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Parte 1

Jungkook estaba sentado en su pupitre, la luz filtrándose a través de las grandes ventanas del aula mientras el profesor hablaba sobre procedimientos médicos avanzados. Tenía el ceño fruncido, como siempre lo hacía cuando intentaba concentrarse, pero en el fondo de su mente, una fantasía ajena a la clase se filtraba entre las palabras técnicas.
Se esforzó por enfocarse en sus notas, garabateando detalles sobre los temas que deberían ser lo único importante en su mente, pero cada vez que parpadeaba, una imagen diferente surgía. Taehyung.

¿Qué estaría haciendo? ¿Ya habría terminado su entrenamiento en el gimnasio? ¿Le mandaría otro mensaje?

Un ligero estremecimiento recorrió su espalda ante la idea, casi sintiendo el peso del teléfono en su bolsillo, como si estuviera a punto de vibrar de nuevo.

¿Se siente así el deseo?

No era algo que hubiera experimentado tan intensamente antes. Claro, había sentido atracción por otros chicos, pero nunca de esta forma. La imagen de Taehyung, sudado, con esa camiseta arremangada que casi lo dejaba sin aire, aparecía de nuevo en su cabeza. Cerró los ojos un segundo, intentando expulsarla, pero al hacerlo, el olor imaginario a sudor, mezclado con el perfume de Taehyung, lo asaltó, colándose en sus sentidos.

De repente, un escalofrío le recorrió la columna, su piel erizándose bajo la tela de su camisa. Podía casi sentir la calidez del cuerpo de Taehyung cerca, su voz grave susurrando algo inaudible en su oído, el sonido de su risa... Y esa sonrisa rectangular que aparecía cada vez que lo miraba.

Maldita imaginación

Jungkook apretó la pluma con más fuerza, volviendo a enfocarse desesperadamente en el cuaderno frente a él. Los términos médicos comenzaban a emborronarse mientras la idea de recibir otro mensaje de Taehyung lo quemaba por dentro.

¿A qué olería realmente Taehyung de cerca luego de hacer ejercicio?

Había algo que lo hacía ver tan imponente, pero a la vez tan acogedor. Y era esa dualidad la que lo tenía atrapado. Deseaba... no, anhelaba más de esa conexión. Pero no estaba seguro si sería capaz de manejar lo que vendría con ello.

Respiró hondo y trató de fijar su atención en el libro abierto frente a él, pero las palabras parecían nadar en la página. Era inútil. Desde hace cinco días, una parte de su mente permanecía desconectada de la realidad, flotando en una burbuja creada por la imagen persistente de Taehyung. El rostro, la sonrisa rectangular, la foto que le había enviado sudado después del gimnasio y las siguentes, siempre en situaciones tan cotidianas... todo volvía una y otra vez como un eco constante.

Jungkook soltó un suspiro casi imperceptible, su rostro todavía serio, pero en su mente... Taehyung seguía invadiendo cada rincón.

Recordó los mensajes que habían intercambiado, triviales pero cargados de una energía que le hacía sentir nervioso, ansioso. Desde el miércoles de la semana pasada, ambos habían compartido mensajes esporádicos, a veces banales, a veces insinuantes, siempre dejando entrever un terreno inexplorado. Pero no se habían visto desde aquel encuentro en el café. Hoy era 18 de septiembre y, aunque solo habían pasado cinco días, a Jungkook le parecían eternos.
A pesar de estar en la sala, rodeado de sus compañeros de clase, Jungkook se sentía atrapado en una fantasía, una pequeña prisión de pensamientos que le desconectaban de la realidad.

¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué no podía quitarse de la cabeza a Taehyung?

Nunca le había pasado algo así antes. Antes, el control lo era todo para él: la rutina, el orden, la previsibilidad. Ahora, su mundo parecía estar tambaleándose bajo el peso de una atracción tan fuerte que lo sacudía hasta el núcleo.

At the Edge of Desire || TaeKook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora