𝟎𝟐

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*ੈ✩‧*ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧ 𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐄 *ੈ✩‧₊˚*ੈ✩‧*ੈ✩‧

La música retumbaba en las paredes de la discoteca, el bajo vibrante resonando en el pecho de Amanda mientras hacía su camino a través de la multitud

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La música retumbaba en las paredes de la discoteca, el bajo vibrante resonando en el pecho de Amanda mientras hacía su camino a través de la multitud. Las luces de neón parpadeaban, creando un ambiente casi hipnótico. Se sentía un tanto fuera de lugar, aunque la euforia del lugar prometía una noche llena de diversión. Rufina, siempre a su lado, movía la cabeza al ritmo de la música, sonriendo como si supiera un secreto que Amanda aún no conocía.

—¡Che, mirá lo que es esta pista! —gritó Rufina, señalando a un grupo de gente que bailaba frenéticamente. Sus ojos brillaban de emoción—¡Vamos, no te quedes ahí parada!

Amanda sonrió forzadamente, aunque su mente estaba en otro lugar. Desde que había decidido salir esa noche, una parte de ella se debatía entre la emoción y la ansiedad. A pesar de que estaba de vacaciones en Puerto Rico, la sombra de su relación con Sofía la seguía atormentando. Había pasado tanto tiempo desde que se dio cuenta de que ya no la amaba, pero no sabía cómo dejarla.

—Dale, ya voy —respondió, esforzándose por sonar animada.

Las dos amigas se unieron a la pista de baile, donde la energía era contagiosa. Amanda sentía que la música comenzaba a arrastrarla, como si el ritmo la liberara de sus preocupaciones. Pero, a medida que avanzaba la noche, su mente seguía inquieta. No podía evitar pensar en Sofía, en la conversación que habían tenido días atrás, cuando todo había llegado a un punto crítico. Las sonrisas de su amiga no lograban borrar la sensación de vacío que había dejado esa charla.

𝐫𝐮𝐟𝐢𝐧𝐚𝐬𝐳

𝐫𝐮𝐟𝐢𝐧𝐚𝐬𝐳: 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐨𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚🥰

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𝐫𝐮𝐟𝐢𝐧𝐚𝐬𝐳: 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐨𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚🥰

❤️ 𝐥𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐚 𝐤𝐢𝐭𝐭𝐲𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐚𝐧𝐭𝐢𝐧𝐢 𝐲 𝟓𝟎𝟎 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐬

𝐬𝐨𝐨𝐟𝐢.𝐯𝐞𝐥𝐚𝐳𝐪𝐮𝐞𝐳: 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐦𝐢 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 😍🫦

Fue entonces cuando, de la nada, una figura familiar apareció en la distancia. Amanda parpadeó, intentando procesar lo que veía. En medio de la multitud, una mujer de cabello castaño, ojos azules y brazos tatuados se movía con gracia al ritmo de la música. No podía ser... pero sí, era Victoria. La última vez que se habían visto fue en el verano de 2007, cuando Amanda tenía apenas siete años y Victoria diez.

—¡Vic! —gritó Amanda, alzando la voz por encima del ruido.

Victoria levantó la vista y sus ojos se encontraron. En ese instante, el resto del mundo desapareció. Amanda sintió un torrente de emociones: nostalgia, alegría, incluso un leve temor. Las dos mujeres se acercaron, sonriendo como si el tiempo no hubiera pasado.

—¡Amandita! —exclamó Victoria, abriendo los brazos para abrazarla—No puedo creer que seas tú.

Amanda se lanzó a sus brazos, sintiendo la calidez y la familiaridad de la amistad. Cuando se separaron, sus miradas estaban llenas de historias no contadas.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Victoria, sin poder contener su emoción.

—Estoy de vacaciones con mi mejor amiga —respondió Amanda, señalando a su amiga que seguía bailando— ¿Y vos?

—Vine a disfrutar de la música con unos amigos —dijo Victoria, moviendo los brazos como si tratara de captar toda la energía del lugar—¡Esta discoteca es increíble!

—Sí, es algo diferente —respondió Amanda, sonriendo— Pero creo que podría acostumbrarme.

Las dos comenzaron a bailar juntas, y a medida que la música se hacía más intensa, la conversación fluía con facilidad. Se pusieron al día sobre sus vidas, riendo y compartiendo anécdotas. Amanda se sintió como si nunca se hubieran separado.

—Es una locura que haya pasado tanto tiempo —comentó Victoria— ¿Te acuerdas de que prometiste que volverías a buscarme?

Amanda asintió, un nudo en la garganta —Sí, pasaron 14 años, pero te queda claro que cumplo mi palabra

Victoria frunció el ceño, su expresión reflejando comprensión. —A veces la vida se interpone en el camino. Pero aquí estamos ahora, ¿no?

—Sí —dijo Amanda, sintiéndose más ligera—Es como si el tiempo no hubiera pasado.

De repente, un grupo de personas comenzó a animar la pista de baile, y Amanda sintió la energía renovada. Rufina se unió a ellas, invitando a Victoria a bailar con más fuerza. Las tres amigas formaron un círculo, riendo y disfrutando de la música.

—¡Esto es lo que necesitábamos! —gritó Rufina, moviéndose al compás.

Amanda, aunque aún lidiaba con sus sentimientos sobre Sofía, sintió que la alegría comenzaba a brotar. Miró a Victoria, cuya sonrisa iluminaba el lugar. Tal vez, después de todo, había esperanza para su amistad y su corazón.

El tiempo pasó rápidamente entre risas, bailes y recuerdos compartidos. Pero a medida que la noche avanzaba, Amanda no pudo evitar preguntarse cómo se sentiría al salir de la discoteca y enfrentarse a la realidad. La vida no se detendría solo porque había reencontrado a su amiga.

—¿Vamos a tomar algo? —sugirió Victoria, rompiendo sus pensamientos.

Amanda asintió, agradecida por la distracción. Las tres se dirigieron hacia la barra, la música aún resonando en sus oídos. Mientras esperaban sus bebidas, Amanda observó a Victoria, dándose cuenta de lo mucho que había cambiado en todos esos años. Pero en el fondo, la esencia de su amistad seguía intacta.

—¡Qué noche! —dijo Victoria, tomando su trago y levantándolo en un brindis—Por las viejas amigas.

—Y por los nuevos comienzos —agregó Amanda, sintiendo que quizás, solo quizás, había un futuro brillante esperándolas.

Las risas y la música llenaron el aire mientras brindaban, y Amanda se permitió disfrutar del momento, sintiendo que la vida, aunque compleja, seguía ofreciéndole oportunidades para reconstruir.

A medida que avanzaba la noche, Amanda decidió que era momento de dejar de lado sus preocupaciones por Sofía. La vida era demasiado corta para permitir que el pasado dictara su presente. Con el apoyo de Rufina y la calidez de Victoria, sentía que podía afrontar lo que viniera.

Al final de la noche, mientras salían de la discoteca, Amanda sintió una renovada esperanza. Con Victoria a su lado, no solo había recuperado a una amiga del pasado, sino que también había encontrado la fuerza para mirar hacia el futuro.

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𝐛𝐲𝐬𝐚𝐟𝐢𝐜𝐚

𝐀𝐦𝐚𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora