Puedo hacer las cosas YO SOLA.

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NARRA TN.

Cuatro meses de embarazo. Los días son largos, pero también gratificantes. He seguido trabajando, aunque con un ritmo más suave gracias a mis compañeros, quienes se encargan de ayudarme en casi todo. Me ofrecen comida, se adelantan a cualquier tarea física y están pendientes de mis descansos. Aunque a veces me siento un poco sobreprotegida, su cariño y apoyo hacen que me sienta afortunada.

Pero Namjoon... Namjoon lleva esa protección a otro nivel.

Desde el momento en que supo del embarazo, se ha vuelto incansable. En la oficina, me deja apenas lo indispensable para hacer, como si temiera que el trabajo fuera a desgastarme. Y en casa... es peor. Él cocina, limpia, lava la ropa, organiza cada rincón del apartamento. Si trato de hacer algo, aunque sea pequeño, me quita las cosas de las manos como si fuera frágil de cristal.

Al principio, fue lindo. Ver cómo se preocupaba por mí y el bebé me hizo sentir amada. Pero ahora... ahora es agotador. Me hace sentir inútil, como si no fuera capaz de cuidar de mí misma. No soy una muñeca. Soy una mujer capaz, embarazada, sí, pero no rota. Y esta sensación me está carcomiendo lentamente.

Hoy ha sido uno de esos días largos. Llegué a casa después de la oficina con la intención de preparar la cena, pero en cuanto abrí el refrigerador, Namjoon apareció detrás de mí.

—Yo me encargo, amor. Tú siéntate y descansa —dijo con una sonrisa dulce mientras me quitaba de la cocina con la misma facilidad con la que mueve un libro de lugar.

Suspiré y me dejé caer en el sofá, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. No pude evitar apretar los puños en mi regazo. Estoy agradecida por todo lo que hace, lo sé, pero no puedo seguir sintiéndome así. Esto tiene que parar.

Lo esperé. Cuando terminó de cocinar y se sentó a mi lado en el sofá, lo miré con seriedad.

—Namjoon, tenemos que hablar —dije en voz baja.

Él levantó la mirada, preocupado al instante.

—¿Pasa algo? ¿Te sientes mal?

—No, no es eso... —Tomé aire, buscando las palabras correctas—. Mira, sé que haces todo esto porque me amas. Y lo aprecio, de verdad. Pero siento que no me dejas hacer nada.

Su expresión cambió, y podía ver la culpa asomando en sus ojos.

—Cario... solo quiero cuidarte a ti y al bebé.

—Lo sé, Nam. Pero tienes que entender que soy capaz de hacer cosas por mí misma, incluso estando embarazada. No quiero sentirme inútil en mi propia casa. No quiero ser una carga para ti.

Namjoon bajó la mirada por un momento, procesando mis palabras. Era evidente que nunca había considerado que sus buenas intenciones pudieran afectarme de esa manera.

—Nunca pensé que te hiciera sentir así... —murmuró finalmente, con la voz cargada de arrepentimiento.

Le tomé las manos entre las mías, apretándolas suavemente.

—Amor, agradezco todo lo que haces. Pero necesito sentir que todavía puedo hacer cosas, que soy parte activa de esta familia, no solo alguien a quien cuidar.

Namjoon asintió despacio, llevándose mi mano a sus labios para dejar un beso en ella.

—Lo siento, Amor. No quería hacerte sentir así. Solo... no quiero que nada malo les pase a ti o al bebé. Pero voy a cambiar, lo prometo. Voy a dejarte ser tú.

Una sonrisa suave apareció en mis labios, y al fin sentí cómo la presión que había estado acumulando se liberaba.

—Gracias, Nam. Sé que lo haces por amor, y por eso te amo tanto. Solo necesito que confíes en mí, igual que yo confío en ti.

Namjoon me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él, dejando un beso cálido en mi frente.

—Te prometo que lo haré. Vamos a aprender juntos, ¿sí?

—Sí —susurré, hundiéndome en su abrazo, sintiendo cómo todo finalmente volvía a estar en equilibrio.

Mi jefe (KIM NAMJOON Y TÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora