Hyunjin me llevó hacia su habitación sin romper el contacto de nuestros labios, el beso se volvía más profundo, más urgente con cada paso. Sentía cómo sus manos recorrían mi cuerpo, despojándome de cada prenda con una habilidad que me dejaba temblando de anticipación. Mi piel ardía bajo su tacto, y con cada roce, mi respiración se volvía más errática.
—Eres hermoso, Felix —susurró entre mis labios, sus palabras cargadas de un deseo palpable que hizo que mi excitación aumentara de manera abrumadora.
El mundo parecía detenerse cuando me recostó sobre la cama con una delicadeza que jamás había experimentado. Su toque era suave, casi reverente, como si me tratara como algo precioso, frágil. Nunca en mi vida me había sentido así, tan valorado, tan cuidado, como si en ese momento, solo existiera yo para él.
Cuando estuve completamente desnudo bajo su mirada, me invadió una oleada de vergüenza. Sentí un impulso repentino de cubrirme, pero antes de que pudiera moverme, Hyunjin tomó mi brazo con una firmeza gentil, llevándolo a sus labios. Sus besos sobre mi mano eran lentos, cálidos, y a medida que sus labios rozaban mi piel, sentí una extraña mezcla de vulnerabilidad y deseo que me hacía estremecer.
Había algo sorprendente en la forma en que me trataba, en cómo cada gesto parecía diseñado para hacerme sentir deseado, admirado. No era solo lujuria lo que percibía en él, sino una atención que nunca antes había sentido. Me miraba como si fuera una obra de arte que ansiaba explorar.
Luego, sin prisas, Hyunjin se despojó de su camisa, revelando un torso bien trabajado. Cada músculo parecía esculpido a la perfección, y el simple hecho de verlo me arrancó un gemido bajo y tembloroso. Mi corazón latía con fuerza, casi ensordeciéndome con el sonido de su ritmo acelerado.
Hyunjin sonrió al notar mi reacción, su mirada oscura y cargada de una intensidad que me hacía sentir vulnerable y expuesto. Lentamente, empezó a recorrer mi cuerpo con sus labios, besando cada centímetro de mi piel, enviando ondas de placer que me hacían arquear la espalda contra la cama. Cada beso que descendía hacia mi vientre encendía una chispa en mi interior, y con cada centímetro que bajaba, mi respiración se volvía más errática.
Cuando finalmente llegó a mi entrepierna, un gemido escapó de mis labios, incontrolable. Mi cuerpo reaccionaba a él de maneras que jamás había experimentado. Sentí sus labios y su lengua trabajar en mí con una destreza que me dejaba sin aliento. Hyunjin no mostraba asco ni duda, al contrario, lo hacía con una naturalidad que me desarmaba, como si disfrutara de cada segundo, como si encontrar placer en mí fuera su mayor satisfacción.
El contraste con Joohyuk era imposible de ignorar. Él siempre había evitado esta intimidad, mostrando desagrado, pero Hyunjin lo hacía todo con una entrega que me estremecía, con una pasión que me hacía olvidar dónde estaba. Los sonidos húmedos, el calor de su boca sobre mí, me envolvían en una oleada de placer que no creía posible. Cada movimiento de su lengua era como una descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo, haciéndome gemir y retorcerme bajo su toque.
Mi mente se desvanecía, mis pensamientos nublados por la sensación, por la intensidad de lo que estaba experimentando. Era como si Hyunjin supiera exactamente qué hacer para llevarme al borde, para hacerme sentir deseado de una manera que nunca antes había sentido. Era una combinación de placer y adoración, de cuidado y poder, que me hacía perderme completamente en el momento.
—Hyunjin… —susurré, mi voz entrecortada por el placer, sin poder contener la oleada de emociones que me consumía.
Él levantó la vista, sus ojos oscuros brillando con un fuego que me hizo estremecer aún más. Aún con su boca sobre mí, sus manos recorrían mi cuerpo, apretando y acariciando, manteniendo el control absoluto de cada uno de mis sentidos.
Por un momento, sentí que el éxtasis estaba a punto de alcanzarme. Era como una ola que se alzaba cada vez más alto, amenazando con arrastrarme en su fuerza incontrolable. Hyunjin, como si pudiera presentirlo, intensificó sus movimientos con una precisión devastadora. Su lengua se movía más rápido, sus labios se cerraban con más firmeza alrededor de mí, llevándome al borde del abismo.
Mi cuerpo se arqueó involuntariamente, y no pude evitar los gemidos que brotaban de mis labios, altos y sin control. La sensación era abrumadora, cada músculo de mi cuerpo se tensaba, mis manos se aferraban a las sábanas con tanta fuerza que pensé que podrían rasgarse. Mi vista se nublaba, los bordes de mi visión se difuminaban mientras el placer se apoderaba de mí.
Esto me encantaba. No quería admitirlo, no quería darle a Hyunjin la satisfacción de saber cuánto disfrutaba de lo que me estaba haciendo, pero era imposible negarlo. Cada fibra de mi ser se estremecía bajo su toque, y la vergüenza que sentí al principio se desvaneció, reemplazada por una necesidad cruda y voraz.
Intenté contenerme, intenté aferrarme a la mínima noción de autocontrol, pero Hyunjin sabía exactamente lo que hacía. Sabía cómo mantenerme al borde, cómo prolongar ese momento perfecto de tensión en el que todo mi ser estaba a punto de explotar. Sentía su respiración cálida contra mi piel, su lengua moviéndose de una manera que me hacía perder la cabeza.
Mis gemidos se volvían más fuertes, más desesperados. Quería resistirme, quería mantener al menos un fragmento de control, pero mi cuerpo ya no me pertenecía. Estaba completamente a merced de Hyunjin, y la idea de eso, el saber que me tenía en sus manos, solo intensificaba el placer.
—Hyunjin… —gemí su nombre, casi como una súplica, mis manos moviéndose por instinto hacia su cabello, aferrándome a él como si fuera mi único ancla en medio del caos de sensaciones. No podía soportarlo más, estaba al límite, y con un último movimiento de su boca, me rompí.
El clímax me golpeó con la fuerza de una tormenta, un maremoto de placer que me dejó sin aliento. Mi cuerpo temblaba bajo el suyo, mi respiración era un desorden caótico de jadeos, mientras mi mente se sumía en un estado de completa rendición.
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𝙋𝙧𝙤𝙥𝙤𝙨𝙖𝙡 ☠ Hyunlix
Romance"Claro que te dejaré crecer en tus negocios... Solo préstame a tu esposo" 𝗜𝗦𝗦𝗨𝗘: Una propuesta y un esposo ambicioso. Nada parecía estar fuera de lugar con Felix, entregado como si fuera un simple objeto. Pero ese no era el verdadero problema...