Capítulo 4

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¿Hasta dónde llegaremos?

:.Capítulo 4.:

El tiempo que estuvieron separados permitió a Soshiro comprender sus sentimientos. Hibino Kafka le importaba, por ese motivo saber sobre su condición lo tomó con la guardia baja. Narumi le contó que una porción pequeña en la mano de Kafka seguía manteniendo su parte kaijuu lo que significaba que existía la posibilidad que, paulatinamente, no pudiese volver a ser humano de forma completa si continuaba transformándose.

-Pero, lo necesito-Declaró Narumi-Para derrotar al Nro. 9.

Soshiro se encontró con Kafka por la noche. Este continuaba entrenando. Su expresión, Soshiro supo que sobrepensaba. Finalmente decidió hacer notar su presencia. Comenzó tomando su pequeña venganza por muy infantil que sonase. Kafka se lo debía. Le ocultó tan importante información. Por ese motivo, el filo de una de sus cuchillas terminó rosando el cuello del mayor. Kafka se desplomó ante la sorpresa y el miedo.

-Vice...vicecapitán...

-Este es tu castigo por haberme escondido tu verdadera identidad-Declaró severo.

Pero Kafka llevaba un largo tiempo queriendo disculparse y Soshiro no necesitaba oír aquello. Ya había conseguido sacar la pequeña espina atorada en su pecho. Una de dos. Su orgullo volvía a estar intacto. Quedaba el otro asunto.

-Por cierto, gracias por salvar la tercera división, Kafka.

Los ojos de Kafka escocieron. Soshiro le dejó claro que el agradecimiento iba dirigido a él y no al Nro. 8. Pero, también le pidió que le dejase al Nro. 9 a él. Soshiro no quería ver a Kafka perder su parte humana. No cuando era una persona increíble y tan loable. No lo merecía pese a lo beneficioso que sería su presencia en la lucha.

-Vive como Kafka Hibino.

Soshiro pasó por su lado con la intención de marcharse. No requería decir más. La segunda espina seguiría manteniéndola atorada en su pecho. Sus sentimientos no tenían cabida en aquel momento ni en el futuro. Pero, Kafka como siempre le derrumbaba los murallones que intentaba poner.

-Es demasiado amable, vicecapitán...

Soshiro volteó a verlo y Kafka expresó lo que guardaba en su interior. No deseaba ver llorar a sus amigos y quería demostrar su valía por sí mismo. Por la confianza que los demás le tenían, pero también para agradecerle a Soshiro cada oportunidad que le brindó para pertenecer a las fuerzas de defensa, cumpliendo finalmente su tan anhelado sueño. Sin embargo, también era consciente que en su estado no era lo suficientemente capaz y eso lo frustraba. Por eso, aunque tuviese todo en contra, continuaría luchando como el Kaiijuu Nro. 8 y pelearía.

Soshiro suspiró. Kafka seguía siendo el mismo idiota terco. Y como un terco, Soshiro sabía que una vez habiendo tomado aquella resolución, nada lo haría retroceder. Por ese motivo, no podía dejarlo solo.

Le tendió la mano.

-Ven conmigo. Te enseñaré a pelear de la forma correcta.

Kafka lo miró con sorpresa por un momento antes de agradecerle con una enorme sonrisa. Contar con el apoyo del vicecapitán le daba ánimos al mayor quien aceptó la mano de Soshiro para reincorporarse con su ayuda. Fue aquel tacto el que los hizo ser conscientes que llevaban un largo tiempo sin sentir al otro. Kafka soltó una risa nerviosa. El pesimismo se había ido siendo reemplazado por un hormigueo.

-Vicecapitán...

Sus miradas se encontraron.

-Esto no te libera del entrenamiento-Declaró Soshiro, tomando del cuello de la polera a Kafka para que atraerlo a su rostro.

-Lo sé-Concedió el mayor, acortando la distancia de ellos para besarlo.

***

La espalda desnuda de Soshiro chocó con las frías cerámicas de las duchas. Kafka paseó sus manos por el cuerpo de su superior mientras lo besaba. Soshiro movió su cadera, buscando pegar su pelvis con la ajena. Un jadeo de parte de ambos. La ropa faltante no tardó en ser quitada. Sus cuerpos desnudos requerían más que aquel contacto. Soshiro no quería previa. Necesitaba tener a Kafka en su interior.

-En mi billetera...

