Cap6

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DAMIÁN

CINCO AÑOS DESPUÉS

Sus tetas rebotaron por todo el lugar mientras la follaba con fuerza por detrás. Mis caderas golpeaban ruidosamente contra su trasero con cada embestida. La penetré con más fuerza, alcanzando la parte delantera de su cintura para deslizar mi mano entre sus muslos.

Presioné mis dedos sobre su clítoris y sus piernas comenzaron a temblar, enviándola hacia adelante.

-Sí, por favor.-suplicó, empujándose contra mí. -No te detengas.

Mientras frotaba su clítoris, se hinchó de necesidad bajo mi firme toque.

Me estrellé contra ella repetidamente, enviándola más arriba en la cama con cada embestida. Sus silenciosos y ansiosos gemidos pronto se convirtieron en fuertes y satisfechos gritos de felicidad.

-Oh, joder, sí.- se quejó, colapsando sobre sus antebrazos.

Enterró su cara en el colchón, agarrando las sábanas mientras aumentaba mi velocidad. Mirando la sangre gotear por su espalda de los pequeños cortes que le había hecho, me enterré más profundo, golpeando en ella sin piedad. Estaba jodidamente empapada. Sus jugos continuaron goteando por sus muslos y se acumularon en la cama cuando la llevé a su cuarto orgasmo.

-Joder.- gimió, chorreando a mi alrededor mientras sus paredes internas agarraban mi polla con fuerza.

-Qué chica tan desordenada -dije, aferrándome a sus caderas, mis dedos presionando profundamente en su piel mientras me obligaba a correrme.

Pero no pude. Nunca lo hice.

Debe haber sido algún tipo de maldición.

-Por favor, ven por mí.-gimió, exhausta, a pesar de que yo era quien hacía todo el trabajo.

Su cuerpo estaba resbaladizo por el sudor. El mío también lo fue. Estaba empapado en él, respirando fuerte y rápido, mi pecho subía y bajaba con cada exhalación áspera.

-Daamian.-llamó Jensen, empujando la puerta de mi habitación para abrirla.

-Oh, Dios mío.- jadeó Cindy, rodando fuera de la cama con un ruido sordo, apretando las sábanas contra su pecho. -¡Qué demonios! ¡Sal!

-Mi culpa.- espetó irritado, mirando hacia otro lado.

-¿Sí?-Solté un suspiro superficial, mis rodillas se hundieron más en el colchón mientras me giraba ligeramente hacia él. -¿Qué es?

Bajó la mirada a mi pene erecto con un movimiento de cabeza antes de fijar sus ojos en los míos.

-Tenemos que irnos.- me dijo.

-Por el amor de Dios. Estoy un poco ocupado en este momento.-
Suspiré, echando la cabeza hacia atrás. -¿Puedo verte allí más tarde?

-No.- confirmó.

Y tan pronto como dijo la palabra, lo entendí.

Me quité el condón y lo tiré a la basura al lado de mi mesita de noche.
No es como si fuera a venir pronto de todos modos.

-Lo siento.- le dije a Cindy, caminando casualmente hacia mi tocador.

Me puse un par de pantalones, escuchando el sonido de mi puerta cerrándose detrás de mí.

Mi pene se suavizó inmediatamente.

-¿Te estas yendo? ¿Así?- ella se quejó. -¿Adónde vas?

-Trabajar.

-¿Tan tarde?

La ignoré.

Cindy se tomó su tiempo para recoger su ropa que estaba tirada por todo el piso, y cuando estuve listo para irme, me estaba esperando junto a la puerta, mirándome con los ojos muy abiertos.

MATANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora