IV

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El transcurso de camino hacia al departamento de "Kyo" fue muy agradable para ambas. Se la pasaron conversando de las cosas que más les gustaba hacer y descubrieron que realmente tenían mucho en común.

Divina no paraba de sonrojarse cada vez que él la llamaba linda, no es que fuese la primera vez que alguien la halagaba, definitivamente no, pero con él era diferente... se sentía diferente.

- Es aquí - Comentó Yoko señalando por la ventana - Gracias por traerme Divina, espero no haber sido una molestia para ti.

- Nada de eso Kyo - Respondió Divina con una leve sonrisa. Prestó un poco de atención al enorme edificio que se encontraba al frente - Vivimos bastante cerca. Mi casa se encuentra a 20 minutos.

- ¿En serio? Maravilloso, así podré visitarte a menudo - Dijo Yoko. Obviamente el sitio donde buscaron el departamento había sido escogido estratégicamente - Te invitaría a pasar, pero me imagino que debes tener muchas cosas que hacer...

- En realidad no hago mucho - Admitió la castaña soltando una risita - Pero tampoco quiero molestar.

- Oh, de ninguna manera molestas Divina- Yoko le extendió la mano y la tomó con un poco de timidez - ¿Puedo invitarte algo de tomar? Por favor...

- Está bien... - Divina asintió dirigiendo su mirada hacia su chofer - Alfred, estaré con mi amigo, puedes esperarme aquí o ir a comer si lo prefieres.

- Con todo respeto... no puedo dejarla sola señorita - Contestó el chofer - Su padre dijo que...-

-Estaré bien Alfred, si necesito algo yo te llamo, ¿de acuerdo?

Yoko observaba la escena, era de esperarse que el chofer se pusiera renuente ante la idea de dejar a una de las chicas más pudientes y reconocidas de Los Ángeles con un simple desconocido.

- Oye, está bien - Interrumpió Yoko - Solo quiero invitarla a tomar algo por el gesto de amabilidad que tuvo conmigo al traerme hasta aquí.

- Está bien... - Aceptó aquel hombre aún sin estar del todo de acuerdo - Voy a permanecer aquí por si algo se ofrece.

- Gracias Alfred - Contestó Divina y luego dirigió su mirada hacia "Kyo" - Perdona... él siempre cuida muy bien de mi, solo está curioso de que haya aceptado venir con prácticamente un desconocido.

- Es verdad... ¿no crees que eres un poco confiada? Digo, yo podría ser un asesino o secuestrador y fácilmente te estarías entregando a mi - Murmuró Yoko con vacilación observando el semblante callado de Divina - Estoy bromeando.

- Lo sé - Respondió con simpleza - Sería muy loco que de verdad lo fueras, pero con esa carita tan tierna, dudo que seas así.

- ¿Crees que soy lindo? - Preguntó Yoko de repente y sintió su pecho palpitar cuando Divina asintió tratando de evadir su mirada - Tú eres hermosa.

She | Wenclair Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora