OO2: Falda

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Dato curioso: “Tenshi” significa “angel”
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Bendito sea el momento en que Momo comenzó a llevar a Shouto de compras. Ahora tiene múltiples prendas bastante curiosas que le permiten ver algo de piel del bicolor... Más de la que ya ve casi todas las noches, por cierto.

Pero el punto es que se ve magnífico. Porque Shouto es ese tipo de persona a la que todo le queda increíble.

—Kei, ¿cómo me veo?

Shouto da media vuelta, señalando con la mirada la falda color rosa pastel que utiliza, acompañada por un lindo suéter blanco de tela suave.

¿En verdad es necesario preguntar?

Con todas las indiscretas miradas que le ha estado enviado desde hace un rato, creyó que se daría cuenta de lo fabuloso que se ve.

—Como un auténtico modelo. Podrías posar para mí todo el día y nunca me cansaría de verte —respondió, apoyando las manos en el colchón, mientras levantaba el mentón para que Shouto no notara la intensa mirada en su falda—. Eres precioso, tenshi.

—Ow, gracias. Me halaga mucho escuchar esa respuesta —él suelta una pequeña risa, dejándole un beso en la nariz.

Sin embargo, antes de que pueda separarse, Keigo coloca sus manos en la cintura ajena y lo atrapa contra su cuerpo, sorprendiéndolo.

—¿Sabes? Creo que la prenda que te quedaría más que bien sería la sábana —menciona.

Shouto esboza una sonrisa divertida al notar el tono coqueto que utilizó, negando con la cabeza. Lleva sus manos hacia el rizado cabello, hundiendo sus finos dedos en este, enredándolos en los mechones rubios.

Y, oh, Shouto se ve tan bien estando a esa altura. Mirándolo desde arriba con esos bonitos ojos, los cabellos sedosos cayendo hacia el frente al inclinar la cabeza.

—Hmm, creo que te he estado torturando por ya bastante tiempo —comenta en respuesta, ladeando la cabeza. Keigo no niega que tiene toda la razón, pues fue todo un reto para él ver a Shouto cambiarse justo frente a sus propios ojos y no hacer nada para no quedar como un pervertido. Aunque ya lo es y ambos lo saben perfectamente—. Perdón, estaba tan concentrado en asegurar que la ropa que Yaoyorozu me recomendó me quedara bien que me olvidé de tí.

—Eres cruel a veces.

—Sí... merezco un castigo por eso, ¿no te parece? —levanta una ceja, juguetón.

Y Keigo no debe pensarlo dos veces para cambiar posiciones y tumbarlo sobre el colchón, devorando su boca casi al instante.

Shouto podrá verse genial con esa ropa, pero siempre se verá mejor estando desnudo y debajo suyo.

Fin del caso.

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