08 ┊͙ Entrenamiento

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—¿Cuánto creen que les debe medir el pene a los chicos del grupo B? —preguntó Chirai, observando desde las gradas al grupo de hombres que entrenaban en la cancha.

—Algunos tres centímetros, los tipos así de corpulentos son los que más pequeños tienen el pito. —soltó Caulifla, envolviendo los labios en la pajilla de su malteada de mora para darle un sorbo.

Todas las chicas clavaron los ojos sobre la peli alborotada.

—¿Tiene algo malo lo que dije?

—No, pero se nos hace raro que opines de pitos cuando de seguro nunca has visto uno. —aclaró Kale con gracia.

—Sí he visto penes aunque no lo crean, los que ví estaban fétidos, peludos, chiquitos y horribles —se defendió Caulifla, provocando que todas se rieran— No sé como le hacen ustedes para meterse esas vainas a la boca como si fuese algún dulce...

—¿Estás segura que no eres lesbiana, Caulifla? —le preguntó Bulma.

—¡Yo no soy lesbiana!

—Entonces eres asexual definitivamente. —concluyó Chirai y todas asintieron estando de acuerdo con la albina.

Caulifla volcó los ojos antes de estirar las piernas entre los asientos delanteros de las gradas y alzar la capota de su sudadera sobre su cabeza e ignorar a sus amigas.

La resaca que tenía la estaba volviendo insoportable que incluso ni ella misma se estaba soportando. La fiesta había estado buena y la pasó bien, pero odiaba despertar con migraña y sentir arena en los ojos por no dormir lo suficiente.

Todas sus amigas se veían radiantes con sus ropas de chicas fresas y maquillaje divino, mientras que ella parecía a Adam Sandler por la ropa que traía puesta y con pinta de que acababa de salir del parque de diversiones.

El timbre sonó y todas se levantaron para ir a sus clases, Caulifla a regañadientes lo hizo ya que no quería entrar al salón.

Ni siquiera quería venir al instituto, pero su madre la agarró a palos en la mañana por haber vuelto a casa a las cinco de la madrugada drogada, tatuada, con piercing nuevo y ebria. Como castigo por abusar de la confianza de su progenitora, le quitó las llaves de su auto, sus tarjetas de crédito y la obligó a asistir a sus clases mientras lidiaba con su resaca.

De camino a su casillero se topó con Gogeta, quién al verla inmediatamente la cargó y le plantó un beso en la mejilla antes de ponerse a dar giros con ella encima.

—¿Y ahora que bicho te picó?

—¡Entraré a prueba para ver si me dejan entrar al equipo de baloncesto! —chilló el oji azul.

—¿Te gusta el baloncesto?

—De hecho sí, en el antiguo instituto donde estudiaba estaba en el equipo de baloncesto, pero me la pasaba en la banca porque todos eran buenísimos y yo no tenía como destacar entre ellos...

—Si los de tu antiguo instituto eran buenos, solo imagínate los de aquí, Gogeta.

—Lo sé, pero me voy a esforzar para que el entrenador vea que tengo potencial —se alentó el mismo— En este equipo sé que puedo destacar e incluso Broly se ofreció a entrenar conmigo y enseñarme algunos trucos.

El entrenador apenas vió que el oji azul sobrepasaba por una cabeza a varios de los jugadores, sin perdida de tiempo le puso el uniforme del equipo en las manos y el horario de entrenamientos.

En el fondo sabía que Gogeta tenía potencial, las veces que lo vió jugando en el equipo rival sabía que tenía madera, pero que necesitaba ser pulido con algo de práctica. Y por tal motivo le daría una oportunidad.

𝖡𝗈𝗒𝖿𝗋𝗂𝖾𝗇𝖽 『Cᴀᴜʟɪғʟᴀ x Kᴀʟᴇ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora