Extra 2

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¿Hasta dónde llegaremos?

:.Extra 2.:

La batalla contra el Nro. 9 transcurrió. Fue devastadora. Todos dieron lo máximo de sí y, ganaron. Kafka quedó gravemente herido. Su núcleo fue prácticamente destrozado. Fue conectado a un soporte vital. Soshiro se mantuvo a su lado cada noche, esperando a que abriese los ojos.

-Necesitas descansar.

La Capitana Ashiro entró al cuarto, tendiéndole una botella a Soshiro quien la aceptó en silencio.

-Siempre ha tenido un corazón enorme-Comentó cauta-Recuerdo que en una ocasión subió a un árbol alto para bajar a mi gata. Cayó y se rompió la pierna. En vez de llorar, sonrió con orgullo porque Miiko salió ilesa-Contó con nostalgia-Despertará y sonreirá como siempre lo hace, Hoshina-Aseguró, posando su mano en el hombro de Soshiro.

-Se lo agradezco, capitana-Sincero.

Soshiro asumía que para ese punto todos debieron notar qué tipo de sentimientos tenía por Kafka, por ese mismo motivo agradecía las palabras de Ashiro. Fue la primera que se acercó a tranquilizarlo, pero no la última. Soshiro sintió el apoyo de la Tercera División e incluso de Narumi, quien se tomó el tiempo para visitarlo, sacando a Soshiro de sus casillas sólo para asegurarse que no hubiese decaído.

Es así que siete meses transcurrieron. Soshiro esperó con paciencia hasta que una noche Kafka se removió en su cama. El vicecapitán lo observó detenidamente hasta que abrió los ojos. Soshiro sintió escocer los suyos. Estaba aliviado y feliz.

-Me hiciste esperar por demasiado tiempo, idiota.

Kafka sonrió al oírlo y Soshiro lo besó.

***

Kafka se recuperó de forma satisfactoria. Continuaba teniendo habilidades de kaijuu, mas no como antes. No obstante, eso fue suficiente para continuar en el rubro.

La tecnología avanzó en todos los ámbitos, en especial el médico y el de combate. Nuevos trajes fueron creados y más personas se interesaron en ser miembros de las Fuerzas de Defensa.

Gracias a eso, llegó una época de relativa tranquilidad.

-Capitán Hoshina.

Soshiro sonrió, volteándose para encontrarse con su ahora segundo al mando Hibino Kafka. Habían sido ascendidos, obteniendo su propia división. Eran una dupla excelente. Habilidad, poder y conocimiento. En aquellos cinco años de relación habían conseguido compenetrarse. Pero, faltaba aún un paso.

La boda ocurrió y sus más allegados fueron invitados. Kafka lloró toda la ceremonia y Soshiro rio de los nervios. Todos concordaron que eran una pareja extraña. No obstante, era en la intimidad cuando realmente sincronizaban. Conocían sus fetiches, cada centímetro del cuerpo del otro, los puntos sensibles, los lugares que los enloquecían. Eso y más. Esperando que siguiesen transcurrieron los años al lado del otro para seguir conociéndose.

-Te amo-Declaró Kafka, besando el anillo en el dedo de Soshiro.

-Te amo-Correspondió este, abrazando a su ahora esposo.

Pagaron por una habitación de hotel con el dinero de la luna de miel que jamás tendrían, ya que en su trabajo no existían las vacaciones. Sin embargo obtuvieron una noche toda para ellos y medianamente sin interrupciones. Los llamarían de presentarse una emergencia donde se requiriese de las habilidades de alguno de ellos. Por ese motivo no esperaron demasiado para dar rienda suelta a cada una de sus fantasías.

Primero fue una sesión de masaje con aceite. Estando ambos embetunados, se acariciaron. Sus cuerpos resbalosos, se restregaron. Al inicio sus movimientos fueron torpes. Era la primera vez que hacían aquello, pero les excitaba y pronto tomaron ritmo. Soshiro posó sus manos a cada lado del torso de Kafka quien estaba recostado de boca. Soshiro restregó su pelvis por la espalda baja y los glúteos de su amado. Lento, erotizando a ambos. Soshiro se sostuvo de una de sus manos para con la otra sostener su miembro el que acomodó de tal forma que lo restregó contra la entrada de Kafka. Este gimió gustoso. Ya habían intercambiado posiciones en unas cuantas ocasiones, pero Soshiro en ese momento no buscaba penetrar. Kafka se giró, quedando su espalda contra el colchón y Soshiro volvió a mover su pelvis, ahora chocando sus miembros. Las manos de Kafka masajearon el trasero de Soshiro, separando sus nalgas para acariciar su entrada y de ahí volver a repetir hasta finalmente colar uno de sus aceitosos dedos. Soshiro instintivamente movió sus caderas, profundizando la penetración. Aquel juego parecía ya no ser suficiente. Ambos ansiaban más, por ese motivo cambiaron de lugar. Tras quitarse el exceso de aceite de sus cuerpos con una toalla, se dirigieron al baño donde dieron el agua de la ducha. Allí, sin dejar de besarse y acariciarse, con ayuda del agua y el jabón se lavaron. Kafka volvió a ingresar sus dedos en la entrada de Soshiro hasta sentir que estaba lo suficientemente dilatado. Colocó a su esposo de boca contra el cerámico para poder adentrarse en su interior. Aquello gustó a ambos, tanto que sus labios volvieron a buscarse mientras Kafka comenzaba a moverse. Experimentar cosas nuevas era excitante, sin embargo, siempre acababan yendo al grano, porque Kafka ansiaba entrar en Soshiro y este en ser penetrado.

