Me desperté sobresaltada por el cuerpo que cayó como peso muerto encima de mi. La luz se cuela por las cortinas que olvidé bajar, un ruidito sale de mi garganta cuando por fin abro los ojos. Veo a Diariam acostada con los brazos y cabeza en mi estómago, sus ojos están fijos en mi rostro.
—Parece que te dieron la golpiza de tu vida—es lo primero que dice con voz burlesca.
Mi cara sigue palpitando, y el comienzo de algún hematoma debe estar en mi estómago.
—Ni que me lo digas—suelto con voz ronca por el sueño— si no fuera por ese bruto, tendría mi rostro igual de bonito que siempre.
La risa de Diariam resuena, sacándome una sonrisa. La observo por debajo de mi brazo que he puesto encima de mis ojos, veo la pregunta escrita en sus iris color caramelo.
—Se que no te dije nada de donde iba, pero era algo que quería hacer sola—respondo honestamente.
—Tu siempre quieres hacer todo sola, ¿qué pasa si te hubiera herido más? —suelta un suspiro—mira sé que te has criado en solitario y no confías en nadie más que tú misma, pero somos hermanas, no compartimos sangre aunque eso no dicta nada.
—Me alegro de que no compartamos sangre—sus ojos se oscurecen como si la hubiera herido y trato de explicar—quiero decir que, no sé qué hubiera hecho si lo veo golpearte.
Su cuerpo se relajó al instante, antes de empezar a levantarse. Observa alrededor del cuarto.
Yo hago lo mismo, mi cuarto constaba con dos mesitas de noche a ambos lados mi cama, la cual era de tamaño para dos ya que me gustaba cuando Diariam se escabullía para hacerme compañía en las noches de pesadillas y mal sueño. La habitación era insípida de un color blanco hueso, ni siquiera quise cambiar cuando me preguntaron si tenía preferencia, las tres paredes estaban desnudas más que un cuarto donde habitaba una persona en su día a día parecida una habitación de paso para los mochileros-que no se veían, tan a menudo- pero sin embargo lo que más le disgustaba a Diariam es que no haya retratos suficientes.
La pequeña pizarra que me regaló para hacer un pequeño álbum tenía seis dibujos hechos por mi, de ella y míos, en todos los momentos importantes o simplemente donde me sentía plena para ser un momento recordado. Desde que Diariam supo que me gustaba dibujar, cada que puede me regala carboncillos y hojas especiales para hacerlos, aunque ella desearía que fuera más seguido.
—Mejor ve bañarte y por lo que más quieras Ravenna, no te acicales, tenemos diez minutos para estar en los establos.
—Claro que lo voy hacer, está piel no se mantiene bonita solo por ser natural—me reí mientras entraba al baño.
Me tomé cinco minutos después de la ducha más rápida de mi existencia, aplicándome mis bálsamos para el cuerpo y rostro. Podría faltar muchas cosas pero jamás aplicarme mis tónicos.
Llegamos dos minutos tarde, veo a la superior Darlath y posiblemente estemos llegando a una reprimienda por llegar tarde.
Diariam me vuelve a ver sus ojos cargados de un te lo dije.
—Dos minutos tarde–nos analiza de pies a cabeza—, ¿sus uniformes estaban inutilizables que tuvieron que ir a suministros para tener nuevos?
Nos ponemos en posición de descanso, las piernas ligeramente abiertas y los brazos detrás de la espalda.
—Tu estás en fuego de dragón Ravenna, todo lo de anoche, te escapaste, volviste con un compañero casi muerto y si no fuera que Aodh está respaldandote, los demás estarían comiéndote viva, ellos esperan haber que castigo dictan, es mejor que te disculpes como querían—me señala—Es mejor que me digas el por qué llegan tarde, ¡tenemos una hora de salida establecida!
—¿Por qué crees que debería disculparme con Gramd?
—Es más fácil. Te sometimos a un artefacto arcano que revela la verdad. Nadie confía en esos resultados, estás tan acostumbrado a guardar emociones, no sabemos cuando mientes, o estás enojada o si quiera feliz Ravenna deberías entenderlo.
—¿Me crees un monstruo que mataría a sangre fría a su compañero?–preguntó estoica
—La sangre sigue fluyendo por tus venas...
La frase me golpea con todo su peso, mi calma sigue aferrada a mis facciones, veo de reojo que Diariam se mueve.
—No Diariam.—ella voltea de reojo a verme pero no dice nada, sus puños se cierran fuertemente—, si me crees un monstruo que sea así. Si crees que te debo algo más que la única oportunidad que me brindaste para sobrevivir de una bestia hecha persona. Entonces tus objetivos para mí no fueron los correctos.
—¿Qué significa eso?—pregunta revelando más de lo que esperaba.
—No me disculparé ni con él ni contigo por aferrarme a querer algo mejor, pero he pagado con creces todas las oportunidades que me diste. Me convertí en la mejor cadete que has llevado desde que eres superior, y te alaban por eso, pero nunca creas que te debo más que ello.
Su cara se contorsiona y se frunce por dos miles segundos. El aire es denso el calor de la mañana trae con ello sudor en mi espalda donde siento bajar una gota por la línea de ella.
—Con su permiso—juntó mis pies y hago el saludo de la guardia militar, levantó mi brazo a nivel de pecho el dedo índice, el medio junto con el anular quedan levantados y los otros dos se tocan y golpeó suavemente el pecho.—Hay caballos que terminar de alistar, es mejor que perder más que dos minutos, aquí hemos perdido seis.
Empiezo a caminar y la bordeo antes que ella vuelva hablar.
—No te di permiso de romper formación—dice con voz autoritaria.
Me detengo y vuelvo a mi posición atentamente.
—Diariam—se pone de frente a ella, y hace que me ponga rígida—, dime, ¿por qué llegan tarde?
Diariam se pone en posición descanso y me observa de reojo. Mi chica está más tensa pero se nota que está por perder los estribos, lo bueno de ser como una, es que nos protegeríamos de cualquier cosa sin importar el coste.
—Ojos aquí cadete, ¿Tienes que pedirle permiso para hablar?
Su postura se pone más tensa, y entonces habla.
—Con su debido respeto Superior, denegaré cumplir con esa orden—Su voz sale rígida y gruesa como si estuviera conteniendose.
—Sabes lo que le pasa a los soldados que desobedecen las...
—Es mejor que no termine esa frase, si no quiere que su mejor arma acabe saliéndose de esto—mi voz sale como la primera ventisca de invierno, el calor se evapora de mi cuerpo y mis brazos comienzan a picar.
Escuchamos un gruñido profundo veo a Aodh acercándose y bajar su cabeza casi a nuestra altura. Muestro mis manos en señal de que no soy una amenaza para su jinete pero sus ojos están fijos en Grettel.
—Es mejor que te calmes Señora Teniente.—digo con voz alzada
Rompo formación y empiezo alistar a los caballos, Diariam trata de seguirme pero la teniente Darlath agarra su brazo derecho y es cuando escucho la voz de Diariam bajar dos octavos.
—Le diré esto como una advertencia, ya que soy de perder mi temperamento más rápido que lento, está incumpliendo el reglamento.
—¿Qué?–Grettel no hace caso a su tono.
—Artículo 256. Si un Superior ya sea General, Teniente o líder de brigada toca a un cadete o soldado sin su consentimiento puede ser acusado y bajado de su rango actual por mal uso de poder.
Grettel retrocede dos pasos soltando su brazo con rapidez como si cayera en cuenta con lo que dice mientras habla, su rostro palidece dos tonos más que el normal y Diariam sigue hablando.
—Diré esto una vez también, ¿siquiera viste su rostro?—Grettel niega con un movimiento apenas visible—, lo suponía y ¿quieres que ella se disculpe? Entonces has perdido toda la cabeza, si la ves con un arma más para usar entonces no eres mejor que su padre tampoco.
Con un movimiento de cabeza se aleja y comienza a preparar los suministros en las bandoleras de los caballos colocándolos a cada lado de los nuestros.
Veo acercase a Borris, es el único soldado a parte de Grettel que viene.
—Borris nos acompañará no es tan buen estratega como tú, no podían dar más suministros para traer unos estudiantes, él está a cargo vía terrestre. Estaré arriba volando y me adelantaré un poco más que ustedes.
Borris sonríe asquerosamente y me incomoda no lo nota más que Diariam que suelta una especie de gruñido hacia él.
Me cruzo de brazos, Borris tiene el cabello amarrado en un moño bajo la mitad de la cara parece haber sido derretida con algún tipo de ácido y eso lo hace ver más aterrador. Sin embargo eso no es lo que me llama la atención, su dragón no se ve por ningún lado, pero parece percibir la pregunta.
—Mi dragón está en las montañas rocosas, no vendrá ya que está curándose parte la cola, ellos toman más tiempo que la piel de mi cara.–eso me hace ver hacia Diariam con una ceja levantada, aunque no digo nada él sigue hablando.—. ¿Tú querido papi te consiguió esta misión? Oi que solo traes problemas últimamente.- Dice con voz burlesca
Antes de que hable mi chica sale a hablar.
—Es mejor que te calles, si fueras lo suficientemente bueno en lo que haces sabrías que Ravenna es la mejor estratega terrestre, si tuviera un dragón para montar sería mucho mejor aérea, sabe manejarse y manejar a los demás bajo presión, sus decisiones siempre son claras y precisas. —lo señala— si yo fuera tu, estaría mejorando mis habilidades, porque puede que una cadete te mande al olvido.
Puedo estar segura de dos cosas, Diariam está sacando garras y colmillos más filosos que antes, no podré esperar haber quien de estos dos pierde la cabeza primero.
El viaje hacia las fronteras del valle infértil dura tres días. Las primeras visualizaciones de las tierras que fueron dejadas en ruinas por las guerras antiguas me hacen picar la piel bajo mi uniforme. Borris y Diariam en el camino del primer día fue una guerra de insultos y picaduras de culebra entre ellos.
Mi cara ya no dolía tanto, pero se volvió un poco reseca, odiaba las misiones donde no podía darme una ducha apropiada, ese pensamiento me hizo sacudir la cabeza. Mi espalda está rígida mientras observo mí entorno, puedo empezar a percibir la pared de energía que fue puesto a kilómetros donde estamos.
Leí sobre las criaturas que vivían en el valle, salidas de pesadillas, pero de un pronto a otro dejaron de ser vistas. Veinticinco años desde entonces el primer Dragón blanco apareció y se vinculó con un jinete haciendo que el poder primordial de la tierra fluyera del dragón a él y levantaron el muro de magia. Todos dejaron muy pronto de preocuparse por ello y ahora era leyendas como una vez lo fueron los dragones.
Todos poseíamos magia, unos más que otros, algunos eran más un presentimiento y otros solo lo sentían ya cuando era algo inminente. Al contrario de lo que dicen los libros de guerra todo el continente desarrolló alguna magia especial, sin embargo los del lado de Aredun fueron más fuertes, y por eso los de Tyrakion pensaron en hacer un trato con dragones y grifos.
Veían como amenaza a sus compañeros del otro extremo, los tyrakionenses conectaban su magia a los dragones haciéndonos dependientes de ellos y prohibiéndonos usar la magia tan libremente como debería ser. Aunque hacer magia es como ejercitar un músculo pqsiquico, algunos lo ponen en prácticas para hacer pociones o artefactos arcano menores que pasen desapercibidos.
El tercer día fue el más caluroso que pude haber presenciado, las tierras inertes y pérdidas en el tiempo eran un desierto rebosante de algo que podía sentir en mis huesos, mis ojos se dirigen a Borris pero parece más aburrido que nunca y Diariam mueve ligeramente la cabeza hacia mi.
Ella puede sentirlo también. No me sorprende a veces nos encerrábamos en la habitación en la casa de sus padres y practicábamos con pergaminos que hicimos en la biblioteca de la escuela y los escondíamos para cuando nos daban permiso de ir a casa llevárnoslo, eran buenos años.
Asiento levemente, Borris se dirige hacia nosotros.
—Estamos a medio kilómetro o menos.—su voz suena apagada—si sienten pesadez o sueño es por las protecciones.—dice con un bostezo.
No es pesadez la que siento, pero no contradigo nada, mis brazos comienzan arder y tengo que frotarme las mangas.
Pasa aproximadamente una hora cuando llegamos al muro de protección y vemos un destello de rojo por encima de nosotros cuando aterriza Grettel vienen directamente a nosotros.
Mientras la vemos caminar nos bajamos de los caballos, tengo mis piernas adoloridas y mi espalda rígida, mis labios están más resecos de lo normal.
Las tierras se extendían hasta donde mi vista lo permitía como un océano de arena dorada anaranjada que brillaba por la luz del sol, que se encontraba en el punto más alto. Las dunas, moldeadas por las ráfagas de viento repentino parecían moverse en pequeñas ondulaciones. Parecían olas congeladas en el tiempo de una tierra olvidada.
El aire espeso y caliente cargado de quietud como si las tierras muertas estuviera esperando por algo más grande de lo que realmente era.
La voz de Grettel me saca de mi encimamiento.
—Ellos están cruzando, sí necesitamos comunicarnos, empiecen a sacudir el vacío psíquico para poder hablar por un enlace mental.
Mis manos se cierran y abren, mi brazos no han dejado de darme molestias, desde que empezamos acercarnos y no quiero pensar en las posibilidades de que las sombras de la otra noche fueran las responsables o tal vez mi piel estaba irritada por el sudor y las mangas.
El uniforme era de cuero con incrustaciones de escamas de dragón para mejorar la resistencia y una buena protección.
Veo un grupo de personas, cuatro personas para ser exactos, cada uno caminando, hay dos tipo en caballos detrás de ellos, tiene un uniforme de la monarquía de Aredun, el azul profundo y con destellos de dorado son los sobresalientes, el sello es lo que más llama la atención tiene una forma estelar en el centro se encuentra una pequeña luna creciente y dos aves fénix una descendiendo y otra ascendiendo. Es fascinante.
Vuelvo mis ojos donde están las otras cuatro personas, también nos analizan cómo si quisieran saber si somos de fiar, veo a Borris sonreír despectivamente.
Me adelanto antes que él, me acerco a las protecciones y me hacen temblar arreglándomelas para resistirme el sudor me empapa la frente y los inicios de mi cabello. Suspiro cuando Borris hace lo mismo y habla.
—Bienvenidos a este lado del mundo campesinos.
Los guardias que escucharon lo ignoran y nos analizan a todos antes de hablar, se dirigen primero a Grettel y luego cambia su vista hacia mí.
—Tu...—me señala hago visuales mis manos para que puedan ver que no deseo problemas, parece que hago mucho de eso—, ¿Eres la segunda al mando?
Observan mis manos como si les pareciera extraño que haya hecho eso. Su acento es demasiado marcado para saber que no son de Tyrakion, me siguen observando con intensidad, lo que me pone los pelos de punta.
Me frotó los antebrazos antes de responder, agitó una mano restándole importancia.
—No lo soy—respondo en Aretano, lo que hace que los ojos de todos los Areduneanos casi se salgan—Siento si es un poco malo, aprendí de los pocos libros que tenemos de ustedes, tal vez algunas palabras sean viejas y desactualizadas. La Teniente Darlath es la comando en...–me quedo callada un segundo para recordar la palabra—, jefe, el segundo es ese de ahí, un poco imbécil pero es lo que es, nosotras dos somos cadetes vinimos para hacerlos sentir un poco más cómodos.
Mientras hablaba señalaba a cada persona con su explicación, me ahorro de explicar que no es solo para hacerlos sentir más cómodos sino que somos las mejores ya que no quisieron dar recursos, Diariam es la siguiente en hablar Aretano.
—Por si no se habían dado cuenta ellos no pueden entendernos.—exclama, gesticulando con las manos.
Los soldados empezaron a mirarse y asintieron. Sentí unas garras hundirse en mi cerebro, me sorprendió aunque reaccioné antes de que mi cuerpo pudiera delatarme y vi a Diariam sacudirse antes de empujar a Borris.
Su voz cambió antes de volverse cortante y profunda.— Vuelve hacer esa mierda y que los sabios reescriban tu destino y se apiaden de ti porque yo no lo haré.
—Me gustaría que lo intentaras, zorra–responde con voz socarrona, la palabra es tan baja que apenas lo oigo.
Veo a los soldados alzar sus armas, mierda ¿ni siquiera son espadas normales? Parecían que podían cortarte desde donde estaban. Me muevo haciendo que todos se pongan rígidos, pero estoy cuidando la espalda de Diariam, mientras le agarro el brazo que tiene agarrando la armadura de Borris.
—Diariam, es mejor que nos calmemos.—Tiró una frase mental solo para ella—Es lo que quiere Borris, si causamos problemas nos darán un castigo por poner en peligro la misión y el "lije de las asperezas"
Diariam lo suelta con fuerza. Haciendo que el imbécil se tambalee. Giro la cabeza hacia Grettel ella está quieta como si estuviera dejando que nosotros arreglemos el problema. Siento que tira un mensaje para todos.
—Es mejor que ustedes no arruinen esto—corta el enlace tan rápido como llego.
Suelto un suspiro y retrocedo poniéndome en posición de descanso esperando, mi amiga hace lo mismo, Borris parece que no esperaba eso. Grettel habla en voz alta.
—Bienvenidos a Tyrakion—saca una pequeña bolsa y mi cuerpo se eriza, ella no lo hizo.—Tienen piedras y cristales que necesitan, como fue acordado quién de tu pueblo quiera entrenarse militarmente puede hacerlo y venir.
Estos cristales son tan escasos, se usan para protecciones o resguardar poder mágico que pueden usar después. Tienen muchos usos importantes para nosotros.
Mientras Grettel habla y Borris se une para discutir algo. Analizo a los cuatro personas que vienen como nuevos miembros de la academia Arkanthar.
Una chica de cabello azul oscuro con trenzas hasta los pechos me llama la atención, sus ojos son de un azul tan profundo que me recuerda al mar profundo, su nariz repingada y forma de corazón, la cicatriz que va del cuello hasta su labio inferior la hace ver más bravucona.
Chico a su lado de cabello tan rubio que llega hacer blanco parece salido de uno de los libros de los que habla Diariam. Sus pómulos son prominentes y su barbilla es en forma circular, sus ojos dorados que podrían competir con los de Aodh, parecen querer revelar todos los secretos más profundos de tu cabeza.
El chico del centro, de tez morena y usa el cabello largo la mitad de él está atado en un moño desastroso como si no pudiera quedarse en su agarre y sus ojos son de un color plateados como los serían los de un hijo de magos poderosos, como si la magia fuera su esencia y sangre, tiene una cicatriz del principio de su cabello que pasa por toda su cara hasta el final de ella pasado cerca de la comisura del labio.
Sus ojos encuentran los míos y alza una ceja como si supiera y le divirtiera que mis ojos se quedarán más tiempo en él que en los demás.
Ya última chica, me hace parpadear dos veces. Ella me recuerda a alguien. Su tez blanca y cabello risado de color caramelo, sus ojos de un azul violeta que me sorprenden.
Mi voz sale primero antes de que pueda detenerla. —¿Eres pariente de la bruja Aisling?—Pregunto en Aretano
Eso hace que los cuatro chicos se tensen. El chico de ojos plateados es el único que hace a responder.
—¿Te importa?—Su tono es frío y me recuerda a misma.—Soy Zeth y es lo único que debería saber.
Alzó una ceja divertida. —¿Y los nombres de ellos?
Niega con la cabeza como si fuera tonta.
—El mío deberá bastar, hasta que ellos decidan si valen la pena para que conozca sus nombres, todos los que sepan tu nombre tienen poder sobre ti, como nunca sabrás.
Eso me hace ponerme más seria, mis brazos se erizan, he sentido eso antes. Rompo la formación y corro donde están los caballos cubriendo los ojos del mío. Diariam no pregunta ni dice nada, antes de que Aodh se tense y se ponga en modo defensa, empiezo a ladrar órdenes a Borris y Grettel.
—Grettel, al cielo ahora, serás ojos y oídos. Sabes que hay algo rondando, Aodh te lo ha dicho, Borris hará la vigilancia flanco derecho y delantero. Diariam sabes que sigue.
Diariam asiente y se mueve como si fuera lo normal entre nosotras.
—Lo sentiste antes que Aodh ¿Cómo?–pregunta antes de avanzar.
—¿Importa? –exclamó, sin una pizca de paciencia.—Muévete Teniente, estos chicos no sé su formación de lucha y estrategia.
Los observo, Zeth parece que se aclaró dos tonos y responde antes de que pregunte directamente.
—Sabemos luchar cuerpo contra cuerpo y hacer una que otra magia menor–se pasa la mano por el pelo, entonces así es como los cabellos no están en su lugar— algo afecta la magia y estas tierras parecen muertas, no podremos hacer mucho–señala a la de cabello azul—, ella sabe de arco y flecha, ha fundido las puntas de estas con su magia, así que hacen más daño que las normales.
Asiento, mis antebrazos arden como una quemadura y tengo que frotarlos más seguido, mierda.
El sol sigue en su cenit y el calor se hace cada vez más insoportable, el aire frío que da a mi espalda no es buena señal.
—Bien serán equipo de apoyo, lo que sea que esté cerca no es para combatir cuerpo contra cuerpo.—miro a la chica de cabello azul—, Te pediré solo un favor.
Ella se queda quieta como si estuviera esperando lo peor, Diariam se acerca a mí como si tuviera que intervenir mis palabras.
—Necesito que dispares cuando te lo pida y eso es no dudar–suspiro y jalo mi trenza— vez a esa chica de aquí, bueno ella es la única de aquí que de verdad salvaría si todos nos vamos al averno, así que no te pido que me salves porque yo no lo haré más allá de mi deber, sin embargo, necesito que dispares como si fuera la flecha que dictará tu vida.
Algo en mis palabras hace que se relaje, encuentro los ojos de los cuatro en Diariam, aunque no tengo tiempo de replicar nada porque mis brazos arden más.
—Mierda, Mierda—Digo en voz alta—Diariam necesito que cortes las mangas ahora, joder.
Mi chica no hace pregunta y saca una daga de su muslo y empieza a cortar hasta el codo.
—¿Hasta dónde? —sus ojos reflejan preocupación—Ravenna, mierda parecen quemaduras.
Observó mis antebrazos preocupada, no tengo tiempo para esta mierda. Diariam trae un trapo mojado y lo pone en mi brazo.
—No ayuda—mi espalda empieza a sentir el aire helado y empujo a Diariam a donde están los otros cuatro chicos.
Ellos se tambalean hacia atrás, atrapándola, mientras me giro con la daga en mano lanzándola hacia el vacío lugar frente a mi, aunque el chillido de pesadillas que jamás voy a borrar de mi cabeza de esa noche, resuena en el desierto.
El sol aumenta, las ondas de calor se dispersan y una temperatura helada antinatural hace presencia.
—Grettel—Gritó, eso hace que empiece a volar más bajo—Necesito que me des un informe completo del terreno, y si Aodh tiene algo que decir sobre esta criatura. –cuando él no-muerto deja de chillar suelto un torrente rápido de palabras–Nadie da un paso, ni hace ningún ruido.
Siento el golpe mental de Diariam pero no es momento aún, Grettel hace un enlace con todos, incluyendo los cuatro nuevos cadetes.
—Un terreno con poco espacio de cobertura, todos los flancos están abiertos. Lo más cercano son las ruinas de Terra.–hace una pausa–Aodh dice que es un Narch marbh, que tu sabes que es. Que si necesitas algo es solo llamar, tienes la esencia.
—¿Llamar?—Diariam hace eco a mi pensamiento.
—Si llamar, es lo único que dijo.—Grettel se queda en silencio y Borris es el siguiente en hablar.
—Vamos chica, ¿qué demonios hiciste para atraer esa cosa?
Su voz me irrita, antes de que pueda responder, una voz profunda habla, el amigo de Zeth creo
—Los Narch marbh en su traducción sería un no-muerto, no se puede pelear con su especie a menos que se acabe con el que lo invoco.
—No, es una especie salvaje, se mueve por objetivo de comer y si su presa se mueve es más fácil—respondo roboticamente, mientras analizo a la criatura.
Bien tengo dos opciones esperar hasta que anochezca para poder movernos sin ser detectados o ¿intentar llamar al gran dragón negro? La dos me parece más sensata.
Todo el mundo se tensa cuando mi voz hace eco en el desierto.
—¡OJOS DORADOS!—Retrocedo dos pasos cuando la criatura se voltea, mierda— ¡OJOS DORADOS SE QUE ESTÁS POR AHÍ!
Mis brazos se calientan y duelen peor, mi grito es ahogado cuando lo retengo, las sombras salen de mis brazos haciendo que el dolor se apague y dos ojos dorados con un iris vertical me observan desde mi lado derecho.
Los susurros de los Dariam y los otros cuatro chicos resuenan en mi espalda.
—Hola chico bonito, ¿crees que puedes solidificarse o algo así?
La voz profunda y como de un adolescente resuena en cabeza.
"Puede ser, ¿hay una cena para mí?
—¿Cena? ¿Eres el de ojos rojos?
"Claro que no. Mi especie fue casi extinta por las guerras y decidimos ser parte de algo más importante después de eso. Somos especies relativamente distintas al Dragón sombrío"
Hace un silencio antes de seguir.
"Quiero decir, somos de la especie Drake, muchos de nosotros éramos terrestres, los únicos que sobrevivimos a las últimas guerras fuimos nosotros cuatro, y decidimos pasar más tiempo en un cuerpo corpóreo y unirnos a al Dragón sombrío, somos más una extensión de él ahora"
Me sorprende saber que las guerras fueron causantes de muchas extinciones también y no solo del ser humano.
Asiento sabiendo que puede verme claramente.
—¿Él puede venir?—la negación llega en forma de golpe en mi cabeza—¿Ustedes pueden ayudar?
"Si cuando él está lejos, nosotros hacemos el trabajo para terminar la tarea más rápido. Sin embargo, la luz nos hace un poco más débiles, ya que no estamos acostumbrados a estar de manera física"
—Entiendo, ¿pueden entretenerlo entonces? Podemos prepararnos para la huida.
"Eso será más fácil, podemos volver a ti luego, ya que conocemos tu marca..."
Su voz se apaga a medida que termina la frase. Parece que alguien dio más información que no debía, pero no hago preguntas. Ellos salen de mis antebrazos, frente a mí se alza una criatura imponente, su figura recubierta por placas oscuras que semejan una armadura natural, forjada por años en el abismo. Su cuerpo musculoso, diseñado para la caza y la batalla, está cubierto de escamas negras como la noche, con destellos dorados que parecen brasas encendidas. De su cabeza brotan afilados cuernos que se proyectan hacia atrás, dándole un aire majestuoso y aterrador. Sus ojos, profundos y brillantes, te observan con una intensidad feroz, como si pudieran ver a través de tu alma. Las zarpas, largas y curvadas, se clavan en el suelo arenoso, mientras su cola, gruesa y poderosa, se extiende tras él, balanceándose con una paciencia calculada. Es de un tamaño un poco más grande, tal vez tres metros de altura.
—Mierda, ¿por eso te dolían los brazos?–Diariam suena incrédula—, Claro olvidaste darme detalles de qué pasó en esa cueva ¿no? Joder, dame un plan Ravenna.
—Ellos se encargarán de entretenerlo, ahora cuando diga todos a los caballos, hay un caballo de más, dos de ustedes pueden ir en él, los demás entre Diariam y yo o Borris,ustedes deciden.
"Nos quedaremos, es de tipo salvaje, apenas lo acorralemos deberían irse" la voz diferente a la primera resuena en mi cabeza y veo cual de todos es, aunque no puedo captarlo.
Ellos se separan rodeándolo, y doy la orden de que todos se muevan, Borris es el único que se queda para poder proteger nuestras espaldas.
Zeth se dirige hacia mí y eso parece desconcertarme, hago caso omiso a eso. La chica de pelo azul va con Diariam y los otros dos en el caballo libre.
Todos salen, es cuando monto, Zeth se hace detrás comenzamos a trotar jaló las riendas hacia la izquierda para ver las protecciones, los soldados han desaparecido y están puestas en su lugar, y corro hacia donde está la creatura.
—¿Qué diablos haces?—Zeth grita por encima del viento—vamos directo a esas cosas.
Uno de los Drakes se voltea hacia mí y se disuelve en sombras aferrándose a mi antebrazo de nuevo.
"¿Qué haces? es la dirección incorrecta" ojos dorados me miran
—¿Tiras fuego o algo así?–preguntó antes de bajar la velocidad.
"Claro que lo hago, soy un Drake"
—Bien entonces, hazlo y que los demás se aferren a mí.
—¡Las sombras hablan!–la voz de Zeth resuena más como afirmación a pregunta–ellos parecen Drakes, eran criaturas importantes para los de Aredun.
"Él tiene razón" "Puedo hacerlo, ¿no quieres dejarnos atrás? ¿Por qué?
La pregunta me toma desprevenida pero igual contesto.
—No podría ser responsable de que se desvanezcan.
"Mmm, interesante"
El vuelve a lanzarse y tomar un cuerpo físico y luego su cuello se pone de un tono azulado casi negro, y es cuando llamas negras salen de su boca. Los demás se desvanecen y se aferran a mis antebrazos.
Tiro de las riendas para girarme e ir en la dirección donde se fueron los demás, el Drake termina de soltar el fuego, la criatura chilla mucho más fuerte que antes como si de verdad el fuego la quemara, y luego el Drake se desvanece se enrosca en mi brazo derecho.
Pasamos dos horas corriendo a lo quedan nuestros caballos, hasta que llegamos a las ruinas de Terra, el ambiente aceitoso de la muerte se desliza por nuestro cuerpo, cuando por fin dejamos de correr.
El sol ha empezado a bajar y la humedad de las piedras en ruinas es un suspiro de frescura. Pero mis brazos queman como si las sombras trataran de fundirse en mí de nuevo pero me advirtieran que esté atenta a mi entorno. La voz del Dragón rojo resuena en mi cabeza como una acaricia grotesca pero delicada a la vez.
"Hiciste que mis chicos trabajaran para una comida rostizada, pero no los dejaste atrás, te lo agradezco"
Y tan rápido como sus palabras me golpearon se fueron.
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CENIZAS DE UN IMPERIO
FantasyRavenna está descubriéndose así misma mientras se propone convertirse en la mejor jinete y soldado de la academia. No esperaba ser la jinete del último dragón negro sombrío espectral. Empieza a descubrir secretos del pasado que hacen que el presente...