Capitulo 24

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(las imágenes, personajes y animes no me pertenecen.)

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Capítulo 24:

Toji avanzaba por los pasillos del barco, su paso era decidido y silencioso. Cada movimiento parecía cargar un peso invisible, y aun así, su andar era firme y tranquilo. Robin y los pocos reclutas restantes lo observaban desde la distancia, sintiendo la gravedad en su porte, sin atreverse a interrumpirlo.

Al llegar a la cubierta, Toji emergió en la noche. El aire helado lo recibió de inmediato, golpeando su rostro con una intensidad que solo la soledad del océano en la oscuridad podía ofrecer. Cerró los ojos por un instante, dejando que el viento absorbiera el cansancio acumulado en sus hombros.

Un balbuceo suave rompió el silencio. “Ma… ma…” era la voz ronca de su maldición almacenadora, resonando con un eco extraño, como si el poder antiguo que llevaba dentro también intentara aferrarse a recuerdos lejanos y confusos.

Toji respiro profundamente, llenando sus pulmones del aire helado, y exhaló con calma, dejando escapar una parte de la tensión que lo acompañaba. La mirada en sus ojos se volvió distante, como si contemplara algo en su interior, algo que lo conectaba con el pasado y al mismo tiempo lo empujaba hacia el presente.

Juntó las manos frente a su rostro, cerrándolas con firmeza, como si en ese gesto intentara reunir el valor y la paz que le faltaban. Las abrió lentamente, permitiendo que el frío de la noche se filtrara entre sus dedos, y dejó escapar un suspiro profundo, uno que parecía llevarse el peso de incontables recuerdos y promesas.

“Deséenme suerte... dondequiera que estén”, murmuró, su voz apenas un susurro, destinado a perderse en la inmensidad del océano.

“¿T-Toji, verdad?” La voz de Robin se escuchó a sus espaldas, suave pero con una pizca de duda. Se acercaba despacio, como si no quisiera interrumpir más de lo necesario.

Toji giró levemente, con una expresión tranquila en su rostro. “Sí... Nico Robin.”

Robin esbozó una pequeña sonrisa, indecisa, mientras extendía ambas manos hacia él. En ellas sostenía dos armas: la katana Alma Partida y la alabarda Celestial Invertida. “Ehm... creo que esto es tuyo.”

Toji miró las armas con detenimiento, casi como si no las reconociera al principio. Pero al recibirlas, sus dedos las rodearon con suavidad, y en sus ojos se encendió una chispa de algo más profundo. “Gracias,” susurró, apenas audible.

Robin asintió, algo incómoda bajo su mirada. “Bueno… creo que iré a dormir,” dijo, girándose lentamente para caminar hacia el interior del barco. A cada paso, la atmósfera se volvía más pesada, llena de silencios que decían más de lo que cualquier palabra podría expresar.

Toji la observó en silencio hasta que la figura de Robin se perdió en la oscuridad del pasillo. Luego bajó la vista hacia las armas en sus manos y las apretó con fuerza, sintiendo el frío del metal.

“Desde que era joven, supe cuán cruel podía ser el mundo. Sin embargo, aun en medio de esa oscuridad, aspiraba a ser el mejor. Todo guerrero enfrenta obstáculos, pero esos mismos obstáculos son los que forjan un corazón de acero. He puesto todo mi esfuerzo en forjar lo que soy ahora, en cada paso, en cada caída.”

Toji apretó las armas en sus manos y alzó la mirada con determinación. “Hoy, ya no solo aspiro a ser el mejor. Hoy apunto a ser algo más… algo que trascienda lo que alguna vez imaginé.”

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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