Capitulo 6

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"El libro que estás leyendo es una adaptación. La obra original pertenece a @Diother_Lu y puede hallarse en Wattpad y a la venta en Amazon (en formato físico y digital), donde está completa."

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Al despertar el chico se da cuenta de que es de noche de nuevo, no por un cielo estrellado, sino porque está dentro de la casa nuevamente. El vampiro no parece estar por la planta baja al menos, pero sí ha dejado trapos y una fregona para que limpie el vómito y la sangre resultantes de la paliza de anoche. No sabe dónde está su amo, pero no quiere saberlo, simplemente se pone en pie rápidamente y empieza a limpiar, temiendo que el otro se enfade si no lo hace.

Llora mientras pasa el mocho por las manchas sanguinolentas, no solo porque todo su cuerpo se resiente de la noche anterior, amoratado, rasguñado y sucio de sangre, sino porque él no debería estar limpiando el estropicio como si fuese el culpable.
Realmente se está esforzando por ser un buen chico, no es siquiera una de esas mascotas rebeldes o astutas que conocen mil ardides para huir de sus tareas, sino que es dócil y trata de hacer lo que se le ordena para no ser maltratado ¿Por qué aun así Minho le trata de ese modo horrible?
No quiere pensar que es un monstruo completamente, que no tiene sentimientos más que el deseo por herirle o la satisfacción por verle llorar y sangrar, porque si es así perderá toda esperanza.

Además, aquel vampiro que le ayudó una vez tenía la misma mirada de Minho cuando lo pilló distraído en la sala de exposiciones, parecía tan pequeño y asustado rodeado de todos esos vampiros, como él mismo en su presencia. Y está seguro de que pese a todo lo que le teme, puede sacar de él algo capaz de amar, de compadecerse.

—¿Has terminado? —pregunta su poderosa voz.
El chico se voltea, pálido como la cal, y asiente.
—Bien, sube, debes limpiar algunas cosas más.
Asiente y corretea escaleras arriba, no quiere hacer a su propietario esperar un solo segundo, no después de sufrir su mal genio.

Una vez arriba pasan del despacho del hombre para dirigirse a la sala principal, la que tiene la puerta más grande.
Minho empieza a abrirla y el pobre humano siente que el tiempo se detiene mientras recuerda el olor a descomposición de la otra habitación. Sudores fríos caen por su rostro y teme con toda su alma encontrarse de nuevo paredes ensangrentadas y cadáveres.

Aguanta su respiración.

El vampiro abre la puerta mostrando una enorme sala con paredes revestidas de estanterías llenas de libros. A un lado hay un gran escritorio y al otro una cómoda mesita baja y asientos donde uno podría leer cómodamente, cerca de otra chimenea, esta es más pequeña que la de abajo y no tiene nada metálico en ella, pero le trae recuerdos desagradables.
Siente su herida arder, pero niega y trata de centrarse en lo bueno, así que entra correteando hacia los libros, mirándolos con los ojos enormemente abiertos.

—¡Amo, esto es genial! Me encanta leer, cuando... hace seis años pasaba todo el día leyendo, toda la noche, incluso en los recreos estaba solo leyendo y era genial, meterte en un mundo de fantasía y vivir tantas cosas solo con letras... Oh, mi señor ¿Cuántos libros hay aquí? ¡Son cientos! ¿Los ha leído todos? ¡Pensé que no volvería a ver un libro en mi vida!

El chico parlotea a toda velocidad revoloteando por la habitación como una alegre mariposa. Sus pies parecen ingrávidos, paseándolo con lo que parece un divertido baile frente a los cientos de títulos que se amontonan ante sus ojos. Minho los mira, tan brillantes y despreocupados, sabe que su mascota ha olvidado por unos instantes dónde está y de quien es. Y eso debería enfadarle, pero no lo hace. El humano es tan hermoso, rebosa una alegría que le resulta tan lejana y codiciada que quiere correr a abrazarlo, a pedirle, por favor, que le dé un poco más de esa cálida sensación que sus sonrisas despiertan.
Cuando se halla a sí mismo pensando en semejantes tonterías parpadea rápidamente y borra de su mente todo afecto por el humano emocionado, entonces reacciona mirándolo con los ojos bien abiertos, todavía sorprendido por su cambio de actitud y por lo rápido que le ha llenado a él la cabeza de pájaros.
El chico lo mira un segundo, de soslayo, y se detiene en seco bajando la vista y poniéndose rígido y encorvado como de costumbre, totalmente asustado.

La mascota de un vampiro **adaptación 2 min**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora