Capítulo 18: Dar el paso

5 3 2
                                    

"El mundo dice: el amor te acepta como eres, Dios dice: perfecciónate en el amor"

*******

Después de las clases, me dirigí hacia el estacionamiento y nuevamente Jake me esperaba allí, junto a mi bicicleta. Lucía tan demacrado que daba pena verlo, pero había algo en sus ojos, muy pequeño, pero visible, era esperanza.

—Buenas tardes —saludó Jake al verme llegar hasta él.

—Hola —contesté haciendo un saludo con la mano. A continuación, saqué una libreta de la mochila y se la extendí—. Son los apuntes de las clases de hoy, no quiero que te atrases —añadí al ver su rostro confuso.

Sabía que era difícil para Jake volver a la escuela. Concentrarse era complicado, las drogas nublaban el cerebro, además, la mirada de los estudiantes también podía llegar a ser desagradable. Miradas que juzgaban, que se compadecían o que miraban con desagrado.

—Quizás todavía no te sientas del todo capacitado para estudiar ahora, pero tendrás los apuntes listos cuando ese momento llegue—agregué.

—Gracias —dijo Jake tomando la libreta con los ojos fijos en aquel objeto, en su mirada también había un agradecimiento y asombro— ¿A dónde vamos? —inquirió levantando su mirada hacia mí.

—Es una sorpresa —respondí con cierto aire de misterio—. Es cerca de aquí, podemos ir caminando.

Hacía algún tiempo había descubierto que cerca de la escuela se encontraba un taller de alfarería y lo mejor de todo era que estaban ofreciendo cursos para principiantes. Llegamos al lugar, el cual exponía en sus estantes múltiples artesanías, desde jarrones muy complicados a figuras sencillas, pero hermosas. Jake me miró con asombro y muchas preguntas, pero no respondí, solo le ofrecí una sonrisa y abrí la puerta del lugar. Fuimos recibidos por un chico unos años mayor que nosotros, quien con gran desánimo nos informó dónde comenzaría las clases. Pasamos por una puerta junto a la recepción y nos encontrábamos con un salón sencillo con paredes azules claras y algunos estantes de madera. En el medio de la sala se encontraban varias personas sentadas en forma de círculo en unos cojines, que se hallaban frente a mesas individuales; en el centro de todo aquello se encontraba el profesor y dueño del local, con quien había hablado el día antes.

—Bienvenidos, por favor, tomen asiento —dijo el maestro señalando los puestos que se encontraban justamente frente a él.

Algunos de los presentes dirigieron su mirada curiosa hacia Jake, pero él no prestaba atención a aquellos ojos que lo observaban, sino, que su mirada estaba fija en mí.

—¿Por qué vinimos aquí? —susurró Jake sin dejar de mirarme.

—Dijiste que la cerámica te hacía feliz y por eso estamos aquí, para que seas feliz —respondí encogiéndome de hombros. Mi plan era sustituir el éxtasis que le provocaba la heroína con actividades cotidianas, que lo ayudaran a eliminar aquella droga.

Una sonrisa se asomó en los labios de Jake y aquello me hizo sentir bien, me gustaba saber que había ayudado a alguien, me causaba gran bienestar. Antes de que pudiera reaccionar, él besó mi mejilla y al reincorporarse su sonrisa se ensanchó. Llevé una mano hacia mi mejilla, que aún ardía por aquel contacto, y miré a Jake con asombro, quien no había apartado aquella sonrisa tonta de su rostro, todo dentro de mí era un mar de confusiones.

Unos minutos más tardes llegaron los últimos estudiantes y el profesor dio inicio a la clase. El profesor nos repartió a cada uno un pedazo de barro para que nos fuéramos familiarizando con este. Al principio me pareció asqueroso como este se sentía entre mis manos, pero después de unos minutos se sintió relajante.

Luz en OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora