Hola hola como están espero bien.
Si gustan aquí los personajes que aún no tienen una historia.
Barbara, noelle, Fischl, Sacarosa, Mona, Rosaria, Beidou, Ningguang, Xiangling, Xinyan, Xianyun, shenhe, yelan, yanfei, Hu Tao, yun Jin, Ayaka, yoimiya, sara, kokomi, kuki, kirara, collei, candace, dehya, faruzan, layla, charlotte, furina, Chevrouse y chiori.
O si gustan pueden elegir un personaje masculino y lo convertimos a su versión femenina o también algún personaje no jugable, lo que ustedes quieran.
Ahora si gracias por su atención espero disfruten de la lectura.
Eula estaba acostada en su cama, con la vista fija en el techo de su habitación en la sede de los Caballeros de Favonius. El silencio de la noche solo amplificaba los latidos de su corazón, que, por alguna razón, seguían acelerados. Se removió entre las sábanas, intentando encontrar una posición cómoda, pero el sueño no llegaba. En su mente, revivía aquel beso que le había dado a TN hace ya varios días. No sabía qué la había impulsado a hacerlo, y mucho menos por qué había reaccionado de esa manera. La simple idea de que ese beso hubiera ocurrido la incomodaba, y sin embargo, no podía dejar de pensar en ello.
Eula: Ridículo... completamente ridículo... —murmuró para sí misma, aunque su tono no era convincente.
Por más que intentara convencerse de que ese momento había sido un error o un desliz producto del vino, algo más profundo dentro de ella la inquietaba. ¿Por qué, después de tanto tiempo manteniéndose firme en su rechazo, había sentido aquella necesidad de acercarse a él? A pesar de todo, su familia, su orgullo, su legado… ese beso la había hecho tambalear.
Cerró los ojos, intentando desterrar la imagen de TN de su mente. Sin embargo, en su lugar surgieron recuerdos de su infancia, momentos que había compartido con la única persona de su familia a la que realmente había amado: su abuelo. Fue él quien la había cuidado, enseñado, y sobre todo, comprendido cuando era una niña. Mientras esos pensamientos la arrullaban, se vio a sí misma, pequeña, corriendo por los pasillos de la antigua mansión de los Lawrence.
En su mente, la figura de su abuelo apareció frente a ella, alto, fuerte, con aquella mirada seria pero cálida que siempre había tenido para con ella. Sin embargo, algo extraño ocurrió. A medida que avanzaba en su recuerdo, Eula, en su versión adulta, comenzó a notar una anomalía. Era como si fuese una espectadora, incapaz de interactuar o cambiar nada. Pero eso no era lo más extraño; lo realmente desconcertante fue ver una figura familiar que no debería estar allí.
Un pequeño TN apareció en su recuerdo, corriendo hacia su versión infantil. Eula frunció el ceño, confundida. ¿Cómo era posible? No recordaba haber conocido a TN cuando era una niña. Y sin embargo, allí estaba, jugando con su yo más joven, riendo y corriendo juntos como si se conocieran de toda la vida.
Eula: ¿Qué... qué es esto? —se preguntó a sí misma, incapaz de entender lo que estaba viendo.
La imagen de ambos niños divirtiéndose la dejó atónita. Recordaba claramente aquellos días con su abuelo, pero nunca había sido consciente de la presencia de TN en ellos. Mientras flotaba como una espectadora invisible en ese recuerdo, las piezas comenzaron a encajar de manera incómoda. Su aprecio por TN, su creciente confusión por sus sentimientos… ¿había algo más que simplemente política detrás del compromiso entre los Lawrence y los Lemaire?
El recuerdo cambió, llevándola a una escena más íntima: ella, de niña, sentada junto a su abuelo frente a la chimenea en una fría noche de invierno. Él le estaba hablando con esa voz grave y segura, y aunque Eula sabía lo que venía a continuación, las palabras que escuchó la sorprendieron.