Hola.
Pues solo quería decirles que estoy impresionado por el recibimiento del prólogo.
Pensé que ya no les interesaba mucho los fic de este sujeto pero me equivoqué jajaja.
Y en vista del cariño que le dieron pues ya no hay necesidad de crear un segundo prólogo, nos vamos a quedar con esta premisa.
Y en cuanto al tema del ship, pues hubieron muchas opiniones diferentes.
Así que supongo que solo voy a escribir y ya veremos con quien hace mejor conexión Denji.
En fin, continuemos con esto y a ver qué surge.
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Habían pasado algunos días desde que Denji arribó a la casa de Makima y desde entonces no había pasado nada relevante.
A palabras de ella, le encomendó que se mantuviera al margen puesto que su situación tenía que ser hablada por los altos mandos los cuales dirigían toda seguridad pública, por lo que no debía de llamar la atención hasta que tuviera una resolución de su parte.
Cosa que aceptó sin rechistar.
Después de todo ya no tenía la necesidad de ir a la calle y trabajar de lo que sea, puesto que Makima ya le proporcionaba lo necesario para estar cómodo.
Así que se limitó únicamente en cuidar a los perros de ella y ver televisión, cosa que le gustaba mucho.
Aunque tampoco era del todo cómodo, puesto que en la noche cuando regresaba la peli-roja, ella se disponía a entablar pláticas con él.
Cosa que le dió algo de desconfianza.
Si bien ya llegó a un punto en dónde posiblemente podía estar tranquilo, la realidad era diferente.
Sentía una mala vibra al estar cerca de Makima.
Algo le decía que esa mujer ocultaba más de lo que en verdad le demostraba.
Y aunque ya sabía de las intenciones de ella por controlar a Japón y al mundo en general, algo le decía que su deseo iba más allá de eso.
Por lo que solo se limitó a contestar vagamente lo que ella preguntaba.
Después de todo, tampoco quería que ella se volviera su enemiga.
Era mejor tenerla cerca y ganarse su confianza a su manera.
Aún si eso implica ser ruda con ella.
Así pues, en ese día Denji se encontraba viendo por el ventanal de esa casa las calles de Japón.
Le parecía extraño estar en un lugar así sin ningún tipo de preocupación.
Si bien tenía la fuerza y habilidad para ir y matar a los demonios, la verdad era que poco o nada le interesaba.
Él no vivía de eso, o al menos ya no.
Para la gente de esa sociedad, las acciones de exterminio de demonios era mas un trabajo y obligación del gobierno que alguna buena acción por parte de los que si podían matarlos.
Y Denji no era precisamente alguien que buscaba la atención para ser alabado.
Si obtenía algo que le favoreciera entonces lo haría, caso contrario, solo accionaria si su vida se ve en riesgo.
Después de todo, a la gente no le va a importar si muere o no.
Y viceversa.
- supongo que he perdido algo de mi humanidad...aunque creo que es mejor así.- dijo el chico el cual después de algunos minutos reflexionando, escuchó el sonoro rechinar de manija de la puerta principal, lo cual le dio a entender que Makima habia regresado.
