Capítulo 12: Noticias y más noticias

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La luz de la mañana se filtraba por la ventana de la cocina, iluminando el espacio con un suave resplandor

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La luz de la mañana se filtraba por la ventana de la cocina, iluminando el espacio con un suave resplandor. Mei estaba de pie frente a la estufa, moviendo una sartén con habilidad mientras el aroma del desayuno se expandía por toda la casa. A pesar de haber dormido toda la noche, un profundo cansancio la envolvía.

—¿Ya te despertaste, cariño? —preguntó Bakugo, entrando en la cocina con el cabello aún despeinado y una expresión somnolienta en su rostro.

Mei sonrió al verlo, pero no pudo evitar soltar un pequeño bostezo. —Sí, pero no sé por qué me siento tan cansada. Solo dormí. —Se pasó la mano por el cabello, intentando despejar la sensación de fatiga que la invadía.

Bakugo se acercó a ella, observando cómo el huevo chisporroteaba en la sartén. —Tal vez deberías tomarte un descanso hoy. Sabes que puedes pedir ayuda si lo necesitas —dijo, inclinándose hacia ella con una expresión seria.

—No, no quiero que te preocupes por eso. Solo necesito terminar el desayuno para Emica antes de que se despierte. Además, no es nada grave —respondió Mei, intentando sonar optimista.

Sin embargo, mientras hablaba, otro bostezo incontrolable la sorprendió, y cubrió su boca con la mano, sintiendo cómo la fatiga parecía apoderarse de ella nuevamente.

Bakugo frunció el ceño, notando la falta de energía en su voz. —Mei, en serio, deberías descansar. Tal vez podrías sentarte un rato después de que Emica coma. No quiero que te agotes por el estrés del juicio y todo lo demás —insistió, acercándose para acariciar su espalda con ternura.

Ella lo miró y sus ojos se suavizaron. —Lo sé, Katsuki. A veces, solo me siento un poco abrumada con todo. Pero quiero que Emica tenga un buen día. Además, la cocina me ayuda a relajarme —dijo, tratando de animarse.

—Está bien, pero al menos prométeme que te tomarás un momento para respirar y relajarte después —dijo Bakugo, manteniendo su mano en su espalda mientras el calor de su contacto le daba un poco más de energía.

Mei asintió y volvió a concentrarse en la comida, aunque su mente todavía se sentía algo nublada. Mientras estaba sumida en sus pensamientos, el sonido de la puerta del cuarto de Emica se abrió y la pequeña apareció, con los ojos entrecerrados y el cabello alborotado.

—¡Buenos días, Emica! —exclamó Mei, tratando de inyectar entusiasmo en su voz.

—¿Puedo tener pan tostado con mantequilla? —preguntó Emica, frotándose los ojos mientras se acercaba a la mesa.

—Claro que sí, amor. ¿Cómo dormiste? —preguntó Mei, mientras comenzaba a preparar el pan.

—Bien, pero soñé con monstruos —respondió la niña, haciendo un gesto como si ahuyentara a alguien.

Bakugo se agachó a la altura de su hija, sonriendo. —No te preocupes, los monstruos solo están en los sueños. Si te encuentras con uno, puedes decirles que papá va a darles una lección —dijo, alzando un puño como si fuera a golpear a un enemigo invisible.

𝐇𝐞𝐫𝐨𝐞 𝐍𝐮𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐬 ᵏᵃᵗˢᵘᵏᶤ ˣ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora