Capítulo 4

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Día 4

Allimit no durmió tanto como le hubiera gustado, pero consiguió dormir unas pocas horas entrada la madrugada y se sentía descansada. Cuando bajaba a la cocina, se alegró de encontrase con Gisela.

―Hola ― la saludó Gisela ―. Anoche ya no pude despedirme de ti, tuve la oportunidad de separarla de Asher al menos por un tiempo.

―No te preocupes, entiendo.

Gisela se percató de las ojeras que había bajo los ojos avellana de Allimit, pese al discreto maquillaje que usaba siempre, era visible que no había descansado bien y se veía más delgaducha.

― ¿Ya te vas de la villa? ― inquirió Gisela preocupada por quedarse sola.

―No, surgió un problema y Asher me pidió que fuera a la oficina y lo arreglara por él. Solo serán una o dos horas fuera ¿Quieres venir?

― ¿Vas en tu Porsche?

―Por supuesto.

―Entonces voy, no importa si me aburró.

―Puedo dejarte en algún centro comercial con mi tarjeta para que compres lo que gustes o bien reunirte con tus amigas ese tiempo.

―Quiero ver a mis amigas, las llamare ahora para quedar.

―Bien, voy a la cocina beber café.

―Ahora te acompaño.

Allimit se dirigió a la cocina y pidió café a Lala y también que le preparara el desayuno a Gisela. Cuando Gisela llegó, Lala ya le estaba sirviendo y se sentó a lada de Allimit, que ya bebía su taza de café.

―No sé cómo le haces para sobrevivir con eso durante la mañana ― comentó Gisela mientras saboreaba el panqueque preparado por Lala.

―No suelo tener hambre por las mañanas.

―Nunca sueles tener hambre ― contestó mirándola ―. Solo comes el desayuno. Deberías probar un panqueque.

―No me apetece.

―Están deliciosos.

―Me lo imagino, pero paso.

Cuando estuvieron listas y Gisela dejado una nota a su madre, salto feliz hasta el garaje y subió al auto. Allimit sonreía al verla, ella hubiera querido hacer lo mismo cuando compro el Porsche, pero considero que ya era mayor para hacer semejante cosa, así que solo se conformó con conducirlo y correr en la carretera.

Antes de salir del garaje, Allimit se puso gafas de sol y cuando lo hizo, Gisela se le quedó mirando. Gisela se quedó deslumbrada ante la belleza de aquella mujer, con lentes y su actitud por primera vez relajada, parecía otra.

― ¿Lista? ― le preguntó Allimit.

―Lista ― respondió Gisela arrobada.

Allimit salió del garaje y Gisela sintió que iba sobre las nubes, una vez salir a la carretera, Allimit acelero un poco más y el viento hacía que su cabello bailara. Gisela no podía apartar la vista de ella, había algo en Allimit que la fascinaba, pese a saber que era mayor, Allimit era aún atractiva a ojos de Gisela.

Para sorpresa de ambas, el viaje se les hizo cortó. Allimit por lo genera sentía que el camino era largo, pero con Gisela de compañía, sintió que voló de inmediato de regreso a la ciudad. Mientras que Gisela, a comparación del viaje que hizo con su madre y Asher, le resultó ser aburrido y largo, casi sin fin, pero ahora en compañía de Allimit, no había sentido el pasar de las tres horas que de moraba el viaje.

―Ahí están mis amigas ― dijo Gisela señalando el lugar en la acera frente a una cafetería en donde había tres jóvenes.

―Ya tienes mi número, te llamare cuando haya terminado lo que tengo que hacer.

Siete días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora