ENTRE LLAMAS

PRÓLOGO

Próximamente en Amazonkdp.
Por derecho, sólo puedo publicar algunos capítulos.
Pero podrás leer ENTRE LLAMAS, la historia de Kane, Natalie y Theo, en Amazon completa. Te prometo que no te arrepentirás!

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Portland, Oregón. 10 años atrás.

―¿Theo? ―fue lo que dije apenas entré al apartamento, mi palabras salieron jadeantes gracias a la impresión que me estaba llevando en ese momento al ver la tenue luz de las velas iluminando un camino de pétalos de rosas blancas―mis favoritas―que me guiaba hacia nuestra habitación.

La puerta abierta, dejaba entrever que más velas decoraban la estancia.

Nuestra habitación.

Mi estómago seguía contrayéndose al recordar que ahora vivía con alguien. Y no con cualquier alguien, sino con el amor de mi vida.

Apenas un mes atrás me había mudado con Theo, y, aun cuando todo era diferente a vivir sola y tener que compartir los quehaceres del hogar, no lo cambiaría por nada del mundo.

―Hmm, ¿Theo?

―Maldita sea, llegaste antes de tiempo, Nat.

El aire escapó de mis pulmones cuando dicho hombre, salió de la cocina vestido en unos de sus costosos trajes luciendo ofuscado. Su cabello, rubio y normalmente portando una mata de rizos rebeldes, se encontraba domado y peinado hacia atrás, dándole a mi novio una apariencia del hombre adinerado que era.

―¿Qué está pasando? ―pregunté una vez se detuvo ante mí, sus ojos azules brillando con nerviosismo― ¿Qué es todo esto, mi amor? Cumplimos un año juntos la semana pasada, así que no se me olvidó nuestro aniversario...

Mis ojos se abrieron de golpe y mis palabras quedaron olvidadas cuando Theo se dejó caer sobre una rodilla ante mí.

Intenté decir algo, pero mi garganta se encontraba completamente seca al ver que él llevaba una mano al bolsillo de su saco para sacar una cajita roja.

―Sé que han sido unos meses difíciles para ti, nena ―comenzó a decir él, su garganta moviéndose compulsivamente al tragar―. Sé que apenas logré convencerte para que te mudaras conmigo y así comenzar un nuevo capítulo juntos. No quiero verte sufrir como lo hiciste cuando tu madre murió, Nat, pero de ser así, quiero estar contigo para brindarte mi apoyo y secarte las lágrimas, nena. Para brindarte mi amor sin condición.

―Theo ―murmuré con apenas voz al notar sus ojos llenos de lágrimas.

―Sé que apenas cumplimos nuestro primer año juntos, nena ―siguió diciendo él―. Sé que sólo tienes un mes viviendo conmigo. Lo sé. Pero también sé que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti. Quiero envejecer a tu lado, Natalie. Quiero tener hijos contigo y verlos crecer. Quiero todo eso junto a la mujer que amo. La mujer que me ama sin esperar a que cambie, que me acepta como soy y que me empuja a aceptar este lado que por tantos años oculté de todos, hasta de mí mismo. No quiero perder más tiempo cuando sé que tú lo eres todo para mí, nena. Cásate conmigo, mi amor. Seamos felices juntos.

Miré por largos segundos esos ojos que me habían hechizado desde el primer momento, y supe, sin lugar a dudas, que esto era lo que yo también quería.

―Sí ―finalmente musité, las emociones agolpadas en mi garganta apenas me permitían hablar―. Sí, Theo. Me casaré contigo, mi amor...

Reí en medio del llanto cuando sus brazos me alzaron y juntos comenzamos a girar en el pasillo entre el salón y la cocina, rodeados de docenas de velas y del aroma de los pétalos de rosas.