cuentos

- Realidad -

Él amaba sus labios y amaba tenerla en sus brazos, pero solo cuando sus ojos estaban cerrados.

Él era feliz cuando la abrazaba, pero cuando escondía su rostro en su cuello, esa sensación se esfumaba. Su aroma era el problema, no era el mismo que él recordaba, no olía igual al perfume de su amada.

Lentamente se separó, empezando a abrir sus ojos, solo para encontrarse con alguien más, alguien completamente distinta a quien amó. No supo como explicarlo, ¿En qué momento ella se fue? ¿En qué momento le dió el mismo trato a otra persona? Le hubiese encantado volver a cerrar sus ojos, pero sabía que no sería lo mismo, no podía fingir que era su amada, ya ni siquiera tenía ganas de besarla. Solo la soltó y se fue.