-Más duro-Ordenó.

El mayor se lo concedió. Saliendo por completo y entrando de un solo movimiento hasta que su piel chocaba contra la de Soshiro. Sus gemidos, el roce de sus pieles y el golpeteo resonaban en el cuarto. Lo estaban disfrutando demasiado. Volvieron a la cama, importándoles poco la humedad de sus cuerpos. Soshiro apoyó sus manos contra el colchón, ofreciéndole su trasero a Kafka quien no tardó en penetrarlo, cambiando el ritmo de rápido a lento según la excitación lo requiriese. Kafka besó la nuca de su amado quien le pidió lo mordiese. El mayor así los hizo. Dejó su cuello y hombro con marcas al tiempo que lo masturbaba.

Soshiro subió sus rodillas y Kafka lo tomó de los brazos para marcar el ritmo. Aceleró, dando penetraciones cortas y profundas. No tardaron en venirse, sin embargo, querían más del otro. Soshiro se recostó de espalda, alzando sus piernas y posándolas en los hombros de su amado. Kafka volvió a adentrarse en Soshiro, inclinándose sobre el cuerpo de este. Tan cerca, se besaron y tocaron. El segundo orgasmo no tardó en llegar. Gimiendo sus nombres, besándose, tocándose. Se acomodaron en la cama juntos. Kafka cambió su miembro por sus dedos y Soshiro se encargó de usar su mano para estimular a su esposo. No había sido suficiente.

-Soshiro, espera...

Kafka se apartó para ir hasta el baño. Soshiro supo que preparaba la tina, por ello fue por un tentempié. Tomó unos bombones, llevándose un par a la boca. Kafka regresó, abrazandolo por la espalda. Soshiro tomó un bombón entre sus labios y su esposo lo comió por medio de un beso. Mientras la tina se llenaba, Kafka tomó asiento en el sofá con su amado sentado a horcajadas. Su miembro se abrió paso y Soshiro marcó el ritmo. Lento, con sus manos paseándose por los hombros de Kafka. Un nuevo chocolate los hizo besarse. Sus lenguas encontrándose entre la dulzura y amargura. Soshiro gimió cuando Kafka lo masturbó. Sus dedos masajeando su miembro a lo largo, entreteniéndose con sus testículos.

-No aún...

Soshiro abrazó a su amado quien lo cargó para llevarlo hasta la tina. Allí se sumergieron, acomodándose en la misma posición. El agua olía a rosas y canela, chapoteando con cada movimiento. No era demasiado cómodo, pero de igual forma se tomaron su tiempo. El ambiente era más romántico. Mirándose a la cara, entrelazando sus manos, moviéndose en sintonía. Se susurraron palabras tiernas. Kafka siendo el más cursi de los dos, pero el otro amando recibir sus mimos. Abrazados, con Soshiro ocultando su rostro en la curvatura del cuello de Kafka, llegaron al clímax. Allí se mantuvieron, compartiendo caricias y besos.

Calidez y confort.

Se sentían tan bien al lado del otro.

Salieron del baño, llevando batas. Decidieron ir al balcón, acomodándose en uno de los asientos para poder apreciar la noche estrellada. Allí degustaron frutillas cubiertas de chocolate y también vino. Soshiro se lo permitió sólo por esa noche.

-¿Pensabas que llegaríamos tan lejos?-Formuló repentinamente.

Kafka, que había colado una de sus manos debajo de la tela que cubría a Soshiro, se detuvo. Con su barbilla posada en el hombro de este, sonrió. Rememoró sus inicios. Lo extraño que fue, pero satisfactorio.

-Siempre lo supe-Respondió Kafka con total seguridad.

-Tan confiado.

Soshiro tiró de una de sus mejillas.

-No lo pensé demasiado-Admitió Kafka, alcanzando la mano de Soshiro para besar su anillo-Se sentía bien y era suficiente para mí-Declaró-Además, el recorrido todavía no acaba.

Y era cierto.

Habían superado la más grande de las pruebas. Una cicatriz en el torso de Kafka les recordaba contantemente el encuentro contra el Nro. 9, pero también el que pudieron sobrevivir. Soshiro se sentía seguro. Podía pensar sin miedo en que nada podría arrebatarle su lugar entre los brazos de Kafka, de poder sentir su calor y oír su voz, en especial, su risa.

-Estoy feliz-Expresó, acurrucándose contra el cuerpo de su amado quien lo rodeó con sus brazos.

Allí volvieron a expresar su amor. Con caricias y mimos, la noche transcurrió. El amanecer los atrapó abrazados en la cama. Cuando Soshiro se encontró con el rostro de Kafka este sonreía ampliamente. Se sentía dichoso. Su primer día como matrimonio había iniciado y les quedaban muchos otros por delante porque ya nada era una amenaza, eso porque se tenían el uno al otro.

Fin <3

Nota: Este fue el último capítulo. Espero hayan disfrutado de esta historia. Gracias por haber leído <3 

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