Todavía estaba en la cueva de Kuri, desquitando mi ira reventando las piedras entre sí, traspasándose violentamente las partículas de una a la otra. Ahora la mía estaba prácticamente toda amarilla de tantas que tenía flotando alrededor.
¿Cuál será el límite? Si supongo que esta es la última cueva de la zona... Por lo menos yo no conozco a ninguna persona más.
Chocando las últimas dos, la piedra empezó a tambalear sobre mi mano, como si fuera un huevo a punto de eclosionar. La miré de arriba a abajo.
"¿Eh?"
De pronto una enorme luz proveniente de la piedra me cegó e iluminó de amarillo toda la cueva.Cuando abrí los ojos... eh... No sabría cómo explicarlo. Realmente no tenía sentido lo que tenía delante de mis ojos.
"¡Gracias por liberarme, mi señor!"
"Esto..."
Ahora en mi mano había una pequeña criatura, solo un poco más grande que mi mano, con alas brillantes, cabello rubio, piel blanca y ojos verdes muy brillantes. Inmediatamente reconocí que lo que estaba viendo era un hada.
"¿Hola?" Fue lo único que atiné a decir, todavía intentando aclarar mis ojos luego de la intensidad de la luz."Gracias por liberarme, mi señor", volvió a repetir, pero esta vez inclinando su cuerpo hacia delante en forma de agradecimiento. Casi esperando a que yo actuara como su... ¿Héroe?
Sentí el peso ligero de la criatura en mi palma, su mirada fija en mí con su cuerpo todavía ligeramente inclinado, esperando algún tipo de respuesta.
No podía evitar preguntarme cómo una simple piedra había albergado algo así. ¿Cuánto tiempo llevaba esta... señorita, atrapada ahí? ¿Y por qué demonios me llamaba 'mi señor'? Mi mente se llenó de preguntas, pero ninguna tenía una respuesta fácil.
No esperaba que mis experimentos tuvieran consecuencias tan... tangibles.Me rasqué la cabeza con la otra mano pensando qué responderle. Mientras tanto, observé que ella portaba un pequeño vestido celeste que ondeaba por la suave brisa mientras algunas partículas amarillas le revoloteaban a su alrededor. También noté que iba descalza.
Me aclaré la garganta antes de hablar. Debía intentar no desilusionarla.
"De nada... supongo. Yo me llamo Luciano, ¿y tú?"
Era bueno arrancar presentándonos formalmente."Me llamo Mirella y soy un hada, mi señor".
Su presencia en la cueva era completamente inesperada y de alguna manera sentía que era increíble, algo que nunca pensé poder ver.¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Me encontraba en medio de una cueva que no era la mía, con un hada recién liberada, sin ningún plan o idea de lo que vendría después. No podía dejarla aquí, eso lo tenía claro. Pero tampoco sabía cómo manejar la situación.
Tal vez lo mejor sería conocerla mejor."Es un placer conocerte, Mirella. Es un lindo nombre", respondí, tratando de asimilar la situación, pero manteniéndome seguro en mis palabras.
"¿Cómo llegaste a estar atrapada en esa piedra?""No lo sé", dijo, casi que con un tono desinteresado mientras usaba sus alas para volar desde mi mano hasta ponerse frente a mi cara, inspeccionándola.
"Bueno, supongo que yo era el indicado para liberarte".
Mirella sonrió mientras descendía hasta pararse sobre el suelo.
"¡Sí, lo eres! Ahora que me has liberado, estaré a tu servicio. Mi magia está a tu disposición".¡¿Eh?! ¿A mi servicio? ¿Qué significaba eso en realidad? ¿Qué clase de poder había liberado sin darme cuenta?
Hasta parecía un soldado, el cual acataría mis órdenes incluso si eso significaba mandarla a conquistar todas estas tierras.
Ahora esto abriría un mundo de posibilidades de cosas para hacer.
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El pibe isekai
FantasiaEn un espacio inter dimensional, Luciano, tras fallecer en un accidente, es reclamado como alma por la diosa Sariah para tener una segunda oportunidad de vida en un mundo primitivo lleno de magia y peligros. Él es enviado principalmente con el objet...