I. we met

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capitulo 1. lo conocí

 lo conocí

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La universidad es una etapa en la vida sumamente importante, ya que eliges el camino por el cual transitaras.

Por eso mismo, Piper se encontraba sumamente nerviosa de su primer día como estudiante.

Observo el campus que se encontraba frente a sus ojos y eso no hizo más que empeorar sus nervios.

—Verás que todo irá bien—Piper miró al hombre sentado en el puesto de copiloto y sonrío.

—Eres profesor, Cooper—hizo una pausa y suspiró. —Por supuesto que todo irá bien para ti, pero para mi...

Cooper le propinó un codazo del cual ella se quejó para después regresarselo.

—Hermanita—habló él. —Todo irá bien, eres una chica sumamente inteligente, la cual es toda una cerebrito, así que serás excelente.

—Espero que sea así—exclamó ella en un suspiro.—Porque aquí se decide mi futuro.

Y vaya que si...

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Después de la pequeña charla ambos bajaron del auto y Piper tomó su camino, no sin antes escuchar las palabras motivantes de despedida de su hermano.

Cooper siempre la animaba en todo, como buen hermano mayor.

Él siempre estaba ahí para ella y Piper quería hacerlo sentir orgulloso, por lo cual quería llegar a ser una persona importante y respetada, así como él lo era en lo que hacía.

Piper soltó un suspiro más para después comenzar a caminar por la entrada del campus.

Pudo observar a una cantidad enorme de estudiantes de todo tipo en el patio principal.

Siguió caminando ahora detallando los grandes edificios blancos que se encontraban ahí.

Se detuvo un momento para apreciarlos bien, su salón era el A5 pero ahora mismo con tanto edificio no sabía a donde dirigirse.

Diviso a un grupo de chicos que parecían amables, así que se acercó a ellos en busca de ayuda.

—¡Hey!—saludó al grupito los cuales la miraron extrañados. —Lamento importunarlos, pero no sé dónde queda el salón A5 y quería ver si ustedes...

—¿Dijiste A5?—exclamó una voz detrás de ella.

Piper giró para encontrarse con una chica pelinegra que le sonreía.

—Si...—contestó ella sujetando los cordones de su mochila, algo tímida.

—¡Qué genial!—exclamó la pelinegra.—Mi salón es el A5 también, así que si gustas podemos ir juntas, sé donde queda.

—Sería estupendo—le dijo Piper con una sonrisa.

—¡Perfecto!—exclamó.—Por cierto, me llamo Rebecca.

Extendió su mano a Piper y ella imitó el acto.

—Mi nombre es Piper.

—Un gusto Piper—dijo la pelinegra.—¿Te apetece ir por algo a la cafetería antes de subir al salón?

—La verdad es que no tengo apetito, pero sin problema puedo acompañarte.

—Lo agradecería bastante—le dijo Rebecca con una sonrisa.—Pero vamos ahora que se nos hará tarde.

Piper asintió y ambas dieron marcha a la cafetería.

Cuando llegaron se dieron cuenta de la gran cantidad de alumnos que se encontraban ahí.

—Bien—dijo Rebecca observando el panorama.—Iré por una soda a la máquina y después iré a comprarme unos caramelos que ayudan a quitar el sueño, no sabes en que clase puedes necesitarlos.

Piper le sonrío.

—Yo iré por tus caramelos—le dijo.—Soy algo pequeña y puedo darme paso entre todos ellos.

—¡Eso es muy lindo de tu parte!—chilló Rebecca. —¿De verdad?

—No es la gran cosa—dijo Piper sacándose la mochila de la espalda, para después dejarla en el sofa que se encontraba tras ellas.—Iré, no me tardo.

Rebecca asintió con una sonrisa.

   • • • • • • • •

Pasados cinco minutos ambas chicas iban con sodas y caramelos, con una sonrisa muy grande hacia el salón.

Cuando llegaron por fin al A5, Piper se detuvo en la puerta.

—¡Qué tonta soy!—exclamó.—Me he dejado la mochila en la cafetería.

—Iré por ella—le dijo Rebecca.

Piper negó.

—No me tardo—le entregó una soda y caramelos.—Mejor cuidame estos.

—Pero no tardes—habló Rebecca.—Porque nuestra primer clase es con mi...

—No lo haré—dijo Piper yéndose rápidamente.

Cuando por fin recuperó su mochila, se dirigió rápidamente al salón, no quería llegar tarde. Pero sabía que eso ya había ocurrido, y cuando vio la puerta del salón cerrada, lo confirmó.

Con timidez se acercó y tocó la puerta levemente, ésta fue abierta por un alumno el cual la miró con el ceño fruncido.

A decir verdad, a Piper no le importo ese ceño fruncido en lo más mínimo.

El hombre que estaba frente a ella era un jodido adonis, que la viera como quisiera, podía aguantar más que un ceño fruncido.

El hombre frente a ella hubiera sido sin duda bastante de su agrado, sino la hubiese mirado de arriba a abajo con lo que parecía ser desdén, pero eso no fue lo que hizo a Piper enfadar.

Después de eso, el hombre se atrevió a cerrarle la puerta en la cara.

Piper se enfado e inmediatamente comenzó a tocar la puerta.

Nuevamente el hombre la abrió y la miró.

—¿Y?

—¿Y?—preguntó Piper con sarcasmo.—Todavía preguntas ¿y? después de cerrarme la puerta en la cara, eres un estúpido—le dijo.—Ahora, ¿me dejaras pasar o estarás mirándome más tiempo con desprecio?

—¿O sino qué?

Piper abrió los ojos en sorpresa y negó con la cabeza.

—Eres un verdadero idiota.

Él hombre soltó una carcajada mientras cruzaba sus brazos.

—¿Cómo ven a ésta insolente?—preguntó el hombre al salón entero, los cuales no hicieron ningún sonido.

—¿Disculpa?—inquirió Piper.—Yo no soy ninguna insolente, simplemente me defiendo de idiotas cómo tú.

—¿No es una insolencia el hablarle así a tu profesor?

teacher's pet, nicholas chavezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora