I-Creación, destrucción.

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La creación del nuevo mundo tuvo un gran evento que dió paso al destino, el Dios omnipresente libero una gran cantidad de energía onírica. Un torrente de luz y conciencia conectó al mundo astral con el universo terrenal. Este mundo creado en su conciencia era el reflejo de la divinidad, "el pléroma de la conciencia mística."

En esta creación celestial, los planetas y la luna se alinearon cual grandes dominios, listos para albergar a las almas humanas posteriores a la creación. El radiante sol ya no era un fuego ardiente, sino que se había vuelto una bella luz suave y cálida que iluminaba al "Edén" jardín que llevaba la paz.

En el Edén, el Dios omnipresente tomo una forma. Aunque era un cuerpo blanco y etéreo, parecía un títere vacío; carente de expresión alguna, carente de emociones. Esta figura observaba su creación a través de sus ojos que miraban más allá de su propio universo.

La creación del nuevo mundo, era simplemente un regalo de su conciencia divina, aunque accidental, simbolizaba el gran amor que sentía por su destino.
—¿Realmente existo? ¿Esta es mi conciencia o solamente es una ilusión? Sin embargo si pienso, es porque aquí estoy... ¿O acaso es solo mi conciencia, intentando jugar al juego que ya he perdido desde que ha iniciado?
Mis memorias de los universos anteriores se desvanecen, lentamente... Si soy capaz de olvidar estas memorias, ¿qué clase de divinidad soy? Ah sí... Esta es la tristeza luego de olvidarme de todo.—Pensó el Dios.

El Dios menor que abrazó a la tierra con tanto amor. Tuvo un choque de energía onírica, aunque de menor fuerza, infundió al planeta tierra con su regalo de despedida. Su cuerpo se desprendió y cada parte se desvaneció, volviéndose ADN dentro del gran océano.
Posteriormente, al igual que su padre, también apareció en el Edén con un cuerpo material, aunque tenía una especie de cabello membranoso color perla, una piel traslucida y fina, realmente era un Dios hermoso.

Posteriormente, al igual que su padre, también apareció en el Edén con un cuerpo material, aunque tenía una especie de cabello membranoso color perla, una piel traslucida y fina, realmente era un Dios hermoso

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El Edén finalmente comenzó a copiar cada forma de vida en la tierra, en pequeñas regiones dentro de su gran espacio, se había creado un lago, alrededor brotaban muchas plantas y salieron algunos peces. El Dios menor observaba con mucho amor y le daba nombre a cada cosa, finalmente eran sus propias creaciones.
Por otro lado el Dios mayor comenzó a hacer prototipos de lo que él llamo ángeles, intentaba crearlos como su "hijo" se miraba, aunque era bastante extraño, eran cuerpos membranosos que lograban levantarse, pero eran inútiles sin saber como pensar y finalmente se destruían al ser tan fragiles. El Dios mayor intentó darles un cuerpo etéreo como el suyo, cosa que funcionó, sin embargo no lograban que piensen sus prototipos, así que en un momento de desesperación arrancó un pedazo de su cuerpo y se lo brindó al prototipo, llenando su cuerpo de "energía divina" sin embargo eran una copia de él, así que los desecho.

El Dios menor adoraba mirar a su "padre" hacer creaciones fantásticas, se acercó a un prototipo de cuerpo etéreo y sacó un pedazo de su corazón, se lo colocó y comenzó a bombear energía divina, posteriormente le dió algo importante, un cerebro.
—Creador... Sin saberlo me creaste en tu curso, ni siquiera tú sabes cómo es que lo hiciste... ¿Cómo deberías llamarme? Lo que nos hace diferentes, es esto.—El Dios menor señaló hacía el cerebro arcano.

Réquiem para un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora