Capítulo 17.

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Hoseok terminaba de acomodar los trastes secos en su lugar, tomó una toalla para limpiarse las manos y se dirigió a la sala donde estaba su familia y amigos.

Hace ya una hora habían cantado Feliz Cumpleaños a la pequeña junto al pastel que Yoongi le había llevado. Cuando finalizaron no pudieron evitar aplaudir e incitar a la niña a darle una mordida, la torpeza de Soojin hizo que se manchara de crema sin ninguna fuerza externa que empujara su cabeza hacia el pastel.

La cena fue servida y seguido de eso repartieron el postre dejando a todos satisfechos. La señora Jung no esperaba tener invitados más que a su madre, tuvo que fingir una sonrisa toda la noche y comportarse como una mamá cariñosa con la pequeña.

Soojin se sentía emocionada y feliz, nunca había tenido fiesta de cumpleaños, incluso era demasiado recibir sopa de algas y pastel de arroz en los años anteriores. Además de estar en un ambiente agradable también estaba contenta por los regalos que recibió, esos detalles significan mucho para una niña de ocho años que siempre tuvo que conformarse con lo que heredaba de su hermano mayor.

Hoseok sonreía mientras contenía la amargura en su boca, había escuchado una conversación que lo empezaba a atormentar internamente.

Hace rato, cuando todos, a excepción de su madre y abuela, estaban en la sala, se dirigió a la cocina con la buena intención de ayudarlas a servir la comida, pero tan solo abrió ligeramente la puerta reconoció el tono de voz de su abuela, parecía estar regañando a su madre.

La mujer mayor le reclamaba por no saber atender a su esposa, le decía que si fuera buena ella no se habría ido de la casa. Claro, culpaba a su propia hija de que su Alfa se haya ido en vez de cuestionar el comportamiento que había tenido su nuera todos esos años. Justificaba a la mujer porque su hija “debió pensar en eso antes de dejarse embarazar”.

Hoseok nunca había oído tales palabras de su abuela, incluso podría decir que la desconocía por completo. Pero eso no era lo más impactante de la conversación entre ambas mujeres, había algo más que lo ponía nervioso.

«—Ya te he dicho que te vengas a vivir con los niños a mi casa, les ayudaría bastante mi compañía.

—No lo sé, mamá, déjame pensarlo. »

Aún recordaba la sensación que le provocó escuchar la posibilidad de irse a Daegu.

Jimin llamó por cuarta ocasión a su amigo hasta que finalmente logró tener su atención, un poco confundido miró al rubio.

—¿Estás bien? —pregunta preocupado.

—Sí, sí… estoy bien. —Trata de disimular sonriéndole.

—Si tú lo dices —responde poco convencido —. Te estaba diciendo que Jin y yo ya nos iremos.

—Ah… —suelta nada más antes de asentir con la cabeza —. Los acompañaré a la puerta.

El beta responde con un sonido de afirmación antes de caminar con él hacia la entrada, donde Jin ya esperaba por su amigo.

—Váyanse con cuidado —dice Hoseok abrazando a sus dos amigos.

—No te preocupes, Taehyung nos acompañará —comenta el mayor de los tres antes de hacer gestos de felicidad. Tanto Jimin como Hoseok suspiraron viéndose entre ellos antes de sonreír y golpear suavemente al mayor.

—¿Alguien dijo mi nombre? —habla Taehyung asomándose al pequeño vestíbulo de la casa y poniéndose su abrigo.

El alfa y los dos omegas salieron de la casa, ya afuera se despidieron por cortesía agradeciendo la invitación.

El espanta alfas || PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora