Capítulo 4

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O de las flores...












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La operación duró una hora y treinta minutos, Toto envió a Christian y a Max a casa ya que el rubio tenía clases al siguiente día, ya les avisaría como iba a estar evolucionando. Cuando Mick por fin subió a la habitación Torger se quedó a su lado en todo momento, Mick abrió los ojos por unos instantes y los volvió a cerrar al ver a Toto a su lado. Max por otro lado había recibido la noticia de que su hermano había dormido toda la noche por la anestesia y que despertó Justo a la mañana antes de bajarse del coche de Christian.

— ¿Podemos ir a verlo? — preguntó Max.

— Después de clases vamos, yo me voy una vuelta por ahí ahorita en lo que tú papá regresa a casa y se da una ducha, yo estaré con Mick, te aviso cuando quieras cosa, cariño, pero ve y quédate tranquilo que te aviso de todo — Max asintió y cerró la puerta del auto, camino hasta la entrada y vio a su grupo de amigos y camino hasta ellos.

— ¡Maxie! — saludó Daniel eufórico — ¿Estás bien? — preguntó Daniel al verlo desanimado.

— No, ayer ingresaron a Mick por una apendicitis, solo tiene doce, es un niño — y aunque Lewis quiso decir que no era así ya que estaba entrando a la adolescencia, Seb le cerró la boca.

— ¿Todo salió bien? — preguntó Sebastian a lo que Max asintió — he oído que si todo sale bien por lo general salen de la clínica caminando a los dos días, todo estará bien Max — Seb sonrió y Max pensó en cómo el rubio podía ser tan amable y tierno con todos.

— Gracias, chicos — dijo Max abrazando a Carlos por los hombros.

— Oye Max ¿Tu hermano necesita un enfermero? — bromeó Carlos para animar a su amigo.

— No, Carlos, tengo una nota mental de evitar que te le acerques — Carlos chasqueo la lengua y negó.

— Bueno, pero ¿Me puede presentar a sus amigos? — Max rodó los ojos y negó sonriendo.

— Eres un tonto, Carlos — el nombrado levantó los hombros con gracia.

— Este tonto podría ser tu cuñado — Carlos recibió un golpe juguetón en su estómago — es broma, me gustas tú, guapo — Max rió a carcajadas definitivamente ellos sabían cómo animarlo.

— Lo siento, Carlos, pero a mí no, a mí me gusta el dinero y los autos — Carlos se tocó el pecho fingiendo tristeza y todos rieron.

— Nuestro amor es imposible — hizo un drama y uno de los amigos de Mick se acercaron a los mayores. Era castaño claro, ojos verdes y tenía rizos.

— Hola... — saludó tímidamente el menor hacía Max — ¿Dónde está tu hermano? — preguntó mirando al piso.

— Está en el hospital lo operaron anoche — el menor asintió apenado.

— ¿Que le pasó?

— Apendicitis — el menor susurró un Gracias y corrió hasta su grupo de amigos.

— ¿No les pareció muy tierno? — dijo Carlos.

— Maldito asalta cunas, Carlos — comento Checo detrás de ellos abrazando a Max y Daniel por los hombros.

— Tú no escuchaste nada — advirtió Carlos — pero ¿si vieron que es muy tierno? — los demás rodaron los ojos y caminaron a sus respectivas clases.





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— Oye, Sergio... — comenzó Max y el nombrado le interrumpió poniéndole la mano en la boca.

— Quedamos en algo, Max — Max asintió y retiró la mano de su boca con delicadeza.

— Checo... ¿Algún lugar donde pueda comprar algo para mi hermano? — el mexicano lo pensó un poco y asintió.

— ¿Necesitas qué? — preguntó Sergio.

— Gerberas blancas, son las favoritas de él— Sergio asintió — ¿Me las compras y yo después te devuelvo el dinero? Y ¿Me las llevas al hospital por Fis? — junto sus manos haciendo un puchero.

— Claro, yo te aviso, Max — ambos se despidieron con un abrazo y Sergio se quedó un rato más en la puerta del instituto esperando a su hermano mayor.

— ¿Recuerdan esa florería donde le compré esas flores a la maestra de matemática porque estaba a punto de reprobar? — preguntó Sergio a sus amigos.

— ¿Cómo no? La maestra amo esas flores — Sergio señaló a Carlos dándole la razón.

— Bueno, necesito ir otra vez por algo que me pidió Max para su hermano, el problema es que está un poco lejos y mi hermano no va a querer llevarme — Carlos rodó los ojos ya que era cierto, Antonio era un total desgraciado -en el buen sentido- que siempre dejaba a Checo esperándolo horas — ¿Me acompañan?

— Me encantaría, pero la maestra de biología dejó mucha tarea, igual Binotto o sea ¿Que se cree? — respondió Lewis guardando sus lentes.

— Yo puedo desde las tres de la tarde — le dijo Sebastian — de paso vamos a ver a Mick y a la familia para saludar y dar buenos deseos — Checo asintió y miró a Carlos.

— Creo que habló por mí y Daniel cuando digo que estoy totalmente desocupado toda la tarde y no sé cómo acabo los deberes tan rápido y no sé dónde drenar energía así que; ambos vamos a ir — Daniel asintió bebiendo su botella de agua.

— Ustedes siempre están desocupados, yo de su papá los pongo hacer algo todos los días en la tarde — Carlos lo vio indignado.

— Prácticamente juego golf todas las tardes — comentó Carlos viéndolo indignado.

— ¿Prácticas golf? — preguntaron al unísono sorprendidos.

— Si ¿Por qué lo dicen así? — pregunto confundido.

— Es que pasas mucho tiempo libre, es raro — Carlos levantó los hombros.

— Mis papás nunca me dejaron parar ¿Por qué hablamos de esto? — los demás levantaron los hombros.

— Nos vemos en mi casa a las tres y media — dijo Checo, despidiéndose para entrar al auto de su hermano.











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Sergio espero a sus amigos para poder ir a la florería, tomaron dos autobuses para llegar a la dichosa florería, Sergio pidió las flores que Max le había encargado y pensó en qué tal vez debía comprarle unas a Mick de su parte, así que compro unas gerberas rosadas, estaban demasiado lindas y para su madre definitivamente un ramo de tulipanes rojos. Iba cargado de flores que pensaba que incluso las abejas pensarían que era un árbol de flores andante. ¿Las flores eran árboles? Sergio se preguntó esperando el autobús para el hospital, agradecía que el transporte público de Alemania sea gratuito si vas leyendo y sin duda le gustaba leer, pero no podía con tres ramos de flores.

Los cuatro llegaron al hospital donde Max le había dicho a Sergio, lo vieron salir y le entregó las flores que le había encargado.

— ¿Por qué tantas flores? — preguntó Max.

— Las que le pediste, para Mick de nuestra parte y para su mamá — respondió Daniel Sergio asintió acomodando las flores.

— Efectivamente ¿Podemos dárselas? — Max asintió y abrazó a cada uno.

— De verdad gracias, chicos.

— Para eso estamos los amigos ¿No? — respondió Carlos y Max asintió.

Los amigos pasaron a verlo y sin duda Mick les sonrió aún dormido por la anestesia, los dos mayores agradecieron por el detalle y los mensajes para Mick, no pudieron quedarse por más tiempo así que Max, Toto, Checo, Carlos y Daniel salieron de la habitación, Toto se ofreció a llevarlos a casa, pero los tres amigos de Max vivían cerca de ahí así que para no causar molestias se negaron, Toto se dio cuenta de que Max tenía amigos muy buenos sin duda.










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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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Te amo, Sergio (PerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora