Y bien, ahí estaba… De nuevo, en mi casa, el lugar donde crecí y del que, según mi mamá, no debí salir ese día. Ella lo sabía y estaba destrozada, triste e inconsolable… Y aunque yo también lo sabía, seguí adelante con esto.Si mis manos no la traspasaran, la habría abrazado; si mi cuerpo no fuera el de un fantasma, tendría el valor de tomar su rostro y decirle que estaba ahí, que seguiría estando para ellos.
Miré a las otras personas sin saber cómo reaccionar. ¿Había sido importante para ellas? Había tantas que realmente me cuestioné si alguna vez estuve sola, como tanto me lo repetía.
Entre tantos pensamientos, el llanto inconfundible de mis hermanas resonaba. Mi padre, en una esquina silencioso, evitaba las miradas mientras se limpiaba los ojos. Él quería ser fuerte... Él debía ser el fuerte.
Realmente no sabía cómo soportaba ver esto; tal vez solo era mi deseo retorcido de ver cuánto me habían querido, aun cuando mis ojos también estaban llenos de lágrimas. Suspiré y caminé una vez más hacia el ataúd. Las rosas frescas no disimulaban el olor de las velas que llenaba el lugar. Miré mi foto en la pared y luego mi rostro pálido.
—Hay que admitir que podría repasar mil veces este momento en mi mente y dolería igual esas mil veces —me agaché para besar la cabeza fría y me alejé en soledad, para pensar en mi nueva vida.
—Kaly... Kaaaly, tierra llamando a Kaly —una mano gentil se posó sobre mi hombro. Reaccioné al instante y miré al chico que me sonreía. —¿A dónde fuiste que no me escuchaste? —me preguntó.
—Solo pensaba un poco en el pasado —respondí restándole importancia. El horizonte despedía al sol, y me recordaba cuando miraba esos colores soñando con ser lo que ahora soy.
—El pasado puede doler si te quedas en él —su comentario me confundió un poco, hasta que noté mis mejillas mojadas y, en el piso, un pequeño brote. Había llorado y ni siquiera me había dado cuenta.
—Llorar no es tan malo... al menos no cuando lo haces por algo tan bello como recuerdos que te recuerdan tu humanidad —negué un poco ante mis propias palabras.
—Sabes lo que pienso sobre mi humanidad; no cambiaría esta vida por aquella donde temía morir. Te esperaré en la casa blanca. Espero que puedas seguir pensando en paz —dijo mientras se deslizaba por el campo y luego levitaba sobre la hierba, volando por los cielos.
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Kaly Element
DiversosEn un mundo que cambia, todo puede pasar. Tanta crueldad, injusticia y avaricia puede debilitar a sus habitantes, el mundo necesita un héroe. El mundo la necesita a ella.