Capítulo 1: Reunión celestial.

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21 de junio de 2049, Argentina.

Remerita blanca, jeans negros... Listo para salir.

Hoy era un día normal en casa. Mis padres estaban trabajando, mi hermana menor veía una serie en el celular mientras terminaba de desayunar y yo me preparaba para ir a la universidad. En realidad, ya estaba listo.

Salí por la puerta de casa mientras mi hermana me señalaba su celular desde una de las sillas.
"¡Dice la mami que le respondas los mensajes que te envió!"

"Que sí, que sí, voy apurado ahora. Después me fijo qué me escribió. ¡Chau!"

Ella se acercó y se escuchó que cerró la puerta con llave. Siempre tengo la ligera sospecha de que cuando me voy y le queda la casa sola, ella pone la música al palo. Bueno, sería algo lógico para una adolescente.

Una brisa ligera me chocó la cara mientras caminaba por la vereda. Lo raro era que, por más que hoy empezaba el invierno, estaba caluroso. Se ve que el cambio climático está pegando fuerte. Me parece que cuando llegue el verano directamente vamos a terminar calcinados.

Me subí al auto, con el que estoy endeudado, y comencé a conducir por las calles del barrio con la mente en las clases, los mensajes de mamá y las tareas que tenía pendientes.

Sobre lo de mi auto, es simplemente uno gris usado que me compró mi papá. Siempre le decimos "el doscientos ocho". Él lo empezó a pagar en varias cuotas hace poco, solo que el tema complicado es que yo le tengo que terminar pagando la mitad a él. Por ahora le voy entregando prácticamente todo el monto que cobro de la beca que me dan por ir a la facultad, pero me parece que tengo que ir pensando en buscar un trabajo. El mes que viene cumplo veintiuno... Ya veremos qué pasa.

Prendí la radio un ratito hasta que todo cambió en un momento. Un cruce complicado en una rotonda, un instante de imprevisto y, de pronto, el sonido ensordecedor de metal retorciéndose. El impacto contra otro auto fue brutal. Sentí cómo mi cuerpo era sacudido violentamente, y luego, un silencio horrible.

En un abrir y cerrar de ojos, recuperé la conciencia. Me encontraba en un lugar extraño, bien iluminado y rodeado de nubes.

"¡¿Hey, qué sucedió?!" Grité al aire, como si realmente alguien fuera a contestarme.
"¿Acaso... acabo de morir? Creo que tuve hace unos segundos un... accidente. ¿Dónde estoy? ¡¿Qué es este lugar?! No puede ser..."

Todas mis palabras desesperadas se desvanecían en el aire. Tardé unos segundos en procesar lo que realmente había sucedido y al final exploté en rabia y desconsuelo.
"¡Maldición! ¡Maldito auto de mierda! ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Maldito idiota! ¡Me arruinaron la vida!"
Mis lágrimas caían una tras otra mientras gritaba y golpeaba el suelo, que apenas oponía resistencia. Mi cuerpo se sentía casi invisible y sin fuerza.

¿Tengo que aceptarlo...? ¿Así como si nada? Ya no soy... Parece que ya no soy lo que se podría definir como algo físico; mi cuerpo se siente diferente... No estoy vivo...

Es horrible... Ahora me siento vacío e inservible. Pero... ¿Qué hago acá?

"¡Ahhh! ¡Mierda! ¡No tenía que pasar esto!"

Luego de unos segundos, me calmé y dejé de llorar, secándome las lágrimas de la cara. Me levanté y comencé a ver a mi alrededor; el suelo estaba cubierto de nubes muy blancas y en las lejanías se veían planetas, estrellas y auroras de diferentes colores.

"¿Dónde carajos aparecí? Dios... ¡Cómo mierda se me vino a cruzar un auto así!"
Avancé pateando las nubes bajo mis pies. Ya las consideraba algo molestas. En realidad, toda esta situación me molestaba.

El pibe isekaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora