Capítulo cuatro.

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El brillo del sol se reflejaba en sus dos pares de ojos pero él miraba en todo momento a la mujer que lo hizo probar una dulce y caliente sensación la noche anterior. Pensaba en cuanto había disfrutado, esa mujer llamada Midori lo había hecho tocar las estrellas con su delicado cuerpo.

Bien también pensaba en lo último que se había dicho para si mismo antes de dormirse, que ahora la había marcado a ella como de su pertenencia. Ahora Midori estaba bajo sus manos y él la tendría para sí mismo, ya que en sus ciento treinta años de vida nunca había experimentado un placer tal como el que pasó con ella.

Ella también iba en silencio pensando en lo delicioso que fue probar ese momento íntimo con él. Siempre pensó que cabía la posibilidad de llegar a los cuarenta años virginal debido a su poca interacción con hombres pero haberla perdido con un extraterrestre de tres metros de altura....eso ni siquiera ella podía creerlo aún. También sentía que él no querría irse definitivamente de su lado, no con esa proposición de querer satisfacer sus ansias de sexo. Entonces, ¿se habían convertido en una pareja sexual? ¿Sukuna comprendía ello? Fuera lo que fuese, la noche anterior le entregó un momento de emoción que la hizo sentir viva después de tantos problemas.

—¿Dormiste bien?

Se atrevió a preguntar Midori mientras conducía, aún tenían mucho por recorrer.

—Claro que sí, aún me siento fatigado.

—Por cierto lo de anoche...

—Lo de anoche fue jodidamente caliente y delicioso. Y ya te lo dije, si se tiene que repetir, así será y no quiero escuchar un no por respuesta.

Él la observó y notó nuevamente esa acción de sonrojo que ella tenía, deducía que significaba que le gustaba.

—Ya te dije que estoy de acuerdo...diablos, nunca pensé en que me pasaría algo así....como sea, ¡mira!

Sonriente señaló a un lado de la carretera, específicamente se acercaban a un parque de diversiones lo que dejó confuso a Sukuna.

—¿Qué es ese lugar?

—Es un parque de diversiones. Recuerdo que cuando hacíamos esta ruta con mis padres nos detuvimos una vez en ese parque, quiero que conozcas lo que es ir allí y divertirse.

Sukuna rodó sus ojos pero no se quejó ya que le daba curiosidad. Ocultó sus par de brazos en su sudadera y cerró su par inferior de ojos, así junto a Midori fueron directo a ese lugar y bien ingresaron, Sukuna miró todo con sorpresa.

—No entiendo para qué venimos a ver estructuras estúpidas con sucios humanos, maldición, está lleno de crías detestables.

—Sukuna, ¿puedes sonreír solo un poco? Hago esto por ti...

Ella lo observó levemente decepcionada y Sukuna suspiró pero mostró una leve sonrisa.

—Bien, ¿qué se supone que hacenos aquí? Guíame.

Midori con una sonrisa tomó su mano y al primer juego mecánico que decidió llevarlo fue a la montaña rusa. Él miró la altura del juego y en lo que consistía quedando un poco inquieto ya que si, el guerrero más fuerte de los Naknadanos tenía vértigo a las alturas.

—Nos toca~

—Espera...espera...¿es necesario subir a esa cosa? Digo, mírame, soy enorme para sentarme en uno de esos vagones..

—¿Estás asustado? No pensé que tendrías miedo.

Ella quiso reírse pero él frunció el ceño tomando la mano de la mujer y yendo directo al primer vagón sentándose de brazos cruzados, su aspecto imponente dejaba impresionado a las demás personas que subían detrás de ellos.

「Extraterrestrial Love」「Ryomen Sukuna 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora