Parte única.

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''Ahm, chara, realmente... no sé que tan buena idea ha sido esto, ¿me escuchas?''

Su voz se escucha algo aguda, triste y arrepentido de haberle seguido el juego. Asriel, quién reconoce a su hermana como una chica impredecible, no era capaz de saber que es lo que seguía luego de su supuesto intento para pisar la superficie. Sus rodillas en el suelo, sus patitas recostadas sobre las sábanas que tapaban gran parte del cuerpo de su querida mejor amiga expresan el buen tiempo que llevaba en aquél cuarto buscando comunicarse con ella, saber qué es lo que al final haría... como es que todo esto resultaría.

''S-Sé que siempre has querido que nosotros apreciáramos el resto del mundo, pero... no tiene sentido si estás enferma y durmiendo para ese momento, Chara... ¿vas a despertar?''

A lo mejor y, con sus súplicas: conseguiría hacer que mínimo abriese los ojos, su corazón aún latía y él lo puede sentir, pero cada vez perdía fuerzas... ninguna magia podía recomponer la melodía de su alma latiendo con fuerza, el Subsuelo simplemente se rinde ante la esperanza de mejoría por aquella humana que trajo tanto color a los días cotidianos y aburridos, monótonos.

''M-Me... me da repudio como la gente te observa con esos ojos, como si ya no existiera nada que pueda hacerte levantar de esta cama. P-Pfff... que tonto, no te conocen, ¿cierto, Chara? Seguro que les mostrarás lo contrario.''

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Que ingenuo. Incluso mientras atraviesa los grandes páramos cargando consigo el cuerpo de su difunta hermana, todavía sigue pensando de su tonta ingenuidad, en como creyó que, la valiente y poderosa Chara, se levantaría una vez más como siempre para proceder con su ''espléndido plan'' de atravesar la barrera.

Si tan solo hubiera sabido lo que conllevaba eso, ni siquiera lo habría pensado. Sacrificar tanto por un absurdo paisaje, por un aire nuevo, por un verdadero cielo... nada se compara al rostro de ella, a esa sonrisa maligna cada vez que cometía una travesura, incluso ese rostro sonrosado cuando hacían algo que podría avergonzar a la chica.

- . . . Haahh... - Un suspiro se escapó.

No sabía decir si estaba exhausto, pero su cuerpo perdía fuerzas con el tiempo, y es que era evidente... un monstruo, cuyo poder y fuerza reside en las emociones, en los sentimientos: no podía mantenerse firme cuando aún es golpeado muchas veces por todos aquellos pensamientos intrusivos. Había conseguido alcanzarlo, ese rejunte de flores doradas que se asemejaba a una cama solo para ella, para esa chica, solo se limitaba a recostar su cuerpo para que las tocase, las pudiera apreciar desde la perspectiva de Asriel.

Porque lo sabe, ahora son uno, ya no hay nada que los separe.

- ¡Corre! -

Su grito se había escuchado desde el fondo de su mente con cierto eco. Sus sentidos agudos no fueron capaz de percibir ese acto cruel, esas estocadas en su espalda y en distintos puntos de su cuerpo por el temor de algo desconocido, de un ''monstruo''. Ese temor que azotaba a los aldeanos, ahora se reflejaban en los ataques que Asriel recibía a diestra y siniestra.

- Yo... no puedo dejarte aquí, no así... ¡Chara! -

Aferrándose al cuerpo de su única amiga, los gigantescos brazos alzaron el cuerpo de la humana para correr, correr y correr. Su paso era lento, nunca fue bueno físicamente, su hermana siempre le ganaba en cualquier cosa relacionada a dichas aptitudes, quién diría que ya no quedaba competencia al ser el único con vida, pero no por mucho. Es increíble y apreciable la resiliencia humana, como le habían seguido por tantos metros solo para continuar machacándolo con crueles e innecesarios ataques.

Querer es doloroso. || Chasriel ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora