- Lan WangJin -

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| ADVERTENCIAS |

-Esto es unas semanas antes de que Wei WuXian volviera a la vida

-Los Alfas y los Omegas tienen dos aromas en este mundo

-El subgénero se presente entre los 8 a 10 años

El suave aroma de los lotos siempre impregnaba con gentileza las hermosas tierras de Yummeng

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El suave aroma de los lotos siempre impregnaba con gentileza las hermosas tierras de Yummeng.

Desde el alba hasta el ocaso, su aroma vagaba por los ríos, los muelles y los pueblos, como si fuera la ama y señora de dichos territorios, danzando donde más le convenía, juntándose con el resto de aromas presentes en el día a día de los habitantes, ya sea bailando a su lado al acompañar a los niños jugar por las orillas de los serpenteantes cuerpos de cristalina agua o como un silencioso participante, siendo el telón de fondo mientras el aroma de los productos del animado mercado llamaban a futuros compradores. O como el ser chismoso atento a las parejas que se regalaban flores en muestras de tierno amor.

Pero, incluso entre los lotos, existe un aroma que las supera.

Ese aroma, tan perfecto y precioso que rebajaba el aroma de los lotos que dominaban los grandes ríos a meros imitadores, se encontraba detrás de las puertas de la secta de cultivo que dominaba dichas tierras, presente en cada rincón como el legítimo señor, el amo de todo aquello que era iluminado por él, pero sin ser percibido por nadie, ignorado perpetuamente.

Excepto por una persona.

La actividad rebosaba en la famosa Secta Jiang de Yummeng, discípulos estaban por todos lados corriendo y caminando por los grandes terrenos de su dulce hogar, realizando un sinfín de actividades, desde pequeños discípulos siguiendo como patitos a sus mayores, gritos sospechosos de las cocinas, regaños en la bodega por mover algo sin permiso previo, asistentes corriendo con pergaminos, jóvenes entrenando fuertemente con espadas, y, de forma curiosa, el dulce sonido de instrumentos musicales en una melodía ruidosa pero perfecta.

En medio de dicho caos, Lan WangJin caminaba con una serenidad etérea por los largos pasillos, recibiendo inclinaciones y respetuosos saludos, mostrando su autoridad, el Alfa se mantenía sereno aún con el ruido del hogar que cálidamente había abierto sus puertas hace tantos años... aunque claro, con amenazas incluidas que esperaba no fueran cumplidas.

Sus blancos ropajes brillaban ante la luz del sol, junto los detalles morados que había incorporado con el tiempo, su largo y negro cabello se movían ante la suave brisa, con una espada reluciente en su cintura, con una larga cinta que contadas personas serian capaces de tocar, y, rematando su etérea apariencia, una campana plateada colgaba al otro lado de su espada, con una cuerda de hilos celestes que armonizaba con su blanca vestimenta.

En sus manos estaba una carta que apretaba fuertemente, aunque su rostro nunca lo mostraría ni sus feromonas, en su pecho estaba el tentador deseo de despellejar a la persona que le envió dicha misiva. Era parecido al mar más tranquilo, escondiendo debajo del agua oscura sus más macabras intenciones.

Una vida familiar con Jiang Cheng [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora