Despertada por ansia

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Aquella noche me fui bastante pronto a la cama de lo habitual, eran las once y media de la noche, el cuerpo me pedía dormir mucho para madrugar a las siete de la mañana. En mi más plácida tranquilidad, caída en sueños, comencé a ver imágenes perturbadoras, más allá de las películas de terror y gore. La imaginación siempre supera a la ficción. Tuve una mala sensación mientras sentía mi cama mullida, el calor del edredón y la comodidad de las almohadas, era como si...al ver a aquel cuerpo pálido en el arroyo, con luz tenue marcada por la luna y nubes dispersas, como si sintiera que estuviera en peligro. El cuerpo sin vida, esquelético, de piel blanca y cabello platino, me hacía llevar mi mano hacia el; le tocaba el pecho, su piel estaba fría, pasaba mis uñas deslizándolas esternón abajo, sentí la necesidad de abrir el cuerpo con mis garras. Mis manos ensangrentadas, con su corazón en mi mano, el contraste de su piel blanca con su sangre rojo vino, veía su barriga abierta desconfigurada, luz lunar tenue, sangre brillante, el fondo del cuerpo era oscuro, todo abierto, no chorreaba, solo era sangre coagulada.
¿Porqué tuve en mis manos su corazón? Quise deshacerme de esa visión, solo me trasmitía mala energía, quise modificar esta construcción de mi subconsciente.
Me alejé del cadaver observando como el agua que fluía por el arroyo lo iba deslizando moviendo su cuerpo inerte suavemente, moviendo sus articulaciones como si prendiera de vida. No estaba asustado, solo observaba una metamorfosis como que el cuerpo yacente se desintegró en el arroyo y solo dejó a la luz su columna vertebral brillante moviéndose como una tranquila escalopendra. En el destello se observaba la transformación, la mezcla del líquido vibrante como es el agua con la luz que desprendía y sus propios huesos, iban construyendo una figuración antropomorfa. En el cielo nocturno las nubes se dispersaron y con el destello lunar pude ver con claridad que lo que antes era sombrío y desagradable, ahora se convirtió en un cuerpo femenino hermoso. La luna hacía brillar su piel, era blanca como la perla, su cabello abundante y largo era blanco como la misma luna, sus dedos eran finos y sus labios algo rojizos; ella flotaba en el arroyo, observaba como su melena era movida por el flujo del agua, delicada. Sus ojos estaban entre cerrados, tenía una mirada seductora, una mirada felina que me hizo adentrarme en el arroyo a sostenerla, a tocarla, su piel era suave; sentí el impulso de satisfacerme, ahí, mientras ella flotaba, sus piernas me rodeaban, sentía su calor interior, sentía su propia sensación también, la sensación de ser penetrada bastamente y la sensación de notarla húmeda y ardiente. Me la estaba follando bajo el agua, notaba como mi feminidad era pequeña para mi gran erección, subía mis piernas apretando mis muslos con sus manos, colocándolas en uno de mis hombros mientras seguía poniéndome esa cara de zorra, así notaba su feminidad todavía más estrecha. Su gesto de placer me provocaba ahorcarla y con cada embestida colocaba mis grandes manos alrededor de su delicado cuello; deseaba que me ahogara y empujé su cabeza bajo el agua mientras me la seguía follando. Notaba como sus manos apretaban mi cuello, notaba como no podía respirar bajo el agua, notaba como mi cuerpo se agitaba, notaba como me follaba con fuerza, mis piernas abiertas y tú satisfaciéndote.
Desperté por ansia. Ya no podía dormir, mi cuerpo estaba activo y solo quería tocarme. Me lamí desde la palma a los dedos de una mano, con la otra descubría mi clitoris, lo masajeaba suavemente pero necesitaba más. Con la mano abierta me pegaba, quizás me pasé pero me excitaba y buscaba un orgasmo rápido. No pretendía introducir mis dedos pero necesitaba más. Sin esperarlo, tocando mi vulva, la notaba muy mojada, seguía pegándome y metiendo un dedo, luego dos, luego tres, luego cuatro. Ya no podía estar tumbada, tuve que sentarme mientras sentía toda la presión de mis manos en mi y conseguí la explosión hormonal.

Amar en Pírez revueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora