Asco

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Narrador Omnisciente


Ambos se habían esforzado, ella en enseñarle tan bien como pudo, el en no ser grosero, ni mandarla al carajo, puso atención y por primera vez podía decir que entendió, que incluso recordaba las fórmulas y eso sinceramente era un milagro... Ambos se tomaron fotos para recordar el momento, fotos que ella colgó en su habitación... Y el le miró a detalle... Tratando de entender por que ella le atraía, no era igual a las demás, y no es que el tuviera mucha experiencia pero había convivido con mujeres.

A Emma la consideraba una hermana la conoció desde niña, ella le parecía una niña mimada, fresa y odiosa, obsesionada con las cosas de moda sin importar que tan ridículas eran, la quería pero apesar se poner una balanza no sentía lo mismo por Chifuyu.... También estaban las Kawata las cuales eran tanto diferentes como iguales, eran fuertes, geniales, sabían pelear y se habían ganado su propia división, a ellas las respetaba, había salido con ellas de compras pero normalmente terminaban comprando comida y al final criticando lo pésimo que sabía, también estaba esa chica de su clase de la cual ya había olvidado el nombre pero... Ella era amable, demasiado dulce para su gusto, como si quisiera impresionar lo y eso le fastidiaba, le agradaba pero no era igual.

No podía evitar no mirar a Chifuyu, su cabello corto... Ese aroma a moras y gomitas recién echas, aquellas caseras a las cuales al final les colocas azúcar y el aroma inunda la cocina... Sus ojos si eran hermosos pero le gusta mucho más el aroma que lo hacía enloquecer... Y bueno... Tampoco era ciego, Chifuyu tenía un hermoso cuerpo y la forma en la que ella se vestía siempre la hacía resaltar o al menos así lo era para el...

Y ella... Ella estaba molesta, al principio lo considero un pervertido y en parte era culpa de él, o eso pensaba ella, después lo considero un idiota y no se equivocaba pues le costó demasiado el entender lo básico de todo... Y eso que apenas era el primer día...

Tambien ella no podía entender como es que el podía oler a café... No cualquier tipo de café si no un exquisito olor a café americano, considerado el más amargo... Y ella odiaba el café... ¿Como era posible que deseaba olerlo más?... Era un imbecil, uno que la hacía enojar, uno que no entendía ni un cuarto de química, que se molestaba por no entender, un total imbecil que... Que ella deseaba conocer más... Incluso deseaba pasar más tiempo con el y eso la frustraba pues ¿Por que se sentía insatisfecha con su supuesta amistad? No tenían ni medio día siendo amigos... Solo horas y para ella... Una parte de ella lo agradecía pero la otra sentía que era muy poco.

—Creo que fue suficiente por hoy— hablo la femenina, poniéndose de pie y estirando su cuerpo, primero sus brazos después tronando sus dedos, y al final moviendo de forma inconsciente sus caderas, algo que no pasó desapercibido el masculino, el cual sintió su rostro arder y desvío la mirada.

—Si como sea, ya es tarde de todas formas—

—Llevate esto— lo interrumpió cuando este comenzó a guardar todos sus cuadernos y libros en su mochila.

—¿Orgullo y prejuicio?— miro con asco aquel libro y fingió qué vomitaria, a lo cual ella le dio un manazo con fuerza dejándole su mano rojiza.

—Es una edición especial, me lo regalo mi papá— lo reprendio como si de un niño pequeño se tratara —Voy a prestarte lo, la clase de literatura que tendrás dentro de un mes tratara sobre los primeros 3 capítulos del libro—

—¿Y como demonios sabes eso tu?—

—Me pidió llevar su programa de estudios y me pareció buena idea ser metiche para estar preparada— sinceridad, y al mismo tiempo irresponsabilidad y incluso deshonestidad, fue algo que ella mostraba y que a Baji le daba curiosidad...

El precio de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora