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Jeon Jungkook siempre fue una figura que despertaba curiosidad. No solo por su innegable talento o su carisma innato, sino por la manera en que todo eso convivía con una timidez evidente, casi desconcertante. Aunque muchos lo veían como alguien casi inalcanzable, lo que más lo caracterizaba eran las mejillas enrojecidas que delataban su nerviosismo en cualquier interacción. Desde los 14 años, cuando apenas comenzaba la pubertad, ya se hacía notar entre sus compañeros de clase, no solo por su aspecto físico, sino por esa misteriosa combinación de atractivo y retraimiento. Se convertía en el foco de miradas, pero Jungkook no disfrutaba de la atención; prefería mantenerse al margen.

Cuando llegó a los 17 años, ya en su penúltimo año de secundaria, las cosas no habían cambiado mucho. A pesar de estar rodeado por los "populares", aquellos chicos y chicas que parecían tener el mundo a sus pies, Jungkook seguía sin sentirse parte de ellos. Lejos de buscar encajar en ese grupo, prefería observar desde la distancia, manteniendo siempre su presencia discreta. Con la cabeza ligeramente agachada, como si su mirada evitara el contacto directo, y esa sonrisa pequeña que apenas lograba esbozar, parecía siempre un poco perdido en su propio mundo. Su voz, suave y contenida, hacía que muchos tuvieran que acercarse más de lo normal para poder escucharlo. Y aunque a veces algo lo hacía reír de verdad, rara vez permitía que los demás vieran esa parte de él; su risa completa quedaba escondida detrás de una barrera de vergüenza.

A pesar de su naturaleza reservada, Jungkook siempre despertó el interés de los demás. Había algo en él que invitaba a las personas a acercarse, a intentar descifrar el enigma que representaba. Algunos lo hacían por simple curiosidad, otros con intenciones genuinas de conocerlo, y otros, quizás, con propósitos menos nobles. Sin embargo, por más que intentaban, todos fallaban. No era que Jungkook fuera inaccesible o arrogante; simplemente, el camino hacia su confianza era mucho más largo y complicado de lo que cualquiera imaginaba. Requería paciencia, algo que muy pocos estaban dispuestos a tener. Las conversaciones superficiales no lo impresionaban, los gestos vacíos no lo conmovían, y las conexiones rápidas simplemente no eran para él. Jungkook era alguien que, sin decirlo ni saberlo, pedía a gritos profundidad y autenticidad.

Pero entre todos aquellos que intentaron sin éxito, hubo una persona que logró lo que los demás no pudieron: Kim Seokjin. Desde el primer día, Seokjin mostró una paciencia inusual, no forzando la cercanía, sino permitiendo que ésta surgiera de manera natural. Con el tiempo, Jungkook comenzó a sentirse cómodo a su lado, a bajar las barreras que lo mantenían aislado del mundo. La relación entre ambos evolucionó de manera orgánica, casi sin que se dieran cuenta. Seokjin no buscaba cambiar a Jungkook ni presionarlo para que fuera alguien que no era; simplemente lo aceptaba tal y como era, con sus silencios, su timidez y sus momentos de introspección. Y eso, más que cualquier otra cosa, fue lo que permitió que entre ellos se desarrollara una conexión profunda, casi fraternal.

Seokjin, con su carácter cálido y su naturaleza comprensiva, fue la excepción a la regla que rodeaba a Jungkook. En un mundo donde la mayoría solo veía la superficie, Seokjin tuvo la paciencia de explorar las profundidades de su personalidad. Lo entendió, lo valoró, y lo acompañó en su propio ritmo, sin apuros ni expectativas. Y aunque para el resto del mundo Jungkook seguía siendo un misterio, una figura difícil de leer, para Seokjin era simplemente su amigo, alguien con quien podía compartir tanto los silencios como las risas más genuinas.
Así, mientras la vida en la secundaria continuaba para los demás con la típica velocidad y ligereza de la juventud, para Jungkook el mundo tenía un ritmo diferente. Era más lento, más introspectivo, pero no menos valioso. Y aunque pocos lo sabían, bajo esa fachada de timidez había un corazón lleno de emociones profundas y una mente que reflexionaba más de lo que dejaba ver. Pero solo aquellos con la paciencia suficiente, como Seokjin, podían llegar a conocerlo realmente.

At the Edge of Desire || TaeKook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora