Capítulo 01: El bar

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Era una noche cálida en Musutafu, y las luces de neón parpadeaban animadamente en la calle

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Era una noche cálida en Musutafu, y las luces de neón parpadeaban animadamente en la calle. Bakugo Katsuki, el héroe número tres, se encontraba en un bar junto a su mejor amigo, Kirishima, y algunos otros compañeros. Las risas y la música llenaban el ambiente, y Bakugo, aunque siempre tenía una actitud explosiva, se sentía relajado por primera vez en mucho tiempo.

—¡Vamos, Katsuki! Tómate un trago y suéltate un poco —exclamó Kirishima, dándole un codazo amistoso.

—No necesito que me digas qué hacer, idiot— respondió Bakugo, aunque no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa. Era agradable dejar a un lado las responsabilidades heroicas por una noche.

Mientras la noche avanzaba, Bakugo se encontraba en su propio mundo, observando a la gente bailar y divertirse. Fue entonces cuando sus ojos se posaron en una figura al otro lado de la barra. Era una chica con el cabello largo y oscuro, vestida con una camiseta ajustada que acentuaba su figura. Su risa era contagiosa y, de alguna manera, su presencia iluminaba la habitación. Sin pensarlo, Bakugo se acercó.

—¿Qué miras, explosivo? —preguntó la chica, mirándolo con curiosidad.

—Nada —respondió él, tratando de mantener su habitual actitud desafiante, pero no pudo evitar sentirse intrigado—. Solo te he visto reír.

—Me llamo Mei —dijo ella, extendiendo la mano—. ¿Y tú eres...?

—Bakugo Katsuki —se presentó, tomando su mano. La conexión fue instantánea, y por un momento, olvidó su fama.

Pasaron la noche hablando y riendo. Mei tenía una chispa que lo cautivó, algo que lo hizo sentir más vivo de lo que se había sentido en años. Después de varias copas y muchas risas, decidieron irse juntos. Mei lo llevó a su apartamento, un pequeño pero acogedor lugar que reflejaba su personalidad vibrante.

Una vez dentro, el ambiente se tornó más íntimo. Se miraron, y antes de que pudiera pensarlo dos veces, sus labios se encontraron en un beso apasionado. El mundo exterior desapareció mientras se sumergían en un momento de pura conexión. La atracción era palpable, y en un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en el dormitorio, perdidos el uno en el otro.

La mañana siguiente llegó con un suave rayo de sol que iluminaba el apartamento. Mei se despertó lentamente, sintiendo la calidez de la cama y el cuerpo desnudo a su lado. Sonrió al recordar la noche anterior, pero de repente, el sonido de una puerta abriéndose la hizo sentarse en la cama.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio a su hija, Emica, de cuatro años, entrando con su cabello alborotado y su pijama arrugado.

—¡Mamá! —gritó Emica, subiendo a la cama con una sonrisa radiante.

Bakugo se movió al oír la voz de la niña y rápidamente se cubrió el torso desnudo con una sábana. La pequeña miró a su alrededor y, al ver al héroe famoso a su lado, sus ojos se iluminaron.

𝐇𝐞𝐫𝐨𝐞 𝐍𝐮𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐬 ᵏᵃᵗˢᵘᵏᶤ ˣ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora