General, ¡Necesita Una Victoria Amorosa! (GakuKai)

Capitulo 9

Kaito estaba confundido.

La primera vez que conoció a LongYa se llevó la impresión de que era una buena persona y alguien muy genial. Y aunque no había tenido oportunidad de conocer a fondo a los demás cantantes internacionales de la empresa, afortunadamente pudo trabajar con LongYa en algunos proyectos así que gradualmente se fueron conociendo hasta desarrollar una amistad agradable.

No se veían muy a menudo, pero cuando se daba la oportunidad platicaban para ponerse al día. Más que nada, para escuchar a LongYa alabando y presumiendo de su hermanita.

Pero ahora Kaito no entendía que rayos hacía LongYa aquí.

Si bien en el libreto que recibió y leyó antes de su "muerte" no recordaba ver su nombre en la lista de integrantes y tampoco en el story board de los videos musicales. 

¿Entonces cómo? 

Además de que hasta el momento solo se había topado con los personajes principales (Gakupo, Luka y Miku)

Quizás agregarían más cantantes; al final de cuentas solo había leído a medias el libreto.

Kaito salió de sus pensamientos y enfocó su vista a la persona frente suyo. LongYa vestía un kimono parecido al que portaba Gakupo, a excepción de que este poseía el emblema de la familia de Kaito y los colores variaban entre azul, blanco y verde jade. Y por supuesto su gran sombrero negro de cono que cubría parte de su rostro.

Kaito quedó asombrado de nuevo por unos segundos.

— Joven amo, a partir de hoy el señor Yuesheng lo acompañara a cualquier reunión a la que asista —

—¿AH? — Kaito miro sorprendido a la señora Jan y a LongYa repetidas veces.

 La señora Jan carraspeo.

— Debido al último incidente el amo tuvo la sabia decisión de asignarle un guardia personal. Joven amo, él es el señor Yuesheng LongYa; Señor Yuesheng, él es el joven amo Shion Kaito —La señora Yang los presentó, LongYa junto sus manos en forma de oración e hizo una reverencia. Kaito hizo lo mismo. 

— Es hora de partir; Joven amo, que tenga un buen viaje y una agradable visita — la señora Jan se inclinó juntando sus manos al frente — Señor Yue — se incorporó y se inclinó de nuevo.— Dejo al Joven Amo en sus manos —La señora Jan tenía una voz sumamente suave y gratificante de escuchar, pero en situaciones importantes sabia dar carácter.

LongYa asintió y se subieron al carruaje. Antes de cerrar la puerta Kaito miro a la señora Jan y le sonrio cálidamente — Hasta luego, señora Jan.

La señora Jan abrió grande los ojos pero rápidamente salió de su trance y le sonrió de vuelta.

...

Después de unos minutos se dirigían a paso constante hacia el palacio real. Kaito estaba emocionado, el interior del carruaje lucía muy elegante y cuidadosamente arreglado, exceptuando que el trote de los caballos y unos cuantos baches y piedras hacian que el carruaje se moviera bruscamente haciendo el viaje un poco incómodo. Kaito por un momento recordó aquella vez que se subió a una montaña rusa para niños a petición de los gemelos (Rin insistió) ya que no cumplían con la estatura apta para el de los adultos (Len tenía miedo).

Kaito esperaba que no le dolieran luego sus caderas.

Miro a su acompañante; en cuanto entraron los dos se sentaron uno frente al otro y no habian dicho nada. Longya se había quitado el sombrero pero su rostro seguía cubierto con una especie de pasamontañas, dejando solo a la vista sus ojos y parte de su cabello. El chico mantenía su mirada fija en las ventanas, atento a cualquier movimiento de afuera.

A Kaito el silencio no le incomodaba pero le empezaba a dar algo de tic.

— Y... ¿Llevas mucho tiempo trabajando como guardaespaldas?— Kaito preguntó animado pero no recibió respuesta alguna. — ¿has estado en alguna batalla? — Volvió a preguntar pero solo recibió como respuesta el entrecejo fruncido de LongYa.

Kaito se dió cuenta que este chico no tenía ganas de charlar asi que se dispuso a imitarlo mirando una ventana hasta que llegarán al palacio.

El tener a alguien vigilandolo definitivamente le traería grandes dificultades y estropearía sus planes.

A menos que tratara de ser lo más discreto posible. Pero a Kaito le daba dolor de cabeza las cosas difíciles.

Ahora no solo tendrá que persuadir a Gakupo si no también a su padre y a LongYa.

"Persuadir a LongYa"

A Kaito se le iluminaron los ojos y un foco imaginario se encendió.

Podía persuadir a LongYa poco a poco para que este se diera cuenta que no necesitaba de su protección.

Kaito giro sus ojos de lado y lado, pensando cuidadosamente en lo que diría.
— Sabes, mi padre suele ser un poco exagerado, ya sabes, eso de hablarte para que puedas cuidarme y asi... — Kaito siempre estuvo agradecido por tener buena labia pero ahora rezaba para que aquello no lo llevara a su perdición.

Pero para su sorpresa LongYa le respondió.

— El Señor Shion solo esta siendo precavido — finalmente había hablado y Kaito casi se le escapa un grito de la sorpresa.

— Si, tienes razón — Kaito tosio para aclarar su garganta — Pero sigo pensando que es una decición precipitada — se acomodó en su asiento — Quiero decir, mi padre se encargo ya del culpable.

LongYa solo soltó un bufido burlón.

— Puedo cuidarme solo, también se algunos trucos de defensa personal — Kaito hizo unos movimientos con sus manos simulando una "pelea". A los ojos de LongYa solo parecía que estaba haciendo unos terribles pasos de baile.

Kaito lo miró, esperando una respuesta pero LongYa ya no estaba dispuesto a volver a hablar. O más bien, a seguir sus incoherencias.

Kaito suspiró, ya rendido, pero esperaba que al menos el LongYa de este mundo le creyera. Poco a poco caería.

Volteó de nuevo hacía la ventana y Kaito quedó sorpredido al ver que el paisaje había cambiado rotundamente. Ya no se veían casas ni calles amplias y puestos; en su lugar estaban montones de árboles y maleza, el ruido de los carruajes y las charlas de los habitantes fue sustitido por el canto de la aves y las corrientes de viento.

Kaito quedo embobado con el paisaje, definitivamente era muy diferente a la vida urbanizada, sonrió recordando melancolicamene su vida citadina.

La refrescante brisa comenzaba a relajarlo asi que poco a poco Kaito fue entrecerrando los ojos hasta que en un momento se quedo dormido.

Finalmente Longya aparto su atención de la ventana solo para mirar por unos segundos al peliazul.

"Te espera un viaje dificil por recorrer, niño"
Susurro LongYa casi inaudible, volviendo a su pose inicial.