Te amo, Sergio (Perstappen

Capítulo 3

O de la vez que Max sintió miedo por su hermano...

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Max vio decaído a Mick cuando llegaron a la escuela, si bien a su hermano le encantaba en la escuela caminaba lento y con la cabeza baja, sabía que no le habían hecho nada porque siempre le decían y era su segundo día y ya tenía amigos, conocía a Mick como la palma de su mano Mick se sentía mal, no emocionalmente, sino que físicamente se sentía mal y no iba a permitir eso pero cuando le pregunto solo dijo que era un dolor de estómago común y que con él té caliente que su papá Toto le había enviado le pasaría. Max dudo mucho, pero terminó aceptando la situación y le dijo que si necesitaba algo le avisara de inmediato.

Max se encontró con su grupo de amigos, saludaron con puños a excepción de Carlos y Sergio que lo abrazaron, caminaron a clases cuando sonó el timbre, Lewis y Sebastián estaban en diferentes aulas a ellos, Max y Sergio se sentaron en sus respectivos puestos y Sergio con toda la intención de conversar con Max fue detenido por la mano del mismo en su boca.

— Pon atención a clases y ustedes dos igual — sentenció Max mirando a los dos de enfrente.

— Lo que digas, Max — hicieron un saludo militar y se dieron la vuelta mirando al frente como llegaba su maestro.

— Hay mejores formas de callarme ¿Sabes? — dijo Sergio mirándolo y Max levantó una ceja ladeando una sonrisa — pero... Max... — Checo se rió al verlo — no me refería a esa forma, me refería a que... mejor no digo nada — Max asintió sacando el libro de literatura.

El día estuvo relativamente tranquilo, de estaba empezando a acostumbrar a la falta de poner atención de Checo y como se distraía con lo mínimo, podía estar prestando la mayor atención del mundo y de la nada en un segundo ya había pedido permiso para ir al baño, estaba comentándole lo poco que le importaba como Reino Unido se convirtió en una potencia, en historia, que no iba a ir al supermercado a sacar la raíz cuadrada del precio de la bolsa de azúcar en matemática.

Tampoco era como que media la velocidad a la que iba el balón de fútbol americano cuando lo lanzaba, Max solo rodaba los ojos y cuando terminaba sus apuntes se los prestaba a Checo para que este copiara y agradecía porque los apuntes de Max eran tan bonitos y bien organizados, por colores de bolígrafos y tenía post-it agregados en fórmulas importantes para física y demás. Sergio aprendía más con los apuntes de su amigo que con los del maestro en el pizarrón y Max solo reía al ver cómo le pedía sus cosas para copiarlo similar, aunque al final terminaba prestando atención por un segundo entendía que su compañero por fin entendiera y se lo dijera.

— Gracias, Max, que hayas llegado a la clase y a mi vida mejoró todo, mira que lindos que están mis apuntes ahora — enseño los de ese día y los del anterior que estaban a lápiz y bolígrafo negro y los actuales a colores — y los entiendo más porque me llaman la atención.

— Por eso yo los hago así, Sergio, entiendo más así — levantó los hombros y se estiró cuando el maestro de física salió de la clase.

— Maxie... ¿Quieres salir hoy? Podemos ir con los chicos al centro comercial y al cine — Max negó con la cabeza.

— Tenemos muchas tareas y quiero terminarlas hoy para no dejar todo al último, Sergio, pero gracias por la invitación — sonrió amablemente cuando vio el auto de Christian acercarse y buscó a su hermano con la mirada y lo vio acercándose abrazado a uno de sus amigos.

— No me digas Sergio, es muy formal — Max rió regresando su mirada al mayor.

— Así te llamas ¿no? — Sergio asintió dándole la razón, pero luego negó.