Kafka comprendió. Fue por el preservativo al pantalón de Soshiro quien ya se preparaba mientras se masturbaba. Kafka lo apreció. Un sonrojo cubrió su rostro. Su superior se veía tan sensual.

-¿Te gusta lo que ves?

Soshiro relamió sus labios al tiempo que sus ojos lo miraban con deseo. Su tono burlón, animó a Kafka a hacer una osada petición.

-Quiero verlo, vicecapitán...

-¿Te estás sublevando, soldado?-Bromeó excitado.

-Por favor...-Rogó.

Y Soshiro se lo concedió. Se volteó. Su trasero respingado y dos de sus dedos abriéndose paso en su entrada. Soshiro no podía sentir vergüenza debido el morbo que le producía aquello. Kafka se masajeó su miembro sin despegar la mirada de su superior.

-Ven-Le ordenó Soshiro y Kafka obedeció.

Kafka sostuvo el condón entre sus labios para poder pasear sus manos por el trasero de Soshiro. Separó sus nalgas para deleitarse con aquellos dedos que ensanchaban la zona. Un tercero ingresó, pero no por demasiado tiempo. Soshiro se volteó, quitándole el condón al mayor para abrirlo y depositarlo en su lengua. El vicecapitán se arrodillo y usando su boca le puso el preservativo a Kafka quien gimió mientras sus dedos se enredaban en la cabellera de Soshiro. Este se apartó y alzó su mirada. Le regaló una sonrisa divertida a Kafka quien no resistió más y lo cargó. Soshiro le rodeó la cadera con sus piernas. Su espalda volvía a chocar con el cerámico. Se besaron con rudeza y Kafka llevó su miembro a la entrada de su superior, comenzando a penetrarlo. Soshiro gimió. Se aferró a Kafka. Le faltó preparación, sin embargo, le era placentero. Sus dientes se enterraron en la piel del mayor. Le gustaba dejarle marcas. Lamerlas. Kafka ingresó por completo. Sus manos se pasearon por la espalda de Soshiro hasta quedarse en el trasero de este y, sin preguntar, salió lento del interior del vicecapitán para volver a penetrarlo de forma rápida. Soshiro soltó un profundo gemido, seguido de otro al repetirse la maniobra. Kafka no se detuvo. Ambos habían extrañado aquello. El placer, la cercanía y la atracción. Soshiro lo había aceptado y Kafka no había tenido problema con ello desde un inicio.

Sus labios volvieron a encontrarse, sus lenguas se enredaron. El sonido de sus pieles entrando en contacto haciendo eco. Si alguien entraba en el camarín, los oiría. Pero, a ninguno de los dos le importaba. Querían más del otro. Kafka dio el agua fría. Sus cuerpos calientes se estremecieron. Empapados, se miraron con intensidad. Soshiro se bajó y le dio la espalda a Kafka quien volvió a ingresar en su interior. Las manos del mayor acariciaron la espalda de su superior quien tenía las suyas contra la pared. Kafka lo masturbó y Soshiro gimió, soltando un grito de satisfacción cuando los dientes de su soldado marcaron su nuca.

-Más-Exigió Soshiro.

Y Kafka se lo concedió. Se separó un momento para darle un par de nalgadas a Soshiro antes de volver a penetrarlo. Sus dientes marcaron los hombros de su vicecapitán quien giró su rostro, buscando sus labios. Kafka lo besó y Soshiro le mordió el labio inferior. El sabor metálico no los detuvo. Pronto ambos llegarían. Soshiro se giró y Kafka volvió a cargarlo. Sus respiraciones agitadas, el agua recorriéndolos, sus manos inquietas. Soshiro llevó las suyas al cuello de Kafka. Sus frentes se tocaron, sus miradas se encontraron. Llegaron juntos al clímax. Los cuerpos de ambos se estremecieron. Kafka se dejó caer de rodillas, sosteniendo entre sus brazos a Soshiro quien también lo abrazaba. Se quedaron un momento en aquella posición.

De repente, Kafka rio. Soshiro pensaba hacerle una llave, pero notó que la risa era genuina, sin una intención de burla, simplemente de ¿felicidad?

-Lo extrañé demasiado, vicecapitán-Expresó Kafka de forma tan abierta que descolocó a Soshiro-Esto...

Los dedos de Kafka se pasearon por la espalda de Soshiro como aquella vez en el gimnasio, pero al contrario de esa vez, Soshiro no se apartó. Se limitó a quedarse quieto, sintiendo.

-Esto no quiero que se acabe.

Continuará.

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