cuentos

- Amor -

— (Cuento dedicado a alguien que quiero mucho, él sabe quién es) —

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Dos hombres cuyos nombres no necesitaban ser nombrados, porque ambos se consideraban uno solo. Dos hombres que llevaban casados 4 años, pero en realidad lo han estado todas sus vidas, y la anterior a esta, y la anterior a esa, y la que le sigue. Han estado juntos desde que su mero concepto fue creado, aunque no sean capaces de recordarlo.

Dos hombres heridos, destrozados. Dos hombres que se sentían un asco, pero podían encontrar perfección en el otro en sus más imperfectos rasgos. Se querían, se amaban, se admiraban y se agradaban.

En sus sueños viajaban para poder seguir amándose allí, porque 24 horas no eran suficientes, ni besarse, ni acariciarse, ni abrazarse, ni tocarse, ni desnudarse, ni esconderse debajo de las sábanas, ni usar palabras y ni este cuento basta. Ellos necesitaban fundirse con el otro, ser uno solo, ser el otro. Así cualquiera podría abrazarse a sí mismo y, por ende, a su amado. Esto porque, el inicio de sus manos y las del otro, el inicio de sus labios y los del otro, el inicio de su cuerpo y el del otro, ese espacio que se producía cuando se juntaban, el cual los separaba, por más minúsculo que fuese, para ellos eran metros, kilómetros, millas, una infinidad que ninguno de los 2 soportaba, por más que el sentirlo lograra estremecerlos y derretirse por el otro. 

Pero eso no bastaba. Nada es suficiente para expresar cuanto te amo.