Bajo la Luz de Yokohama (2)

65 11 10
                                    

Shoto vagaba sin rumbo por Yokohama, incapaz de concentrarse en nada. Su mente viajaba a aquella noche en que todo cambió para él.

—Vamos, pequeño, no temas. Te prometo que te ayudaré...

Recordó las palabras de aquel hombre, y se sintió ingenuo por haber creído en él.

Iba a continuar su camino cuando un fuerte golpe resonó detrás de él. Se dio la vuelta y reconoció al chico que había caído de espaldas un poco más lejos.

—¡Vaya forma de caer! —exclamó alguien en la multitud.

— ¡Creo que se golpeó la cabeza al caer!.

Justo cuando iba a acudir a su ayuda, vio cómo el sujeto se quitaba la capucha, revelando su cabello rubio con un mechón negro. No necesitaba más pistas; era Denki Kaminari, a quien había visto en el festival deportivo.

Sin pensarlo dos veces, Shoto se escondió rápidamente detrás de un callejón, intentando no ser visto. No era tonto; sabía que los héroes lo estaban buscando a como diera lugar. Se preparaba para salir en busca de otro escondite, cuando escuchó la voz de una niña de aproximadamente nueve años.

—¿Tsubame? ¿Qué haces aquí a estas horas? Es peligroso —preguntó, preocupado.

—Lo siento, Shoto. Es que... no encuentro a Haruto —se disculpó ella, temblando levemente al hablar.

—Sígueme, te ayudaré a buscarlo —dijo, colocándose una capucha que cubría su rostro.

Mientras caminaban juntos, Shoto se sentía inquieto. A pesar de la situación, no podía evitar preocuparse por Tsubame. El ambiente nocturno de Yokohama era peligroso, y el hecho de que ella estuviera sola a esas horas lo llenaba de ansiedad.

—¿Por qué no regresaste al refugio? —preguntó, tratando de mantener la voz tranquila.

—Me quedé atrás buscando a Haruto, y luego no pude encontrar el camino de regreso —respondió Tsubame, mirando hacia el suelo, avergonzada—. No quería preocupar a los demás.

Shoto la miró, sintiendo una mezcla de admiración y frustración. Sabía lo valiente que era, pero también entendía que a veces era mejor pedir ayuda.

—No te preocupes, lo encontraremos —aseguró Shoto, tratando de infundirle confianza mientras avanzaban por las calles de la ciudad—. Iré a preguntar por allá si alguien lo ha visto. Quédate aquí.

—¡Entendido! —exclamó Tsubame.

El bicolor se dirigió hacia unos puestos de comida rápida y preguntó a todos los que estaban allí si habían visto a un niño que coincidiera con la descripción de Haruto. Después de un rato, al no obtener respuestas, decidió volver. Justo entonces escuchó el grito de alivio de Tsubame, así que no dudó en acercarse.

—¿Está todo bien? —preguntó al estar junto a ellos.

Cuando Shoto levantó la vista, sus ojos se encontraron con los del pelinegro. El chico se veía ligeramente agitado, pero más calmado ahora que había encontrado a Tsubame.

—Shoto... —murmuró Tsubame, notablemente aliviada por su llegada.

—Me alegra que estés bien, Haruto —dijo Shoto, posando una mano en el hombro del niño antes de mirar al pelinegro—. Gracias por ayudarles. No te había visto antes por aquí.

—Nah, soy nuevo en la zona. Vine porque tenía una cita, pero... —El pelinegro hizo una pausa—. Nunca llegó. Así que aquí estoy, vagando por la ciudad.

Shoto lo miró por un momento, analizando la historia del chico, pero finalmente decidió dejarlo pasar. En realidad, lo que más le preocupaba era el hecho de que había visto a Kaminari antes y necesitaba una excusa para esconderse.

Héroe Perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora