Pasión Por Todo

Capítulo 8: La huida al galope

Después de la cena, la noche se volvió más intensa. Camila continuó hablando sobre su abuela y la conexión entre los seres humanos y los caballos. Pero yo me sentí abrumada por mis propios pensamientos y emociones.

De repente, sin decir una palabra, me levanté y corrí hacia los caballos. Monté a Luna y la espoleé para que galopara. El viento en mi rostro y el ritmo del galope me hicieron sentir libre.

No sabía dónde iba, solo quería escapar de mis pensamientos y emociones. Pero pronto me di cuenta de que Camila e Iván me estaban siguiendo.

—Micaela, espera! —gritó Camila—. ¡No vayas tan rápido!

Pero yo no podía detenerme. Seguí galopando hasta que finalmente me detuve en un prado solitario. Me bajé del caballo y me senté en el pasto, llorando.

Camila y Iván llegaron poco después.

—Micaela, ¿estás bien? —preguntó Camila, preocupada.

—Sí —dije, secándome las lágrimas—. Solo necesitaba escapar.

Iván se sentó a mi lado y me abrazó.

—Estamos aquí para ti, Mica —dijo—. No estás sola.

Camila se acercó y me acarició el cabello.

—Lo siento, Micaela —dijo—. No quise abrumarte.

Me sentí culpable por haberlos preocupado.

—No es tu culpa, Camila —dije—. Es solo que... no sé, todo es demasiado.

—Vamos a volver —dijo Iván—. Eliana debe estar preocupada.

Asentí y montamos de regreso a la quinta.

Mientras tanto, Eliana se había levantado temprano y estaba preparando el desayuno. Usaba un podómetro en su celular para contar sus pasos.

—Hoy voy a alcanzar mi objetivo de 10.000 pasos —se dijo a sí misma.

Después de terminar el desayuno, se dio cuenta de que los demás no estaban.

—¿Dónde estarán? —se preguntó.

Miró su celular y vio que el podómetro tenía una función de seguimiento.

—¡Genial! —exclamó—. Puedo seguirlos.

Se puso los zapatos y salió a buscarlos, siguiendo la ruta que el podómetro le indicaba.

—Voy a encontrarlos —se dijo, sonriendo.

Y emprendió su búsqueda, sin saber qué la esperaba.