Samantha llegó de primero, acordamos reunirnos en ese restaurante que estaba en el centro de la ciudad, Michelle vivía fuera pero solo necesitaba de un transporte para lograr acercarse a dicho lugar. Claudio era el alma de las fiestas y mi mejor amigo, éramos como hermanos y su ingenio por sacarme carcajadas con sus bromas lo hacía más importante aún.
Eran las siete de la noche y Samantha ya se había tomado tres tarros de cerveza, el mesero solo se le quedaba viendo como si se tratara de una celebridad, no era algo raro, ya que ella era la más bonita con una voz suave y sus pecas que resaltaba en su rostro, sus ojos verdes y su delgado cuerpo, además era muy inteligente y sabía cómo contraargumentar a quienes intentaban opacarle en cuestión de conocimiento. El detalle era que al comenzar a tomar se volvía inestable y muy irritable.
Michelle era la bajita e introvertida, casi como yo, solo que ella ya había tenido varios novios antes, no sé cómo le hacía para ligar con sus pretendientes. Aunque últimamente estaba soltera porque a pesar de ser reservada tenía un carácter muy agresivo cuando querían faltarle al respeto, así que Claudio intentaba no forzar sus chistes con ella, aunque si lograba sacarle algunas risas de vez en cuando.
Yo por mi parte era el buen amigo que ayudaba a organizar las reuniones, siempre intentaba ser el que armara las fiestas para no sentirme solo, además ellos fueron buenos conmigo cuando estuvimos en la universidad.
El restaurante era para clase media, al menos ya habíamos juntado algo de dinero, quizás si tuviéramos a otra amistad con mejor condición económica se hubiera logrado mejores reuniones o fiestas, pero eso ya daba igual, lo importante era convivir con las verdaderas amistades, aunque algunas veces se podía armar un debate por opiniones distintas, ya sea por la política o la religión, oh sí, la bendita religión nunca podía faltar.
El reloj marcó las siete y media y se asomó Claudio, tres minutos más y Michelle estaba sofocada, Claudio ya estaba sentado, Samantha andaba eufórica y le dijo que si quería tomar un tarro.
– Vamos amigo, el tiempo es oro, hay que festejar a lo grande, después de todo ya pasaron cinco años en que no lográbamos coincidir para esta reunión –dijo Samantha
–Bueno, bueno, pero también Gustavo, lo veo muy tranquilo como un mimo ¡Ah! Nuestra duende también está aquí –dijo Claudio volteando a ver detrás de él
Michelle estaba observando al comediante con sus ojos penetrantes, enseguida jaló una silla y se sentó, Samantha le acercó el plato de botanas y le abrió una lata de cerveza clara.
–Gracias amiga, he venido un poco tarde, ya saben el tráfico siempre es insoportable –dijo Michelle para luego tomarse la cerveza como agua
– ¡Oye, tranquila, duende! Siempre haces eso, ahora te vas a dormir –dijo Claudio
–Solo estoy calentando tonto, si me disculpan –comió unos totopos con frijol, le dio una fuerte pisada a Claudio y luego se acurrucó sobre la mesa para dormir
–Nunca cambia, bueno entonces ahora pediremos algo para comer, mientras tanto conversaremos de todo lo que han hecho desde que nos reunimos la última vez –dijo Samantha
–La nostalgia te hace ser menos insoportable amiga, bien que empiece Gustavo, solo veo que sigue comiendo la botana –dijo Claudio
No me gustaba hablar mucho, pero era atento a todo lo que decían, era yo como un observador, me nutría de la información que ellos compartían, usualmente no salía de casa, solo trabajaba y luego al volver a mi casa jugaba un juego de mi smartphone, me preparaba mi cena o simplemente pedía pizza e intentaba bañarme para quitar ese maldito estrés del día.
–Bien todo bien, he ahorrado algo y me compré algunos juegos, espero que puedan ir a mi casa pronto, son bienvenidos –dije
– ¡Mesero! Otra cubeta y cuatro tarros más, además ¿Cuándo estará lista la comida? –preguntó Samantha impaciente
–Disculpe la tardanza señorita, ya está a punto de salir sus pedidos, como verán hay mucha demanda y nuestros comensales siguen viniendo –dijo el mesero
–Bueno, ni modo a esperar, por algo tomo la cerveza, me aburro rápido, ahora tú Claudio ¿Por fin encontraste trabajo de comediante? –dijo Samantha
–Qué graciosita la borracha, nada, todo normal, me despidieron de mi antiguo trabajo, ya encontré uno nuevo, pero está algo lejos de mi casa, aunque pagan más, así que esta vez intentaré faltar menos –dijo Claudio
–Era algo predecible contigo huevón, ahora Michelle quieres comentar algo o seguirás durmiendo –dijo Samantha
–Me compré muchos mangas yaois y una nueva consola de videojuegos, ya saben que mi trabajo es agotador, pero vale cada billete que me pagan –dijo Michelle alzando la mirada, luego procedió a dormirse de nuevo
–En cuanto a mí logré publicar un libro, luego de años de investigación por fin me aceptaron la propuesta, me falta un año para lograr terminar mi doctorado, así que ya saben sigue el estrés –dijo Samantha
–Eres nuestra inspiración, has logrado seguir con la investigación –dije
–Así es, pero siento que me consume, no es nada fácil, ya saben que nuestros títulos sirven de adorno, el área de sociales está inflavalorada –dijo Samantha, se tomó otro tarro
–Disculpen la tardanza jóvenes, aquí está su pedido –dijo el mesero trayendo varios platos y algunas bebidas
–Por cierto, Samantha ¿qué pediste para cenar? –preguntó Claudio
–Mierda para ti cabrón, perdona creo que ya no pueda controlar el mareo –dijo Samantha con una barba de espuma en su boca
–Ja, ja, ja, ja –se carcajeó Michelle de forma disimulada
–Creo que se pondrá tensa la reunión a partir de ahora –dije
–Nada amigo, todo bien, entonces a comer ¿No? –dijo Claudio
Eran unas carnitas asadas, con su guacamole y su tomatito, la cebolla morada y remolacha con jugo de limón. Unas bebidas en unos vasos de vidrio, eran jugos naturales, estaba pasable. Luego de mucha botana se me antojaba comida de verdad y me hice un taco, tomé una lata de cerveza como si fuera agua, luego comí otro taco y otra latita, luego de ocho ya estaba muy ebrio. Samantha andaba de insoportable mentándole la madre a Claudio, él solo se reía. Michelle por fin se veía de nuevo su tranquilo rostro, solo comía y tomó una lata de cerveza, luego dijo que tenía otros pendientes y se despidió, me dio un beso en la mejilla, también a Claudio y le dio una palmada a Samantha en su hombro, se fue del restaurante. Samantha también se levantó y se despidió, Claudio me dijo que deseaba ir a mi casa el fin de semana, yo enseguida me puse feliz y chocamos los puños. El día concluyó normal.
![](https://img.wattpad.com/cover/379536898-288-k277258.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Hilos rotos
Mistério / SuspenseCuando pasaron los años nos distanciamos, ya nada era como antes, mis tres mejores amigos siempre estuvieron para ayudarme y levantarme los ánimos. Pasaron accidentes y nuestra última reunión nos rompió por dentro. Recordamos y las heridas se abrier...