—¿Qué pasó? —Se preguntó así mismo. Su mente estaba nublada, los recuerdos eran engañosos. Sin embargo, sus ojos lloraban, su corazón dolía. No entendía por qué.
—Claro, Amanai. Yo tenía que cuidarla, ¿qué pasó? —Cuestionó, recordando con dificultad. Poco a poco los recuerdos volvían a él. Lo último que había visto antes de llegar a ese lugar, había sido un rostro angelical. No pudo distinguir el género, la edad o el tamaño. Todo era borroso. Pero sus pensamientos pararon cuando observó por la ventana, aquel paraíso de bosques que se podían apreciar desde aquel tren. Era una paz extraña la que sentía, no era normal. Ahora mismo él debía estar triste o algo así. Todo estaba más lejos de la realidad, él no se sentía así.
—¿A dónde voy? —Habló, quitando la vista de la ventana—. ¿Por qué aún estoy vivo? —Se cuestionó. Debería estar muerto, eso pensaba él. Aún tenía en mente al hombre que lo había derrotado fácilmente. Su rostro, su sonrisa, todo de él aún lo recordaba. Y saliendo de ese trance de no sentir emociones, pudo sentir algo de una vez por todas. Odio.
¿Cómo había sido posible que un Grado especial perdiera contra un No hechicero? Era humillante. Pero no todo su odio era por eso, había algo más. Un hombre sin energía maldita había asesinado a una joven inocente, alguien que estaba a punto de sacrificarse por el mundo sin pedir nada a cambio, incluso si eso le costaba todos sus sueños. Era la primera vez que se cuestionaba su sentido de moralidad. ¿Era necesario sacrificarse por ellos? ¿Valían la pena? Los hechiceros perdían la vida por ellos, ¿qué recibían a cambio? Nada.
—Esto no puede seguir así —Mencionó, pensando en muchas cosas. Cosas que cuestionaban sus principios morales y éticos—. Hombres como él no pueden existir, ¿qué debería hacer? —Suguru se sorprendía así mismo por la forma en que estaba pensando en este momento, las cosas que se planteaba hacer. Las soluciones que se proponía. Un mundo sin hechiceros sería mejor, no se lidiaría con cosas como esta. Sería una carga menos para los que eran superiores. No deberían servir a los que no habían evolucionado, nadie debería hacerlo. En todo caso, tendría que ser todo lo contrario. El débil adaptándose al fuerte. Las cosas por fin comenzaban a tomar sentido, de hecho, todo empezaba a tener sentido. Pero aún existía algo en lo que lo contradecía, era imposible decidir algo en esa situación. Él no era así, no era propio de él.
De pronto se escuchó como el tren comenzaba a detenerse, aunque Suguru no prestó atención a eso. Él seguía concentrado en sus pensamientos. Estaba en una lucha interna consigo mismo. Las puertas del tren se abrieron, no había más camino por delante, era la última parada. Suguru se puso de pie, caminando a la puerta. Se veía algo diferente, sus ojos ya no estaban perdidos en la nada.
Cuando descendió del tren, este cerró sus puertas y volvió por donde había venido. Dejando solo a Suguru, en una parada fantasma, en medio de la nada. Pero eso no parecía importarle, algo le pasaba, su mirada era diferente, su expresión era distinta. Algo había cambiado dentro de él.
—Malditos monos.
Fin del capitulo.
Nota:"Hola, ¿cómo andan? Bueno, como verán, el prólogo es bastante distinto a lo que hice anteriormente. Es solo que no quise repetir el mismo concepto y me voy a adentrar un poco más rápido en la historia.
Una segunda cosa que quiero comentar es acerca del sistema de escritura que voy a utilizar aquí. Ustedes saben que en cada fanfic que he escrito (4 hasta ahora), mi escritura va cambiando, ya sea para bien o para mal. No llevaré este estilo a mis otros trabajos, como el de Toji o el de Yuta; será exclusivo de aquí."
"Advertencia: Esta historia puede contener errores de ortografía o inconsistencias en la trama. Estoy comprometid@ con mejorarla y corregir cualquier error. Agradezco su paciencia y comprensión."
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Geto En Kimetsu no Yaiba (Geto x Demon Slayer)
Fiksi Penggemar𝗔𝗦𝗘𝗚𝗨𝗥𝗔𝗗𝗢 𝗔 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔𝗥𝗦𝗘. 𝘋𝘈𝘙 𝘊𝘙𝘌𝘋𝘐𝘛𝘖𝘚 𝘚𝘐 𝘓𝘓𝘌𝘎𝘈𝘕 𝘈 𝘜𝘛𝘐𝘓𝘐𝘡𝘈𝘙 𝘔𝘐 𝘏𝘐𝘚𝘛𝘖𝘙𝘐𝘈. El hechicero de grado especial, Suguru Geto. Será reencarnado en otro mundo.