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—¿Puedes levantar un poco más tu extremo? —Zee gruñó mientras avanzaba con el armario hacia la puerta

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—¿Puedes levantar un poco más tu extremo? —Zee gruñó mientras avanzaba con el armario hacia la puerta.

Mis músculos ardían mientras trataba de levantar la esquina del gran mueble.

—Lo estoy intentando. Es tan pesado.

Soltó una risa exasperada.

—Trata más duro.

Aspiré profundamente y di todo lo que tenía. Milagrosamente, el armario se deslizó sobre el umbral elevado, y Zee pudo empujar el armario hasta el fondo de la puerta. Se apoyó en el armario, respirando con dificultad. Cuando miró hacia arriba, abrió mucho los ojos.

—Por favor, nunca compres otro mueble tan grande.

—Te dije que era gratis. ¿Cómo podría decir que no? —Le di unas palmaditas en el acabado liso de caoba. —Ya no hacen muebles como este.

Hizo una mueca, mientras arqueaba la espalda.

—Gracias a Dios.

—Por suerte para ti, quiero esto en el estudio de abajo, no en el de arriba.

—Habría tenido que contratar a alguien si hubiera querido que lo llevaran ahí. Nos mataríamos intentándolo.

—Supongo que no se le puede pedir mucho a un amigo. —Sonreí. —¿Continuamos?

Hizo una mueca.

—¿No podemos dejarlo aquí? —Miró el pequeño rincón donde colgaba abrigos que tenía un pequeño banco debajo. —Podríamos sentarnos ahí y ver películas.

Sonreí.

—Buen intento. Pero no hay ningún enchufe eléctrico en este pasillo.

—Tengo un cable de extensión de 200 pies en mi camioneta. Puedes tenerlo. —Sus labios se crisparon.

Agarré mi esquina del gran mueble.

—Vamos, Lazy Bones. Avancemos.

Se secó la frente sudorosa con el dorso del brazo.

—Okay.

Nos tomó otra media hora llevar el armario al estudio. Cuando terminamos, ambos estábamos cubiertos de sudor y exhaustos. Me derrumbé en el sofá y Zee también lo hizo. Tuve que apreciar el buen compañero que había sido durante toda la tarea. Había hecho un montón de bromas, pero ni una sola vez se quejó de verdad por ayudarme.

Exhaló un largo suspiro y volvió la cabeza para mirarme. Tenía un mechón de pelo en la frente y su sonrisa era cálida.

—Esto fue divertido.

Me reí.

—¿En serio?

—Me gusta ayudarte. —Sus ojos escanearon mi rostro, deteniéndose en mi boca. Se aclaró la garganta y miró hacia otro lado. —¿Necesitas que modifique su posición en absoluto?

Cowboy - ZeeNuNew 🍼 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora