Ultimamente las conversaciones con su esposo resultaban mas agotadoras que de costumbre, su cabeza ondeaba solamente en retirarse del lugar, alejarse de la asquerosa presencia de su esposo al borde de la muerta cuya piel se desprendía al solo respirar.
Lo miró, pese a esos sus ojos le mostraban emoción, había lastima y algo de cariño en ellos, nada más, un aprecio por los años de matrimonio.
Su mano alcanzó la del rey desgastado, el la aceptó con un gemido de cansancio, como si respirar lo agotase al limite — y así era.
— He enviado una carta... — jadea, sus pulmones duelen, tose para abrir sus vías — una proposición...
— ¿de que hablas?
— Aemond — dice, su voz es ronca — lo he comprometido a la hija...la hija de Dorne..futura gobernante.
Alicent enarca una ceja, soltando un poco su tierno agarre a la mano de Viserys, entonces se muestra preocupada y algo molesta.
— ¿Porque no me has considerado en esta decisión? — la reina se muestra herida.
— Es mi hijo.
— ¡Es mi hijo también! — Alicent gruñe exaltada, alzándose de la mesa en la que ambos compartían la conversación, pasó su mano directamente por su rostro mientras intentaba apaciguar su furia – la cual creía incorrecta. — Aemond es mi hijo tambien, Viserys..
— Es...una decisión tomada — el hace una pausa para respirar, se aprieta el pecho y luego lo soba — la princesa...llega mañana a primeras horas del sol junto a su hermana pequeña.
La reina, cuyos puños se apretaron firmemente en la tela de los costados de su vestido verde oscuro, solo lo miró con rabia, mas que eso, desilusión pero no sorpresa, no era la primera vez que su esposo la descartaba de esa manera, después de todo solo servía cuando el lo encontraba pertinente. Pero ahora, que el estaba enfermo y débil muchas decisiones le competían a ella por su buen juicio, sin embargo parecía ahora no tener derecho a opinar sobre el supuesto matrimonio de su hijo, Aemond.
— No tengo nada que decir al respecto, me parece.
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Hidden desire | Alicent Hightower.
FanfictionEn el momento en que entró por esa puerta supo que sería su perdición más grande, su peor pecado y su propio 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑜 𝑜𝑐𝑢𝑙𝑡𝑜. Sus ojos negro profundos fue lo primero que le llamó la atención, sus cabellos finos y largos, mas oscuros que la n...