escondido en algún lugar -digo para mí misma-. Klaus puede ser muy difícil de encontrar cuando no quiere ser encontrado.

A pesar de mi intento de tranquilizarme, siento un pequeño nudo en el estómago. Espero que esté bien.

No puedo permitir que mi preocupación por Klaus me distraiga de lo que está por venir.

-Espero que estés bien -susurro, antes de salir de la casa.

Bajo las escaleras de dos en dos intentando llegar a la puerta y cuando salgo me entretengo viendo como Nemesia habla con el italiano mejor amigo de Massimo. A Nemesia el mal humor se le nota de lejos y el parece disfrutar de eso

Bajo tu Dominio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora