Pasaron dos días desde aquel momento especial con el pastel, y algo había cambiado entre Nick y yo. Había una ligereza en el aire que no existía antes, como si cualquier inhibición que tuviéramos hubiera desaparecido. Los miedos que solían atraparnos, las dudas que nos paralizaban, se habían extinguido poco a poco. No habíamos formalizado nada con palabras, pero no era necesario. Ambos sabíamos lo que queríamos, aunque también entendíamos que había cosas en las que debíamos trabajar, heridas que sanar y barreras que superar antes de dar ese salto definitivo.
Aún así, no quería quedarme esperando a que todo se resolviera por sí solo. Decidí ser yo quien diera el primer paso. Necesitaba sentirme más fuerte, no solo emocionalmente, sino también físicamente. Quería ser alguien que pudiera cuidar de Nick, alguien en quien él pudiera apoyarse cuando lo necesitara, sin importar la situación. Así que, con ese objetivo en mente, me acerqué a Curtis y le pedí consejo.
—Quiero ser fuerte —le dije, sintiendo la determinación arraigarse profundamente en mi interior—. Quiero ser yo quien cuide la espalda de Nick. ¿Conoces algún gimnasio que cobre barato?
Curtis no perdió tiempo. Su reacción fue inmediata, como si ya supiera lo que necesitaba sin tener que decírselo dos veces. Me llevó directo a un gimnasio que, según él, era propiedad de su padre. Al llegar, me impresionó la atmósfera pesada y el ambiente intenso del lugar. Olores de sudor, metal y esfuerzo impregnaban el aire. Cuando le pregunté por el costo, insistí en pagar, pero Curtis simplemente me miró como si hubiera dicho algo absurdo.
—No seas tonto, Anon. Puedes venir gratis. A estas alturas, eres prácticamente mi hermano —me dijo, dándome una palmada en la espalda con una fuerza que casi me tambaleó—. Además, estás haciendo esto por Nick, y yo también quiero lo mejor para él.
Aunque me sentía algo incómodo aceptando esa generosidad, decidí no protestar más. Había algo reconfortante en saber que Curtis me apoyaba de esa manera, y más aún, que entendía mi deseo de ser mejor por Nick.
Cuando llegó el momento de empezar, Curtis se quedó observándome mientras me quitaba la camisa, evaluando mis músculos con una mezcla de sorpresa y aprobación y otras cosas... No había entrenado en meses, pero mi cuerpo aún conservaba algo de su antiguo estado. Sin embargo, se notaba que estaba fuera de forma.
—Fiu... tienes buenos músculos para ser humano, aunque se ven dormidos —comentó Curtis, impresionado, mientras me rodeaba—. Dejaste de trabajarlos, ¿verdad?
Asentí, algo avergonzado por lo que iba a contarle.
—Sí, desde un par de meses antes de llegar aquí dejé de hacerlo. Mi padre me obligaba a entrenar desde que tenía 12 años. Siempre quería que estuviera en la mejor forma posible, pero... —hice una pausa, sintiendo el nudo en mi garganta formarse al recordar— después de cierto incidente, lo dejé.
Curtis me dio unos suaves golpes en el hombro, como si comprendiera lo que no había dicho en voz alta.
—Aún se pueden salvar, Anon, pero te lo advierto —dijo con una sonrisa que contenía un toque de malicia—, ¿estás listo para sufrir?
Lo miré a los ojos, recordando las duras palabras de mi padre que se quedaron conmigo incluso después de dejar todo atrás, aunque ahora las veía como algo positivo, quizás estuve mal interpretando algunas cosas y las vi realmente mal, cuando en realidad quizás solo me estaba apoyando a su manera.
—Como decía mi padre, es hora de hacer llorar estos músculos.
Curtis sonrió más ampliamente y puso su mano en mi hombro, dándome un apretón firme que dejaba claro que el entrenamiento no sería fácil.
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My blue scaled Nick
RomanceLa historia inicia con Anon eligiendo sus materias, evitando que Naomi pudiera meter mano y usado en sus planes, ocasionando un efecto mariposa que provocara que Anon conozca y se una a otro grupo de amigos, provocando nuevas interacciones y un nuev...