Capitulo 3

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Llevaban alrededor de tres semanas hablándose a base de notas, y Hyein sentía que no podía soportar más la anticipación. Por eso, Hyein esa noche se había quedado despierta hasta las tres de la mañana pensando en cómo podría acercarse.

Hyein se revolvía en su cama, incapaz de dormir. Las notas que había intercambiado con Haerin durante las últimas tres semanas eran lo único que podía pensar. Cada palabra escrita en esos pequeños pedazos de papel la emocionaba, pero también la dejaba con ganas de más. No sabía cómo había llegado tan lejos sin siquiera hablarle directamente, pero ahora el peso de la incertidumbre era demasiado para soportarlo.

Esa noche, la idea de escribir una nueva nota ya no era suficiente. Hyein quería oír la voz de Haerin, ver cómo sus labios pronunciaban su nombre y sentir la electricidad que siempre imaginaba que surgiría al estar tan cerca.

Se giró nuevamente en la cama, frustrada, mirando el reloj que marcaba las tres de la mañana.
Su mente estaba llena de posibles escenarios: ¿qué le diría? ¿Cómo la abordaría sin que todo se volviera incómodo? Se imaginaba caminando hacia Haerin al día siguiente, soltando un "hola" casual, pero en su cabeza siempre terminaba tartamudeando o diciendo algo torpe.

Se revolcó en la cama haciendo un berrinche, enredándose en las cobijas y gimiendo de dolor cuando terminó en el suelo.

Hyein, completamente enredada en las sábanas, se quedó tirada en el suelo, soltando un suspiro frustrado.
El golpe no había sido tan fuerte, pero el dolor de la caída parecía nada comparado con el torbellino de emociones que sentía en ese momento. Se llevó las manos a la cara, cubriéndose los ojos, como si eso pudiera apagar los pensamientos que la atormentaban.

—¿Qué estoy haciendo?—murmuró para sí misma. Se sentía atrapada entre el deseo de ser valiente y el miedo a que las cosas no salieran como esperaba.

El silencio de la noche era abrumador, y la ansiedad seguía creciendo. Había algo en Haerin que la desarmaba completamente, haciéndola sentir insegura de un modo que no estaba acostumbrada.
Hyein siempre había sido la chica segura, la que tomaba la iniciativa, pero con Haerin todo era diferente.
Las notas habían sido un refugio seguro, una forma de comunicarse sin exponerse del todo, pero ahora sentía que necesitaba más, que quería más.

Aún en el suelo, dejó escapar una risa suave y resignada. "Esto es ridículo", pensó. Finalmente, logró desenredarse de las cobijas y volvió a subirse a la cama, acostándose sobre la almohada mientras miraba al techo.

Finalmente, una idea iluminó su cabeza y eso la hizo brincar de la cama. Su gato, quien estaba a punto de entrar por la puerta, se quedó quieto analizándola y luego se retiró.

Hyein se quedó quieta por un segundo, el corazón acelerado por la emoción repentina. La idea que acababa de tener era perfecta, o al menos eso pensaba en ese momento, impulsada por el insomnio y las semanas de anticipación.

—¡Eso es!— susurró emocionada, tratando de no hacer ruido.

Se levantó de la cama de un salto, ignorando el pequeño susto que había causado en su gato. Su mente estaba en modo creativo, casi olvidando el cansancio que la había tenido dando vueltas toda la noche. La idea era sencilla, pero efectiva: la próxima nota no sería solo otra pequeña frase escrita en un trozo de papel, sería una invitación.

Tenía la mejor idea que pudo tener nunca; Iba a invitar a Haerin a una cita, en la biblioteca, en la noche del próximo sábado. ¡Era excelente!

Sin embargo, su expresión se volvió seria cuando recordó todos los permisos que necesitaba para hacer eso.

Hyein se quedó de pie junto a su escritorio, su entusiasmo comenzó a disiparse al darse cuenta de los obstáculos que venían con su idea. Invitar a Haerin a una cita nocturna en la biblioteca no era tan sencillo como lo había imaginado en un primer momento. ¿Cómo iba a conseguir que la dejaran entrar a la biblioteca fuera del horario habitual? Además, era sábado, el día en que la biblioteca cerraba más temprano.

Library (Maknaez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora