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POV: Venti.
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Aunque fuera mi día libre del trabajo, no era precisamente libre para despertar sin llamadas telefónicas de mis padres. No me quedó otra que atender la llamada que justo estaba sonando. Hasta ahora solo había estado ignorándolos, pero esto realmente me empezaba a cansar.
Tras una... "conversación" con mi padre, decidí que iría a visitarlo, pues tenía que ir en algún momento, y lo cierto es que no me quedé satisfecho yéndome de casa sin más, no cuando aún seguía llamando y presionándome sobre el asunto de heredar la empresa. Aunque me sorprendió que esta vez ni siquiera intentó insistir en eso ¿Tal vez ignorar sus llamadas por un tiempo hizo que se diera cuenta de que no iba hacerme cambiar de opinión?
De todas formas, si esta vez las cosas no eran diferentes, había planeado dejarlo claro de una vez por todas.
Después de cerrar la puerta de mi apartamento, miré el que tenía delante. Por algún motivo, pensar en ella me motivó aún más a hacer lo que debía hacer. Así pues, me dispuse a caminar hacia la zona donde solían haber taxis para tomar uno hacia la ciudad donde se ubicaba la empresa.
Durante el trayecto, mi mente empezó a divagar, llevándome de vuelta a esos recuerdos del pasado. Antes solía ser más ingenuo, pero ahora sé que son unos recuerdos muy grises. Y no solo eso, también la empresa en sí, todo lo que había creído sobre ella, también se estaba desmoronando. Pensaba que mi padre, aunque duro y distante, siempre tenía las mejores intenciones para la familia, pero al descubrir lo que realmente ocurría tras sus puertas, todo cambió.
Recuerdo cuando de niño pensaba que la empresa era algo noble, algo que debía heredar con orgullo. Ahora, sin embargo, me doy cuenta de que la oscuridad que rodea esa institución está mucho más cerca de lo que me había imaginado. Lo que antes parecía un legado familiar ahora no es más que un peso muerto, cargado de secretos que no quería ver.
Sin embargo, ahora debía de enfrentarme a todos esos recuerdos, demostrarle a mi padre que ya no era el mismo. Ya no era el hijo que seguía ciegamente sus expectativas. Lo que había aprendido con el tiempo no podía ignorarlo más.