CAPÍTULO OCHO - PIAFÉ

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Mikaela

Una risa suave, burlona, emerge desde el fondo de mi mente. Mikaela ya no está; se ha desvanecido en el espacio sombrío donde la relego cada vez que decido tomar el control. Y aquí estoy yo, respirando profundamente, disfrutando de la libertad que me otorga su rendición. Mis ojos se abren, y el mundo, antes un tanto difuso, cobra una nitidez deslumbrante, como si estuviera viéndolo por primera vez con una visión más clara, más afilada.

Sonrío al sentir cómo su voluntad cede ante la mía, cómo cada fibra de su ser se doblega, agotada, rindiéndose ante el poder que, en el fondo, siempre he poseído. Me levanto con una ligereza que Mikaela jamás podría emular. Es gracioso cómo se aferra a esa falsa compostura, a esa necesidad absurda de aparentar control cuando, en realidad, siempre ha sido una simple marioneta a merced de mi voluntad.

Dejo la taza abandonada sobre la mesa, ignorando el temblor de las manos que ya no me pertenecen por completo. Salgo de la biblioteca, dejando atrás la falsa seguridad de esos muros cargados de recuerdos familiares que no significan nada para mí. Mis pasos son precisos, seguros, y mi sonrisa cerrada es ambiciosa, reflejando la auténtica fuerza que yace dentro de mí.

Atravieso el pasillo, saboreando cada momento de esta transición. A diferencia de Mikaela, no me interesa mantener una fachada inmaculada; cada paso que doy está impregnado de mi verdadera esencia, de ese poder oscuro que ella reprime. Siento cómo la sed de supremacía, de destrucción y placer se arremolina en mi pecho, creciendo con cada latido. Mikaela puede fingir ser muchas cosas, pero yo soy la verdad cruda, sin adornos ni inhibiciones.

Mis pensamientos se aceleran, se afilan. Su patético intento de conectar con la familia, su ansia de pertenencia... ¿de verdad cree que eso le da fuerza? Los lazos familiares no son más que cadenas que ella misma se ha puesto, y que yo, con deleite, me encargaré de romper cuando sea el momento. Porque aquí no hay lugar para la debilidad «Ella me ha enseñado eso siempre». La única ley que respeto es la del poder, y la única verdad es que este mundo, con toda su superficial moralidad, está hecho para ser devorado por aquellos que se atreven a reclamarlo.

Mi madre, mis hermanos, el señor Mikhailov...Todos esos lazos que Mikaela valora tanto no son más que títeres en una obra que ella ni siquiera sabe cómo dirigir, pero yo sí lo sé. Los movimientos que hago y las palabras que pronuncio, acompañados de cada decisión que tomo están calculados para llevarme al control absoluto.

Llego al salón principal con la galanura de un depredador, cada músculo en mi cuerpo sintonizado con mi propósito. Miro la casa con ojos nuevos, mi mirada es como una hoja afilada que corta a través de la fachada, viendo todo por lo que realmente es. Esta no es una familia; es un campo de batalla. Toda palabra dicha es un arma, cualquier gesto, una estrategia. Y yo... yo soy la provocadora que siempre gana.

En la sala, mi madre, Eleora, se percata de mi presencia y sus ojos se estrechan con la desconfianza y curiosidad que la caracterizan. Sé que puede percibir el cambio, la sombra que se ha alzado en mí, pero aún no comprende del todo quién es realmente su hija. Siento una punzada de desprecio al ver su postura rígida, su elegancia pulida, revestida un manto frío, la máscara que lleva puesta con tanto esmero. Mikaela siempre ha querido su aprobación, aunque no lo acepte abiertamente, pero yo no necesito nada de ella.

—¿Algo que decir, madre? —mi voz suena diferente, con una finura que incluso ella no puede ignorar.

—No esperaba que salieras tan rápido de la biblioteca —responde con un tono neutral, pero sus ojos me estudian como si estuviera buscando rastros de su hija adorada.

—Las cosas cambian —replico con una sonrisa mordaz—. Como nosotras.

Y es entonces cuando siento el desafío en su mirada, ese destello que siempre me ha intrigado. Mikaela y ella han compartido conflictos sin fin, pero mi relación con mi madre es diferente. Es un duelo constante de poder, una disputa de depredadores que se observan con respeto.

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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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